El presidente Donald Trump declaró el viernes a un canal de televisión estadounidense que en el último momento ordenó al ejército no atacar Irán el jueves. El ataque ya estaba en marcha pero diez minutos antes de su ejecución Trump ordenó paralizarlo. La causa de esta decisión, explicó Trump, es que preguntó a sus asesores […]
El presidente Donald Trump declaró el viernes a un canal de televisión estadounidense que en el último momento ordenó al ejército no atacar Irán el jueves.
El ataque ya estaba en marcha pero diez minutos antes de su ejecución Trump ordenó paralizarlo.
La causa de esta decisión, explicó Trump, es que preguntó a sus asesores militares por una estimación sobre cuántos iraníes morirían en el ataque y los asesores le dijeron que las víctimas mortales serían unas 150.
El presidente consideró la situación y llegó a la conclusión de que sería «desproporcionado» matar a tantas personas en represalia por el derribo de un dron estadounidense sin piloto en aguas del Golfo Pérsico.
Seguramente Trump quiso mostrarse como un mandatario sensible al horror de la guerra, pero es difícil creerlo por la sencilla razón de que Estados Unidos bajo su presidencia ha demostrado una y otra vez que la «proporcionalidad» no suele entrar en sus planes.
Las razones que pudieron impulsarle a detener el ataque son un misterio. Quizá temió una respuesta contra sus buques de guerra o contra alguna de las innumerables bases militares de Estados Unidos en la región.
El argumento de la «proporcionalidad» se cae por su propio peso si atendemos a la situación militar que se vive en distintos países de la región en los que Estados Unidos está implicado hasta las cejas.
Pongamos el caso de Yemen: Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos y sus aliados, no paran de bombardear aquel país con bombas y aviones fabricados en Estados Unidos. Según una estimación, desde el comienzo de los ataques de Arabia Saudí y sus aliados, que se iniciaron en 2015, han muerto 100.000 yemeníes. El número de heridos es más alto y el número de desplazados se cuenta por millones.
Es claramente una respuesta militar totalmente «desproporcionada» en la que Trump está implicado, especialmente cuando veta las votaciones del Capitolio de suspender la venta de armas a la coalición liderada por Arabia Saudí.
Otra situación «desproporcionada» se da en la respuesta militar israelí contra los palestinos en la Franja de Gaza, que en el último año ha causado cientos de muertos y millares de heridos entre los civiles. Estos ataques también se realizan con armas fabricadas en Estados Unidos.
Después de esas escabechinas, y sin necesidad de mencionar el caso de Siria, es difícil creer que ahora le hayan entrado a Trump remordimientos por 150 iraníes de más o de menos.
Fuente: http://blogs.publico.es/balagan/2019/06/24/la-proporcionalidad-de-trump-con-iran/