Imagen MCXozulu En el inframundo de las prisiones de Estados Unidos, hay que deshacerse de todas las suposiciones médicas que uno trae del llamado mundo libre. Hemos sido condicionados a ver a las enfermeras como dulces fuentes de consuelo y a los doctores como personas dedicadas a curar a los enfermos y aliviar nuestro […]
Imagen MCXozulu
En el inframundo de las prisiones de Estados Unidos, hay que deshacerse de todas las suposiciones médicas que uno trae del llamado mundo libre.
Hemos sido condicionados a ver a las enfermeras como dulces fuentes de consuelo y a los doctores como personas dedicadas a curar a los enfermos y aliviar nuestro dolor.
En prisión, nuevas reglas rigen la medicina y la atención médica.
Aquí el dinero manda. Las personas enfermas son prácticamente ignoradas.
Esto puede parecer severo, pero les aseguro que la realidad es aún más severa.
Hace poco escribí sobre un abogado autodidacta en prisión que se llama Dennis ‘Solo’ McKeithan y su batalla para recibir tratamiento para el doloroso trastorno nervioso conocido como culebrilla.
Mientras leí la transcripción del proceso, encontré los notables comentarios y preguntas del juez instructivos.
Él preguntó esencialmente si la empresa contratada por el Departamento de Correcciones (DOC) para proporcionar atención médica tendría un conflicto, porque como una empresa privada, sus intereses eran ganar dinero al negarse a proveer los medicamentos que los presos necesitaban. El testigo negó la sugerencia, pero el juez había tocado un nervio.
Desde el año 2015 hasta la fecha, mis abogados y yo hemos estado exigiendo un tratamiento verdadero para mi infección de Hepatitis C.
Inicialmente el DOC presentó una falsa declaración jurada para justificar que un magistrado federal desechara mi demanda. El DOC argumentó que mi Hepatitis iba bien, que podría durar años sin tratamiento.
Un juez federal no estaba de acuerdo con esto y celebró una audiencia que demostró la falsedad de la declaración jurada. Unos meses después, el mismo juez declaró que el protocolo del DOC era anti-constitucional.
El DOC respondió que mi Hepatitis C estaba en un nivel bajo. De nuevo, el juez discrepó, declaró anti-constitucional el protocolo por segunda vez y ordenó mi tratamiento.
El DOC esencialmente hizo caso omiso del dictamen durante casi dos meses.
A principios de esta semana, me hicieron análisis adicionales. Los resultados acaban de llegar.
No sólo tengo Hepatitis C muy avanzada, sino también cirrosis del hígado, llamado F4, porque el DOC no quería gastar el dinero para tratar mi infección. El DOC dijo que le costaría seis cientos millones de dólares.
A mí solo me puede costar la vida.
Desde la nación encarcelada soy Mumia Abu-Jamal.
-©’17maj 31 de marzo de 2017 Audio grabado por Noelle Hanrahan: www.prisonradio.org Texto circulado por Fatirah [email protected]
Traducción Amig@s de Mumia, México
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