Por muy mal que nos cayese el personaje, es evidente que no se exilió cuando pudo, ni se suicidó, sino que murió en el combate. A mí personalmente no me despierta ningún deseo de resucitarlo y abrazarlo, entre otras consideraciones porque detestaba a Gadafi desde que entregó en julio de 1976 a los dirigentes comunistas […]
Por muy mal que nos cayese el personaje, es evidente que no se exilió cuando pudo, ni se suicidó, sino que murió en el combate. A mí personalmente no me despierta ningún deseo de resucitarlo y abrazarlo, entre otras consideraciones porque detestaba a Gadafi desde que entregó en julio de 1976 a los dirigentes comunistas de Sudán a su amigo el dictador Numeiry, quien los asesinó. Pero, para muchos libios, los que lo adoraban en vida, para el millón y medio que se manifestó en pleno fragor bélico por las calles de Trípoli apoyándolo, y para muchos más repartidos por los pueblos y ciudades del amplio territorio libio, para ellos hoy es un héroe. Para las mujeres libias aterrorizadas por la decisión del jefe del Consejo Nacional de Transición (CNT), Mustafa Abdul-Jalil, de adoptar la ley islámica (sharia) como base de la legislación en Libia, que ven perder unos derechos de la mujer adquiridos durante el gobierno de Gadafi e inéditos en la mayoría de los países árabes, para la mujer libia como para los centenares de miles de familias que han sufrido los rigores de una cruel, injusta e innecesaria guerra imperialista, y que han perdido sus hogares, sus bienes y seres queridos por los bombardeos de la OTAN, para ellos Gadafi ha caído por ellos, es un mártir que se sacrificó luchando por ellos.
Las imágenes del linchamiento y asesinato de Gadafi es normal que resulten visualmente insoportable, aunque no para la imperialista señora Clinton que no ocultó sus carcajadas de felicidad como muy bien describió Santiago Alba en » Gadafi cayó en su propio cuerpo , pero más aberrante y sarcástico hubiese sido, como éste sugiere, el haber sido llevado ante un tribunal, pues de ser en la Libia ocupada por la OTAN no sería sino un Tribunal con jueces como Mustafa Abdul-Jalil quien fue el cruel Ministro de Justicia de Gadafi en la truculenta historia de las enfermeras búlgaras, y de ser puesto a disposición de la Corte Penal Internacional, ya sabemos lo que se puede esperar de esa farsa de Tribunal encargado de juzgar a los que EEUU y aliados quieran pero nunca a los ciudadanos de EEUU. ¿Cabría otro posible tribunal? No.
No basta con no aplaudir aunque «entendiendo» la saña de los ejecutores de Gadafi, y escandalizarse con el jolgorio de la Cilnton, y atribuir la carnicería a unos exaltados jóvenes henchidos de venganza justiciera, hay que ir más lejos, porque el asesinato de Gadafi es, de momento, la culminación de una guerra colonial contra un país. Resulta que hemos podido ver y oído vídeos (y siguen apareciendo más) en los que se escuchan voces transmitiendo la orden de ejecutar a Gadafi. A los colonialistas no les convenía mantener vivo a Gadafi, los inductores de la ejecución probablemente estaban en Washington.
Permítaseme reproducir la sagaz observación de Pepe Escobar sobre el asunto en De cómo Occidente ganó en Libia (Rebelión 22-10-2011 ): » Gadafi habría sido sobre todo un huésped molesto de la Corte Penal Internacional en La Haya, porque habría disfrutado recordándoles a todos los besamanos, los cálidos abrazos y los acuerdos jugosos que Occidente estaba mendigando cerrar después de que fuera promovido de «Perro Loco» (Ronald Reagan) a «nuestro hijo de puta». También iba a deleitarse detallando todos los turbios antecedentes de esos oportunistas que ahora intentan pasar por «revolucionarios» y «demócratas».»
Santiago Alba, también da a entender, aunque implícitamente, la misma autoría cuando achaca a Gadafi el «inmenso error: de poner su destino hace diez años en manos de otros monstruos, más fuertes que él, que no podían perdonarle la vida.» Naturalmente esos poderosos monstruos que no le han perdonado la vida no han sido «los vengadores del cerco de Misrata» sino los oligarcas imperialistas.
Ante el panorama resultante de lo que bien intencionados intelectuales de izquierda llamaron y llaman «sublevación popular», en el que detrás de las intenciones de implantar una sharia ‘suavizada’ destaca manifiestamente no ya la presencia de fanáticos islamistas sino el gran peso que éstos tienen entre el variopinto conglomerado de grupos (por los saqueos a algunos habría que denominar «bandas») de esta nueva Libia «liberada» gracias a la maquinaria de guerra más poderosa y destructiva que ha existido jamás, ante este panorama, es comprensible según el testimonio de Franklin Lamb El Frente de Liberación de Libia se organiza en el Sáhel (Rebelión 06-11-2011) que como ocurrió en Irak cuando desde un portaviones Bush celebró el final de la guerra como un par de años antes de que acabara, en Libia el triunfo de la OTAN no sea sino una victoria pírrica, y que la auténtica sublevación popular, esta vez anticolonial, esté por comenzar.
Esperemos que esta vez la sublevación no sea cruenta y el anticolonialismo se dirima como pretende el Frente de Liberación de Libia por la vía política: «El FLL tiene proyectos militares y políticos. Uno de estos últimos es competir por cada voto en la elección prometida para el próximo verano».
A las potencias occidentales no les importará que en un futuro se instale en Libia un gobierno que eleve a la categoría de mártir de la patria a Gadafi, siempre y cuando ese gobierno no atente contra sus intereses económicos y estratégicos. Si el FLL, ya se verá, reivindicándose o no del ‘gadafismo’, pretende realmente ser una fuerza que defienda los intereses libios frente a las multinacionales del petróleo y preservar la independencia de la nación Libia frente a los planes geoestratégicos de EEUU, será muy difícil que esas intenciones puedan encausarse solamente por la vía política, de ahí que el FLL aproveche, a mi juicio acertádamente, las condiciones topográficas del Sáhel » de protección, sitio de reunión de armas e instalaciones de almacenamiento, para campos de entrenamiento y escondites así como una formidable base para los que trabajan organizando el creciente Frente Libio de Liberación. La región del Sáhel es sólo uno de múltiples sitios que se preparan para la próxima fase de resistencia contra los rebeldes de la OTAN, dirigida por miembros de las tribus Gadafi y Wafalla».
Surge una irremediable y molesta pregunta ¿La aparición en la escena política y quizá militar del FLL, volverá a provocar esta especie de cisma entre los que nos consideramos de izquierda, como ha ocurrido hasta ahora, frente al conflicto libio?
Confío en que no. Porque esta vez sin sanguinaria dictadura gadafista que derribar ni civiles a los que proteger de ella, según nos han vendido, los campos estén más claramente definidos y podamos todos juntos apoyar la lucha de liberación de un pueblo…. ¡como hacíamos en otros tiempos!
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.