· Bombas acústicas que provocan la resonancia de los órganos del cuerpo humano; bombas de sueño que ponen a domir al enemigo; bombas de ondas de pulso, que colocan a los seres humanos en posición fetal; bombas electrónicas, como las empleadas el 26 de marzo de 2003 en Irak para inutilizar las transmisiones y sistemas […]
· Bombas acústicas que provocan la resonancia de los órganos del cuerpo humano; bombas de sueño que ponen a domir al enemigo; bombas de ondas de pulso, que colocan a los seres humanos en posición fetal; bombas electrónicas, como las empleadas el 26 de marzo de 2003 en Irak para inutilizar las transmisiones y sistemas digitales de ese país… han salido de los laboratorios del Pentágono y están siendo probadas, silenciosamente, en las actuales guerras.
· Cubadebate reproduce en exclusiva un capítulo del libro de dos investigadores cubanos, que prueba cómo han sido diseñadas para imponer la voluntad de los Estados Unidos, sin necesidad de aniquilar físicamente efectivos del adversario o civiles y sin que la opinión pública sea movilizada en su contra.
La búsqueda de una asimetría con el adversario es una experiencia tan antigua como la guerra misma. Firro con su legión de elefantes derrotó a los romanos; la formación combativa básica de los hoplitas atenienses, la falange, venció a los ejércitos adversarios; Genghis Khan se impuso en las campañas de conquista gracias a la gran movilidad de su ejército mongol.
Los estrategas norteamericanos, no obstante la abrumadora superioridad militar y tecnológica de su país, le otorgan mucha importancia alas formas asimétricas de lucha que pueda desarrollar el adversario, tales como la asimetría de voluntad y moral, cuando el oponente es capaz de soportar una guerra de grandes costos humanos, y la de paciencia, cuando el adversario está en condiciones de resistir con paciencia para salir victorioso. Reconocen que la sensibilidad de los norteamericanos a las bajas de sus soldados en las guerras es una de las razones por las cuales los Estados Unidos son partidarios de librar guerras cortas.
Desde hace algunos años, las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos buscan conformar una estrategia para enfrentar el reto de las amenazas asimétricas. En consonancia con ello, han desarrollado capacidades militares para combatir esos retos, aprovechando todas las ventajas de la ciencia y la tecnología, y así se establece en el documento «Nueva estrategia de seguridad nacional de los Estados Unidos», de septiembre de 2002.
Los estrategas norteamericanos han desafiado el concepto de precisión dimensional completa, a partir de la consideración de la vulnerabilidad de las fuerzas armadas estadounidenses a las asimetrías y como forma de justificar el desarrollo de armamentos mas sofisticados, de mayor precisión física (al impactar los blancos) y sicológica.[1]
La precisión física se deriva del perfeccionamiento de los sistemas llamados inteligentes y de la habilidad de ajustar 0 graduar los efectos de un armamento particular. La precisión sicológica es más compleja, pues se trata de conseguir que, en una operación militar, el enemigo y la opinión pública internacional tengan opiniones y conductas que se avengan a los intereses de los Estados Unidos.
Los investigadores se preguntan cómo los militares podrían lograr una mayor precisión sicológica. En ese sentido consideran que resulta vital alcanzar un amplio espectro en las capacidades militares para asegurar que una operación tenga el efecto sicológico deseado, lo que sugiere la necesidad creciente de armas no letales efectivas.
Estas deben ser utilizadas especialmente cuando los Estados Unidos quieran demostrar la inutilidad de oponerse a sus designios, sin necesidad de aniquilar físicamente efectivos del adversario o civiles y sin que la opinión pública sea movilizada en su contra.
Se observa una tendencia creciente de los partidarios del armamento no letal, al punto de considerarlo como un elemento fundamental en los futuros conflictos armados y, en consecuencia, cada vez es mayor la búsqueda de armamentos que logren una precisión sicológica superior.
En la segunda mitad del Siglo XX, la utilización de la alta tecnología se convirtió en la característica definitoria de la forma de hacer la guerra por parte de los Estados Unidos. Años atrás primaba el carácter cuantitativo en relación con el armamento, apoyado por su producción en gran escala.
Después de la Segunda Guerra Mundial, los estrategas norteamericanos comenzaron a buscar la forma de asegurar que el armamento estadounidense fuera de superior calidad, proceso que ocurrió gradualmente.
A partir de Vietnam, las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos han desarrollado armamentos de tecnología avanzada, en correspondencia con un nuevo sistema de defensa.
Estas producciones han incluido desde helic6pteros hasta satélites, pasando por aviones muy sofisticados y bombas guiadas por láser. Pero no es hasta la operación Tormenta del Desierto que se desarrolla la transición completa a la alta tecnología.
La sicotecnología es la ciencia que desarrolla armamentos no letales de alta precisión sicológica dirigidos a manipular el pensamiento y la conducta del ser humano.
En estos momentos, se está creando una tecnología que ofrezca la posibilidad de alterar las percepciones de la audiencia blanco mediante el incremento del miedo, de una total tranquilidad o de cualquier reacción requerida para lograr sus objetivos.
AI respecto, analistas y estrategas norteamericanos, con el propósito de justificar una carrera armamentista sicotecnológica, argumentan que muchos países, fundamentalmente Rusia y China, poseen esas armas y constituyen amenazas asimétricas para los Estados Unidos.
El periódico U.S. News and World Report publicó a mediados de 1997 un controvertido articulo titulado »Armas asombrosas. La búsqueda del Pentágono de armas no letales es asombrosa. Pero ¿es inteligente?»[2].7 Escrito por Douglas Pasternak, plantea que desde hace cuarenta años los militares norteamericanos han estado trabajando secretamente en el desarrollo de armas no letales sofisticadas.
Afirma el autor que aunque muchos de esos trabajos son aún secretos, en las circunstancias actuales los Estados Unidos, que consideran finalizada la guerra fría y están comprometidos en misiones de mantenimiento de la paz, estiman muy efectiva la utilización de armamentos que incapaciten a las personas sin ocasionarles daños letales.
Según este artículo, los científicos, ayudados por el gobierno norteamericano, investigan los rayos energéticos que provocan bioefectos. Para ello, estudian el espectro de ondas sónicas, electromagnéticas y de rayos láser que puedan afectar el comportamiento humano.
Científicos militares se interesan por los trabajos desarrollados con ondas electromagnéticas para estimular la audición en sordos y detener los ataques en epilépticos, con el propósito de emplearlos en el desarrollo de armamentos.
En ese sentido, todos los años investigadores de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados para la Defensa se acercan al lnstituto Nacional de Salud para conocer si han obtenido progresos en relación con las formas de incapacitar a distancia el sistema nervioso central del ser humano.
La fuerza aérea espera poseer armas de microondas y otras no letales para el año 2015, ha explicado el doctor Steven Metz, profesor de asuntos de seguridad nacional, quien añade que cuando eso ocurra va a provocar un escándalo y es necesario abrir un debate desde ahora. El trabajo de Metz centra la discusión en diversos tipos de armas no letales de efecto sicológico como las acústicas, las electromagnéticas y las de ondas de pulso.
Las armas acústicas producen resonancia interna de los órganos y provocan efectos en un rango muy amplio, que oscila entre reacciones de incomodidad hasta la muerte. Han sido probadas en la base de Camp Pendleton, del Cuerpo de Marines.
Desde los primeros años de la década del 80, en el lnstituto de Investigaciones de Radiobiología de la Fuerza Aérea se lleva a cabo un proyecto de arma electromagnética no letal que investiga como influir en la actividad eléctrica del cerebro.
U.S. News and World Report añade que han desarrollado un programa de computación que estudia la capacidad de las microondas para estimular el sistema nervioso periférico del cuerpo humano. Las investigaciones han permitido determinar que dichas ondas bloquean otros estímulos y producen un efecto de aturdimiento o atontamiento en el individuo.
AIgunos documentos militares confirman que en el laboratorio Amstrong de la Fuerza Aérea, radicado en la base Brooks, en Texas, había comenzado un programa relacionado con un armamento antipersonal de radiofrecuencia que experimentaba con radiación electromagnéticas poco letales y contaba con un presupuesto de 110 millones de dólares para el período 1997-2002.
Experimentos realizados con animales han demostrado que la utilización de radiaciones electromagnéticas de muy baja frecuencia induce al cerebro a liberar compuestos químicos reguladores del comportamiento que provocan un estado de estupor. Con el desarrollo de esas investigaciones, se puede llegar a incapacitar a una persona temporalmente, produciendo en ella un estado de atontamiento transitorio y reversible.
Resulta importante señalar que en 1995, la reunión anual de generales de cuatro estrellas de la fuerza aérea, conocida como Corona; reviso más de mil propuestas de proyectos, incluidos los relacionados con la alteración patrones de sueño; uno de ellos se nombraba «Ponga al enemigo a dormir. Mantenga al enemigo durmiendo». En esa reunión también se llamó al estudio de investigaciones acústicas, de microondas y de manipulación de las ondas cerebrales para alterar los patrones de sueño.
Por otra parte, el artículo de Pasternak antes citado se refiere a las armas de ondas de pulso como el Myotron, que logra que el individuo caiga al suelo medio paralizado y en posición fetal. La información refiere el interés de los militares norteamericanos en asociar las ondas de pulso con rayos láser.
Las investigaciones sobre el desarrollo de armamento no letal no son nuevas en el contexto militar norteamericano, pero expresan una tendencia en consonancia con su doctrina militar actual.
Es inobjetable que el desarrollo de la tecnología no letal, y dentro de ella de la sicotecnología, está marcado por el incremento correspondiente del entrenamiento de militares para los denominados conflictos de baja intensidad y las operaciones de mantenimiento de paz.
Estas últimas, con un apelativo poco apropiado, plantean el enfrentamiento a las protestas de la población civil y a grupos étnicos, entre otras alternativas, para 10 cual este tipo de armamento es adecuado.
No se puede descartar el empleo de este armamento en acciones belicas. Todo parece indicar que la Fuerza Aérea de los Estados Unidos es una de las armas que lleva la voz cantante en esa carrera armamentista, lo cual se explica porque dichas tecnologías se pueden aplicar con efectividad desde el espacio aéreo.
Tampoco puede excluirse el empleo de este armamento para otros fines militares. En ese sentido, en enero de 1996, una publicación del John F. Kennedy Special Warfare Center and School, ubicado en Fort Bragg, arrojó mas luz sobre el asunto.
En ella se plantea que la revolución en los asuntos militares conducirá en el siglo XXI a una política de incremento de las capacidades de empleo de productos bioelectrónicas, sicotecnológicos y tranquilizantes químicos, para combatir en guerras cortas y pacificar poblaciones, incluida la norteamericana.
Referente a ello, añade que los Estados Unidos adoptaron una estrategia de defensa dinámica con el empleo de sistemas de computación para controlar las percepciones, y otras formas de dorminio de la mente.
Afirman que Bosnia, modelo paradigmático de operación de mantenimiento de paz para los Estados Unidos, ha sido el laboratorio de esa revolución en los asuntos militares. No cabe la menor duda de que la combinación del empleo de armas no letales con la estrategia de mantenimiento de paz les resulta apropiada para aparentar una imagen salvadora ante la opinión pública internacional.
Sin dudas, el desarrollo del armamento no letal, en particular de la sicotecnología, coloca a la humanidad ante el pelibro potencial, cada vez mas real, de que los Estados Unidos ejerzan el dominio absoluto de la mente humana.
Teniendo en cuenta la tendencia a la proliferación de las armas sicotecnológicas, no es difícil predecir que en los conflictos armados de un futuro no muy lejano, como complemento de las operaciones sicológicas o formando parte de ellas, será necesario considerar, además de las acciones prapagandísticas (uso de octavillas, panfletos, periódicos, altavoces, trasmisiones radiales y televisivas, etcetera), el empleo por parte de los Estados Unidos y sus aliados de armamento no letal dirigido a violentar el comportamiento y el pensamiento del ser humano.
Ello constituiría acciones sicológicas de nuevo tipo, encaminadas a contrarrestar la asimetría moral o de voluntad que algunos de sus adversarios puedan lograr en relación con los Estados Unidos.
Asi, el actual concepto norteamericano de operaciones sicológicas -persuadir, influenciar y cambiar a la audiencia a la cual van dirigidas- ha variado. Con la utilización de esa tecnología ellos se han lanzado a un objetivo todavía más siniestro: incapacitar la mente en sí misma.
No se trata solo de utilizar información para confundir y tergiversar conceptos e ideas, sino de subvertir el funcionamiento del cerebro aplicando técnicas invasivas, incluso desde grandes distancias y con pocas posibilidades de detectar la fuente y los artefactos responsables de esas emisiones.
Además, el propósito de las nuevas formas de influencia sicológica en el pIano militar es el de obligar a la audiencia blanco a rendirse, retirarse, e incapacitarla para realizar una acción ofensiva.
Los norteamericanos han reconocido la posibilidad de que un adversario logre una asimetría en relación con ellos -si bien con carácter transitorio, según plantean-, y su reacción ha sido implacable: no van a permitir la materialización de esa variante.
Esto los lleva a considerar la necesidad imperiosa de un armamento que pueda sacarlos de un apuro semejante, aun cuando implique un acto de flagrante violación de uno de los derechos humanos mas elementales, como es el de pensar por sí mismo y actuar en correspondencia con ese pensamiento.
*Capítulo del libro De la octavilla a la sicotecnología: La guerra sicológica de los Estados Unidos en los conflictos armados. Ediciones Verde Olivo, 2003.
Los autores son investigadores del Centro de Investigaciones Sociosicológicas de la Dirección Política de las Fuerzas Armadas, de Cuba.
[1] Steven Metz y Johnson Douglas: «Asymmetry and US Military Strategy: Definition, Background and Strategic concepts», Internet, sitio http://carlisle-www.army.miljusassi/welcome.htm
[2] Douglas Pasternak: «Wonder Weapons. The Pentagon’s quest for non-lethal arms is amazing. But is it smart?». Tomado de: http://www.usnews.com/usnews/issue/970707