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«La revolución no se dejará asesinar»

Fuentes: Mag 14

Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

Gilbert Naccache, militante histórico de la izquierda tunecina, analiza las repercusiones políticas y sociales del crimen que ha costado la vida a Chokri Belaid. En su opinión, la movilización popular es un signo que no deja lugar a dudas: la revolución no se dejará enterrar. Nos ha autorizado graciosamente a publicar el texto que viene a continuación.

¿Por qué ha suscitado tanta emoción el asesinato de Chokri Belaid?, me preguntó con una ingenuidad un tanto sospechosa un periodista del canal de televisión tunecino Wataniya 1.

Trato de responder a esta pregunta, que en el fondo es legítima si se tiene en cuenta que por todo el país personas que no conocían ni a Chokri Belaid ni su postura han manifestado primero su emoción y luego su cólera: por todas partes se ha visto a personas llorando las cuales, a causa de este odioso crimen, acababan de adoptar como uno de los suyos a un militante que la víspera les era indiferente y que han querido mostrarlo.

Todo el mundo ha comprendido instantáneamente, con la misma evidencia que la que hubo entre los días el 17 de diciembre y 14 de enero, que más de allá del asesinato de un hombre se trata de un atentado preparado hace mucho tiempo contra los principales logros de la revolución, las libertades forjadas con al sangre de los mártires y con la determinación inquebrantable de todo un pueblo, en especial la libertad de pensamiento y la libertad de expresión.

Chokri Belaid era un dirigente político además de un hombre que no tenía miedo de decir lo que pensaba y que atacaba abiertamente tanto los tabúes como a las personalidades y sus políticas. Matarlo es una manera de decir a todo el m undo que sea cual sea el lugar que se ocupe en la sociedad, ya no se tiene derecho a expresar algo que no sean las verdades establecidas (¿dónde?). Si con Ben Ali la libertad de pensamiento o de expresión se castigaba con torturas y cárcel, se nos acaba de decir claramente que en adelante el precio por hacer uso de estas libertades es la muerte y ello sin tener el valor elemental de asumir esta declaración de guerra al pueblo tunecino.

Y este no se ha equivocado: saliendo masivamente a las calles y atacand o los locales del partido que parece el más cercano a estas excomuniones ha expresado su apego a la revolución y su voluntad de que no se la entierre con Chokri Belaid. La revolución ha demostrado su vitalidad en este arranque general contra el asesinato político: no está muerta y no se dejará asesinar.

Una de las primeras personas que ha aprendido una lección de esta movilización popular es Hamadi Jebali: anunciando la creación de un gobierno independiente de todos los partidos políticos y vinculado al in terés nacional, ha tomado acta de la extrema desconfianza que tiene el pueblo de los partidos políticos en general y de Ennahdha en particular, al que cada vez más personas consideran un partido hegemónico. Los halcones de este partido fanfarronean y llaman a sus tropas a una manifestación de «millones de personas» el día del entierro de Chokri: este llamamiento será un estrepitoso fracaso, como lo fue (lo recordamos) un llamamiento parecido en un pasado reciente.

La doble pregunta que se plantea ahora es, por un lado, qué posibilidades tiene sacar partido de la reacción negativa una dirección de Ennahdha, tras los pasos de Ghannouchi, cada vez más abiertamente candidata a un poder dictatorial que no excluye, lejos de ello, el nepotismo y la corrupción. Y, por otra, si la iniciativa de Jebali no llega demasiado tarde, si obtendrá el mínimo de aprobación popular que le permita tener éxito.

Las cosas están en este punto: por una parte una formidable movilización popular a favor de los logros de la revolución que se concretizará en la huelga general convocada también por UGTT, como cierto día de enero de 2011; por otra, la irrupción a plena luz del día del conflicto larvado en el seno de Ennahdha, donde la popularidad y credibilidad de la línea dura están más que mermadas.

Cayendo bajo las balas de asesinos cobardes Chokri Belaid ha dado la oportunidad de que se mueva la situación política volviendo a dar un lugar fundamental a la revolución que no pueden detener ni las maniobras de unos ni el terrorismo con el rostro oculto de otro.

Fuente: http://www.mag14.com/national/40-politique/1519-gilbert-naccache-lla-revolution-ne-se-laissera-pas-assassineer.html