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La recuperación de la Mina de Arnao

Fuentes: Rebelión

Hay que felicitar y apoyar a la izquierda del Ayuntamiento de Castrillón por el proyecto de recuperación de la antigua mina de Arnao, explotación carbonífera puesta en marcha por capitalistas belgas a comienzos de la década de los 30 del siglo XIX. La ciudadanía se va a reapropiar así unos edificios amenazados de ruina y […]

Hay que felicitar y apoyar a la izquierda del Ayuntamiento de Castrillón por el proyecto de recuperación de la antigua mina de Arnao, explotación carbonífera puesta en marcha por capitalistas belgas a comienzos de la década de los 30 del siglo XIX. La ciudadanía se va a reapropiar así unos edificios amenazados de ruina y la posibilidad de conocer las galerías y el medio en el que un incipiente proletariado extrajo carbón para alimentar la fundición de zinc, a partir de 1853, en una condiciones que no podrían distar mucho -serían peores- que las descritas por Engels para la clase obrera británica de la época.

Y aquí quería iniciar la reflexión: frente a la tendencia creciente a la «espectacularización» y «museistización» -y permitánseme esta dos palabras artificiales pero cuyo sentido es claro- que domina todo lo cultural, e incluso ciertas tendencias del movimiento de recuperación de la memoria histórica, creo que sería necesario que el proyecto no sólo recuperara edificios o galerías, sino la historia y la memoria de la clase obrera de Arnao y de Castrillón en general. Frente a lo cultural como reclamo mercantil para atraer visitantes («turistas») que preocupa fundamentalmente a la derecha local («cuántas plazas de aparcamiento de vehículos privados se van a hacer» era la inquietud fundamental de su portavoz) creo que habría que huir del modelo «parque temático» y hacer un esfuerzo colectivo (algo se está haciendo) por investigar las condiciones en que se desarrolló la explotación capitalista en Arnao durante más de un siglo y su correlato, las luchas obreras en ese período. Las gentes que se acerquen en el futuro a la Mina de Arnao deberían ver no sólo el castillete, las galerías y el problema técnico de la extracción de la hulla, sino «ver» la sangre y el sudor que hay pegados en sus paredes, la violencia estructural sobre la que se edificó aquella mina, después una fundición y todo un pueblo, una barriada obrera peculiar y cuya historia demanda ser escrita sin más dilación.

Partiendo de la tesis de Marx sobre la acumulación originaria (solo se transforma en proletario quien es desposeido de todo medio de producción y subsistencia), la primera pregunta a responder sería cómo fue posible que los capitalistas belgas que descubren el yacimiento hullero de Arnao consiguen que los campesinos de la zona (pequeños propietarios o asalariados) -estamos antes de la desamortización de 1835-36- «acepten» transformarse en obreros. Ese proceso no puede darse sin «sangre y fuego», así fue en Inglaterra yen sus colonias, donde se encuentra muy bien documentado, y en cualquier lugar del planeta donde se implanta este sistema de producción (y de destrucción). No sé cómo se dio en Arnao ni sé si esto se conoce, pero no hay motivos para creer que se produjese de otro modo.

Que la historia obrera de Arnao no fue idílica es bastante obvio (ninguna historiade explotación lo es), pero estuvo bastante olvidada a causa de la represión que siguió al golpe militar fascista de 1936 y por un modelo patronal muy paternalista (economato, escuela, iglesia,…) que dominó la vida cotidiana de los trabajadores de Real Compañía Asturiana de Minas durante todo el franquismo. Una pequeña muestra de la conflictividad es la recogida en alguno de los pequeños libros ya publicados: en 1900 se produce una importante huelga minera que termina con 12 mineros despedidos. Tres años más tarde, mineros y fundidores -superando divisiones gremiales- protagonizan otra huelga de un mes bajo una tremenda represión patronal que finaliza con un agotamiento de los trabajadores y enfrentamientos entre ellos. Se produce muchos despidos (se desconoce cuántos) y una oleada de emigración a Estados Unidos. Las represalias patronales son durísimas: se aumenta la jornada, se reducen prestaciones y el balance es de una gran derrota obrera con pérdida de afiliación de la organziación sindical de inspiración socialista. De todas formas, parece que la lucha obtiene algún resultado político-institucional al obtener los socialistas tres concejales en las elecciones locales celebradas en 1904.

Que la Mina de Arnao recupere la Historia y no solo las infraestructuras. Que sea un homenaje a las gentes que se dejaron la vida arrancando carbón o fundiendo zinc que enriquecían a unos pocos.

Frente a «parque temático», historia: la de los de abajo.

Patricio Suárez es médico

Blog del autor: http://patriciosuarez.wordpress.com/2010/11/07/la-recuperacion-de-la-mina-de-arnao/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.