Traducción del frances para Rebelión por Susana Merino
Una semana más tarde de la represión del 9 de abril último en la avenida Bourguiba, no dejan de subsistir las resonancias. La violencia de las imágenes no pueden dejar a nadie insensible, pero más allá de las imágenes, la sola violencia no puede tener más lugar de la Túnez de hoy en día. Pero entonces ¿cómo es que se llegó a ella?
Yo no voy a endosársela a cualquiera, no es lo que busco aquí, sobre todo porque el tema ha sido ya bastante mencionado . Por el contrario tampoco vamos a dejar que el bebé se vaya por el desagüe de la bañera. No se puede, dejar de recordar sin embargo, que el principio básico de la democracia pasa por el respeto a las leyes en vigor, de otro modo sería la anarquía. En Francia está prohibida toda clase de manifestaciones en la avenida de los Champs Elysées. Sin embargo nadie se ha opuesto a esta decisión y Francia continúa siendo un modelo de democracia. No se trata aquí de condenar a unos u a otros; trato en cambio de encarar el tema de otro modo, con la mayor distancia posible y sin lesionar a nadie.
Algunos no pueden oponerse al simbolismo de la avenida Bourguiba. Pero, entonces ¿por qué nadie protestó cuando esa arteria se hallaba prohibida a las manifestaciones hasta enero último? Estamos ante la radicalización de quienes se oponen a la Troika o estamos ante un progresivo regreso del aparato represivo que creíamos había desaparecido para siempre? «Los oradores alzan la voz cuando les faltan los argumentos» decía Cicerón.
Todo argumento que beneficie a unos para disculpar las provocaciones o a los otros para salir del apuro, me parece irrisorio. Hubo provocación por parte de los manifestantes que desafiaron frontalmente la prohibición de manifestar en la Avenida Bourguiba. En realidad tampoco debió haber tenido lugar tan desmesurada represión luego de la revolución del 14 de enero.»Mantengan la calma, La cólera no es un argumento»: parece decir el ministro a sus contrarios, montados rápidamente en la ola provistos de sus rosarios de invectivas, con un tono que no podía ser más vehemente. En efecto por el tono de la oposición, cuya sensibilidad está a flor de piel, pareciera que esta hubiera perdido el punto de vista esencial de esta batalla que la enfrenta al gobierno constituido. Porque a fuerza de querer desmarcarse lo más rápidamente posible de este gobierno, han olvidado de paso que la política es sino un arte al menos una ciencia o bien al mismo tiempo ambos y no ciertamente una guerra de trincheras. Porque quién va a la guerra debe saber que puede perder algunas plumas en la reyerta. Esto es mucho más cierto cuando se observan las cosas de más cerca, no se está seguro de no desembocar en un resultado en perfecta correlación con los objetivos que busca la oposición. . Habría que preguntarse también si algunos opositores no han sido tomados por borricos en esta historia. Todo depende del punto de vista en que uno se sitúe, no siempre se llegará a la misma lectura de los hechos. Quiérase o no, la oposición no puede gritar victoria tan pronto, porque el despertar puede ser duro, de modo que «cuando se ha comenzado por aceptar ciertas culebras, aunque fuere por política, se termina por aceptarlas a todas». Porque no sintiendose capaz de que se puede detener la máquina infernal lanzada para arrasar con todo a su paso, el gobierno ha encontrado la forma de contrarrestar todas esas ofensivas todas juntas. Ante una oposición que rechaza sistemáticamente todas als reformas o hasta todo cambio de personas , pareciera que estamos asistiendo a un cambio de táctica por parte del gobierno para lograr sus fines.
La protesta general puesta de manifiesto en ocasión de los recientes nombramientos de los nuevos gobernadores y delegados ha hecho reflexionar a algunos de los responsables sobre cómo deberá continuar la limpieza de la administración- Es evidente que de ahora en adelante , la tendencia será utilizar la fuerza y la agresividad del adversario como medio de alcanzar ciertos objetivos. Dicho de otro modo, no existiendo una participación de buen grado en los procesos que tienden a reformar la vida política, la oposición demasiado recalcitrante corre el riesgo de ser, muy a su pesar, manipulada. También hay que preguntarse si el objetivo buscado por el señor Larayedh que deseaba reformar su ministerio no ha sido logrado con la ayuda de esa oposición demasiado erguida en sus trece. No es imposible que el ministro no trate de usar la dinámica creada por los acontecimientos del 9 de abril en su propio favor, ubicándose por sobre la confusión y mucho mejor si caen algunas cabezas: el trabajo habrá sido hecho por otros en su lugar.
Está bien que los miembros de este gobierno hayan comprendido perfectamente las dificultades de las tareas que debían enfrentar. Parece absolutamente normal, al mismo tiempo, que hayan diseñado diferentes planes para salir de la crisis y varias maneras para abordar los diferentes obstáculos. Dicho esto el giro que han tomado los acontecimientos del 9 de abril pasado parece ser completamente para que la reforma del ministerio del interior comience de una vez. Este fue desde siempre uno de los objetivos de la revolución tunecina.
No se trata de una tarea menor ocuparse este gran espacio. Pero que por una vez esté todo el mundo de acuerdo sobre este tema, no existen razones para postergarlo para más tarde. La comisión independiente puede comenzar su investigación y la oposición no podrá chillar si caen algunas cabezas. A partir de ahí se habrá avanzado hacia las reformas sin ser inmediatamente atacado por los flancos. Es una pena que se hayan tenido que producir estos golpes de matraca para avanzar y alcanzar finalmente algunos objetivos.
Algunas figuras de la oposición llegadas, después del golpe, a rozarse con la rudeza de la revolución tendrán ciertamente otras ocasiones para descubrir una y otra vez el engaño de los ideales artificiales. Pero nos quedarán de ellos el recuerdo de algunas fotos. Fotos que agradarán ciertamente a la prensa extranjera ya que tan miopes son estos hombres y estas mujeres con sus lentes de buceo.