Una promesa más, otro fraude más. Nuevamente en EEUU se evidencia que los inmigrantes latinos sin el green card, bajo el gobierno de Obama y en plena crisis económica no conquistarán normas que favorezcan el reconocimiento de sus derechos. A menos que la presión social haga hacer ceder los planes de los sectores de poder […]
Una promesa más, otro fraude más. Nuevamente en EEUU se evidencia que los inmigrantes latinos sin el green card, bajo el gobierno de Obama y en plena crisis económica no conquistarán normas que favorezcan el reconocimiento de sus derechos. A menos que la presión social haga hacer ceder los planes de los sectores de poder más conservadores. Y eso, en Norteamérica, no esta fácil.
En mayo de 2006 se presenciaron movilizaciones bien organizadas de los inmigrantes latinos. ¿Qué aspiraban? Reconocimiento de sus derechos civiles. No se cumplió el objetivo.
Años después, la crisis económica generó sus consecuencias a la clase trabajadora en EEUU, mayor endeudamiento y desocupación, la pérdida de los hogares de cientos de miles de norteamericanos. Entre las medidas que decidió la clase política en esta situación fue la de acorralar a los inmigrantes, sacarlos del camino con las leyes antiinmigrantes como las de Arizona y Georgia. Además se aplica a nivel nacional el Programa Comunidades Seguras. Resultado esperado: más puestos de empleo para los norteamericanos.
Ambas medidas otorgan niveles de discrecionalidad a los organismos correspondientes para sacar a los inmigrantes del país, sin importar familia ni trabajo, bajo la justificación indagar si han cometido alguna infracción.
Nuevamente se dan las condiciones para articular un movimiento contra la discriminación, por el reconocimiento de sus derechos civiles, pero ¿Qué retos quedan en el horizonte?
El movimiento de los derechos civiles de los años 60 movilizó al pueblo afroamericano en conjunto, sumándose sectores progresistas de diversas corrientes, sus metas políticas eran claras y abarcaron más temas polémicos como el rechazo a la guerra en Vietnam. Fue perseverante y decidido, hasta donde pudo llegar ¿Qué se puede rescatar de esa experiencia?
Históricamente el racismo fue la justificación perfecta para dividir y enfrentar a la clase trabajadora: blancos contra negros. Así ganaban adeptos entre los blancos pobres contra los pobres negros. Ahora enfrentan estadounidenses contra inmigrantes. ¿Será posible levantar banderas que unifiquen los gringos e inmigrantes, ambos trabajadores o desocupados, que además van a pelear guerras que no son suyas?
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.