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La impunidad y las torturas franquistas -bañera, pato, quirófano- en el Born barcelonés

Fuentes: Rebelión

Un consejo de amiga: vayan, no se la pierdan. Es una exposición sobre las torturas del fascismo en Barcelona. Y también sobre la impunidad. Su título: «Això em va passar», esto me pasó. A la información que ha aparecido en el País de Cataluña [1] le acompaña una breve columna sobre métodos de tortura y […]


Un consejo de amiga: vayan, no se la pierdan. Es una exposición sobre las torturas del fascismo en Barcelona. Y también sobre la impunidad. Su título: «Això em va passar», esto me pasó.

A la información que ha aparecido en el País de Cataluña [1] le acompaña una breve columna sobre métodos de tortura y muerte en ocasiones. Dice así:

«Método alemán, de crueldad extrema, o americano, basado en la presión psicológica. En Barcelona, se alternaban los dos en función del agente que realizaba el interrogatorio. Tres eran las formas de interrogar en la ciudad, a cual más cruel: la bañera, en la que se obligaba tragar agua sucia y excrementos hasta hablar; el pato, en la que al detenido agachado se le ataban las manos por debajo de las rodillas, y el quirófano, en la que se golpeaba el cuerpo mientras se le estiraba de los pies y las manos.»

Esas formas de interrogar en la ciudad afectaron, como es sabido, a luchadoras antifascistas y comunistas no siempre recordadas. También a compañeros por supuesto.

Esas formas de interrogar no afectaron a todos. Algunos las protagonizaban o las alentaban. Sacaban rédito político y crematístico de la situación. No todos estuvimos contra el fascismo.

Esas formas de interrogar rompían en mil pedazos cualquier consideración sobre derechos humanos.

Esas formas de interrogar mostraban el verdadero rostro de los 25 años de paz fascista.

Esas formas de interrogar exigían agentes torturadores que tenían nombres y apellidos.

Esas formas de interrogar tenían un exponente máximo en la figura de los hermanos Creix, Antonio Juan y Vicente, que hablaban, estos sí, catalán en la intimidad.

Esas formas de interrogar, también otras, quedaron impunes. De lo que se puede hablar, nos dijeron, lo mejor es el silencio.

Esas formas asesinas y fascistas de torturar no han posibilitado que ningún torturador haya admitido sus prácticas. La impunidad,hasta el momento, es total, sin excepciones. Ni uno sólo de estos torturadores ha sido castigado por sus prácticas criminales.

Algunos de estos «héroes fascistas» fueron ascendidos. Un ejemplo destacado y recordado: Antonio González Pacheco, Billy el Niño. Fue en tiempos de Martín Villa, un hombre del Régimen fascista considerado un gran héroe de la transición. ¿Recordamos Vitoria?

Con estas formas de interrogar muchas compañeras quedaron tocadas para siempre. También los compañeros, de acuerdo. No me olvido, por ejemplo, de Miguel Núñez, de Quim Boix o de Paco Téllez. Los he conocido, les conozco. A Trinidad Herrero, tenía entonces 19 años, se le acusó de militar en el FRAP (yo también milité en ese grupo pero tuve suerte, ella no). Su testimonio: «Me impresionaba mucho oír como torturaban a otros compañeros, los gritos, los golpes,… También me daba náuseas lo que decían sobre el sexo, que me meterían una pistola por el coño, que me darían patadas. Durante un mes no pude dormir recordándolo». No fue solo una amenaza. Lo de la pistola y el coño lo hicieron, no sólo lo dijeron, más de una vez. Existían torturas específicas contras las mujeres. No sólo esa: la amenaza de violación, la violación practica, a veces reiterada, era otra.

Esas formas de interrogar tuvieron un centro neurálgico: la Jefatura Superior de Policía, el centro de tortura del fascismo en Barcelona. Cerca de allí hay una estatua en torno de Francesc Cambó… Y una avenida que lleva su nombre.

Esas formas de interrogar se mantuvieron tal cual durante bastante tiempo después de la muerte del general golpista. Una ilustración: el trabajador de la construcción, ahora jubilado, el camarada Paco Téllez.

Ese centro, que fue un centro de tortura, no tiene ninguna placa que lo identifique, que recuerde lo que fue: un espacio de tortura y de muerte.

¿Alguien osó hablar alguna vez de transición modélica? ¿Modélica? ¿Modelo de qué?

¿No es este también otro nudo-mundo fraternal que nos une a tantas compañeras y compañeros del resto de España,también ellas y ellos torturadas y castigadas? ¿También queremos separarnos de estas gentes? ¿Un muro entre torturadas es. y torturadas .cat? ¿No es absurdo, incluso una impiedad?

Nota:

1) José Ángel Montañés, «Las torturas franquistas, en el Born». El País-Cataluña, 28 de septiembre de 2016, p. 8.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.