En los últimos meses se han producido importantes cambios políticos en Zimbabwe, aunque no han sido probablemente los que el Reino Unido y otros países occidentales esperaban. El presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, no ha sido derrocado. De hecho, su poder parece crecer día tras día, debido a la seria crisis que ha dividido al […]
En los últimos meses se han producido importantes cambios políticos en Zimbabwe, aunque no han sido probablemente los que el Reino Unido y otros países occidentales esperaban. El presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, no ha sido derrocado. De hecho, su poder parece crecer día tras día, debido a la seria crisis que ha dividido al Movimiento por el Cambio Democrático (MDC), el principal partido de la oposición. Según los analistas de Zimbabwe, esta crisis degenerará probablemente en una división permanente y debilitará seriamente a la oposición, que será incapaz de desafiar el poder de Mugabe durante un largo tiempo.
El Movimiento por el Cambio Democrático ha supuesto el mayor desafío al que el ZANU-PF, el partido gobernante en el país, que está liderado por Mugabe, ha tenido que hacer frente desde que llegó al poder tras la independencia de Zimbabwe en 1980. Fundado en septiembre de 1999, el MDC es una coalición de sindicalistas, religiosos y líderes de otras organizaciones. El MDC consiguió 57 de los 120 escaños en las elecciones de 2000, pese a la violencia y el fraude electoral. El partido recibe apoyos tanto de miembros de la etnia mayoritaria, los Shona, como de otra minoritaria, los Ndebele, y también de ciudadanos negros y blancos.
La crisis estalló cuando el líder del MDC, Morgan Tsvangirai acusó a algunos líderes de apoyar la participación del partido en las elecciones al Senado del 26 de noviembre. Previamente, Tsvangirai había hecho un llamamiento a la población de Zimbabwe para boicotear las elecciones, en las que el gobernante ZANU-PF conseguiría una victoria aplastante. Esta decisión fue criticada por Gibson Sibanda, vicepresidente del partido y un antiguo sindicalista; Welshman Ncube, su secretario general; y Paul Themba-Nyathi, su portavoz, que apoyaban la participación.
Sibanda y Ncube acusaron a Tsvangirai de ignorar unilateralmente la decisión del Consejo Nacional del MDC de concurrir a las elecciones al Senado, que fue tomada el pasado mes de octubre. Tsvangirai afirmó que el participar en estas elecciones significaría malgastar el dinero porque el ZANU-PF dominaría dicha institución de todas formas. Sin embargo, otros líderes manifestaron que el boicot ayudaría al partido gubernamental a controlar todos los distritos, algo que no podría hacer a través de unas elecciones. También acusaron a Tsvangirai de mantener un comportamiento dictatorial. «¿Qué tipo de futuro podemos esperar si el actual presidente del partido, cuando pierde unas elecciones libres y democráticas, las anula?». La mayor parte de los diputados del MDC también apoyan a la facción pro-participación. Sin embargo, la mayoría de los miembros del partido parecen apoyar a Tsvangirai, incluyendo las organizaciones de juventud y las de mujeres.
Una división en el MDC tendrá importantes consecuencias políticas. El gobierno de Sudáfrica considera que la mejor opción para el futuro del país sería un acuerdo político entre el MDC y los líderes más reformistas del ZANU-PF, tales como el ministro de Justicia, Patrick Chinamasa, que podría dar al país la estabilidad necesaria tras la muerte de Mugabe. Sin embargo, la actual crisis en el MDC podría socavar estos planes.
Algunos intentos dirigidos a alentar un diálogo entre ambas fuerzas políticas fracasaron en 2002 debido a la negativa del MDC a retirar una demanda legal contra el gobierno de Mugabe por el supuesto fraude en las elecciones presidenciales. Ahora, Mugabe estará seguramente menos inclinado a iniciar negociaciones con un MDC dividido y debilitado. De hecho, Mugabe podría alentar más divisiones en el partido con el fin de debilitarlo aún más.
Tsvangirai y sus rivales parecen querer llevar la crisis hasta las últimas consecuencias. En un reciente encuentro, el líder del MDC anunció la expulsión de 26 candidatos del partido que habían decidido concurrir a las elecciones e ignorar sus llamamientos en favor del boicot. «Una cosa clara es que aquellos que se muestran a favor de participar en las elecciones han sido sobornados por el ZANU-PF para desestabilizar a la oposición,» señaló.
Poco después, Themba-Nyathi respondió a Tsvangirai: «La gente de Zimbabwe sabe ahora que Tsvangirai no es una persona capaz de dirigir este país. Nadie tiene duda de que Zimbabwe es un país que no debería de soportar la carga de tener a este hombre como presidente.» Él también negó las afirmaciones de Tsvangirai de que los líderes pro-participación «están siendo sobornados por el ZANU-PF». «Nuestros líderes, Sibanda y Ncube son personas con unos elevados principios e integridad,» señaló Themba-Nyathi. «La expulsión de los que concurren en las elecciones al Senado es nula e invalida – Tsvangirai está violando de nuevo los estatutos, violando los procedimientos del MDC.» El consejo disciplinario del partido, que está controlado por los líderes pro-participación, decidió suspender a Tsangirai como líder del partido. Sin embargo, un tribunal anuló esta decisión.
Como los críticos del MDC esperaban, el boicot del partido ayudó al ZANU-PF a obtener una mayoría de escaños en las elecciones al Senado. El partido gobernante consiguió 16 senadores más y fue el único partido en concurrir en 19 de las 50 circunscripciones. Sin embargo, los candidatos del MDC obtuvieron cinco escaños en Bulamayo, un buen resultado que llevó a la facción pro-participación del partido a sentirse vindicada. Por su parte, Tsvingirai utilizó la baja participación en las elecciones para afirmar que los votantes habían escuchado sus llamamientos en favor del boicot y prometió que el MDC se prepararía ahora para tomar las calles en lugar de concurrir a nuevas elecciones.
De este modo, los problemas internos del MDC provocarán probablemente una seria división en el seno de la oposición de Zimbabwe. La seriedad de la situación se hizo evidente, cuando las dos facciones del partido chocaron en Bulamayo y la policía arrestó a 18 jóvenes activistas, que fueron más tarde acusados de asalto y violencia.
Diferencias étnicas La nueva fractura en el MDC ha dividido el partido en base a criterios de tipo regional y étnico, con Tsvangirai como líder de la etnia de los Shona en Harare, y Sibanda y Ncube, que son ambos Ndebeles, encabezando el grupo étnico de los Ndebeles en las provincias del sur de Zimbabwe, un territorio denominado Matabeleland. De hecho, el campo de los partidarios de la participación está compuesto casi enteramente por Ndebeles, que representan alrededor del 16% de la población de Zimbabwe.
Así pues, aunque Tsvangirai es el político más popular de la oposición del país, Sibanda, Ncube y los otros líderes disidentes poseen un sólido respaldo político en Matabeleland, que está considerado como un bastión fundamental del MDC. Por su parte, Sibanda ha declarado que podría crear un nuevo partido que promovería la creación de un nuevo estado, Matabeleland, que estaría asociado a Zimbabwe de la misma forma que Swazilandia y Lesotho están asociados a Sudáfrica.
Mientras tanto, el gran ganador de esta situación de declive del MDC es Robert Mugabe. En una reciente conferencia del ZANU-PF en Umzingwane, un exuberante Mugabe dijo a sus seguidores que la oposición no podía ya causarle más «dolores de estómago y de cabeza.» «El MDC se ha desintegrado. Ahora es sólo una completa ruina.»