En violación de sus propias leyes, el ejército norteamericano envía soldados incapacitados psíquicamente a pelear en Iraq, conociendo sus limitaciones mentales, denunció hoy el diario Hartford Courant, editado en el estado de Connecticut. El periódico destaca que el Pentágono incumple con una legislación aprobada por el Congreso en 1997, en la cual se establece la […]
En violación de sus propias leyes, el ejército norteamericano envía soldados incapacitados psíquicamente a pelear en Iraq, conociendo sus limitaciones mentales, denunció hoy el diario Hartford Courant, editado en el estado de Connecticut.
El periódico destaca que el Pentágono incumple con una legislación aprobada por el Congreso en 1997, en la cual se establece la responsabilidad de los altos mandos de evaluar la estabilidad psíquica de cada soldado antes de enviarlo a la guerra.
Agrega que ,luego de examinar los expedientes de más de un millón de efectivos, se estableció que actualmente sólo uno de cada 300 es sometido a exámenes sobre su estabilidad mental.
En ocasiones, son enviados a Iraq a pesar de conocerse que se encuentran bajo tratamiento antidepresivo, precisa el rotativo.
Courant relaciona esta situación con el creciente número de uniformados norteamericanos que se suicida en aquella nación, el 20 por ciento de las muertes fuera de combates.
Recuerda que en 2005, se reportaron 22 fallecidos por esa causa.
Además, continúa, en ese año y el anterior, muchos efectivos que intentaron quitarse la vida fueron mantenidos en servicio pese a mostrar deficiencias mentales y se les recetaron medicinas sin asesoramiento facultativo.
Esto fue admitido por Elspeth Ritchie, principal experto de salud mental del ejército norteamericano, quien aceptó incluso que jóvenes quienes regresan de Iraq visiblemente traumatizados son enviados nuevamente a la guerra.
Las autoridades militares encuentran cada vez más dificultades para sustituir los efectivos que concluyen su período en Iraq, en la misma medida que se incrementan las bajas en aquella nación y el rechazo a la invasión.
Desde marzo de 2003, más de dos mil 400 militares estadounidenses murieron y otros 17 mil fueron heridos por fuerzas insurgentes.