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La indecencia de Convergencia

Fuentes: Rebelión

Uno no puede mirar sin cierto asombro como se están sucediendo los acontecimientos en Catalunya. Cualquier espíritu con una cierta sensibilidad social tendría el derecho a vomitar. Se recorta en sanidad, en educación, en prestaciones, en derechos laborales y sindicales, se aumentan jornadas, se cierran centros de salud y urgencias, se implantan nuevos impuestos, se […]

Uno no puede mirar sin cierto asombro como se están sucediendo los acontecimientos en Catalunya.

Cualquier espíritu con una cierta sensibilidad social tendría el derecho a vomitar. Se recorta en sanidad, en educación, en prestaciones, en derechos laborales y sindicales, se aumentan jornadas, se cierran centros de salud y urgencias, se implantan nuevos impuestos, se gravan los medicamentos y las estancias hoteleras, se privatizan servicios y lo último, se privatizan los parques y jardines públicos y se descuentan, ilegal y fraudulentamente, retenciones del IRPF de nóminas extraordinarias, vergonzosamente aplazadas y no abonadas.

Todo ello en nombre de un ahorro y de una salud económica que solo afecta a determinados sectores de la población. Una borrachera de liberalismo en vena. La derecha catalana, no por nacionalista menos derecha, pretende acabar el mundo en dos comicios. Se presentan a unas elecciones, las ganan ocultándole a todo el mundo que es lo que pensaban hacer en el supuesto de gobernar y cuando están en el poder, abusan con descaro y alevosía.

Le hacen el «trabajo sucio» al PP patriotero y le enseñan el camino de los borregos. ¡No queríais derecha, pues tomad derecha! Hace tiempo que el ejercicio de la política es una indecencia, pero aquí, Convergencia, (el pareado es a propósito) está sobrepasando «todas las líneas rojas».

Alistados en los más rancios postulados del ultra liberalismo y del merkezarkosismo paneuropeo, esta convergencia de macarras y demócratas cristianos de aluvión están amontonando las cenizas del estado de bienestar para regocijo de fascistas y patronales varias. Son, en el mejor de los casos, una vergüenza. Nacional y nacionalista.

La cosecha de los Más, Durán, Mas-Colell, Mascarell y el fascista de Puig mueven entre la náusea y la repugnancia. Sus rostros no son ilegibles, transubstanciados, son los mismos que hemos podido ver y padecer en cualquier mal gobierno de la derecha del perro mundo. Su política es una saturación, archiconocida, estéril, inútil, intercambiable: socializar las pérdidas y privatizar las ganancias, palo a los débiles y zanahoria a los poderosos.

Artur Mas y Gavarró y sus «nois» se han ganado una invitación a la próxima reunión del Club de Bilderberg o de la Trilateral. En fin, allí pueden «converger», como aprendices de brujo, con Esperanza Aguirre o Dolores de Cospedal. Que estas si que son brujas de verdad. Y con escoba y todo.

La estupidez es el camino más directo al paroxismo.

Blog del autor: http://lucasleonsimon.wordpress.com/2011/12/23/la-indecencia-de-convergencia/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.