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Entrevista a Brahim Dahane, de la Asociación de víctimas de violaciones de los DD. HH.de Sahara Occidental

«La situación es crítica, los jóvenes quieren la guerra»

Fuentes: Periódico Diagonal

Histórico activista saharaui de los derechos humanos, Dahane fue desaparecido cuatro años y ha conocido el «infierno» en las cárceles marroquíes. Cuando habla, Brahim Dahane trasmite la calma y sabiduría de las personas que parece que han vivido miles de vidas, aunque lo haga al abordar los cuatro años (1987- 1991) que permaneció secuestrado por […]

Histórico activista saharaui de los derechos humanos, Dahane fue desaparecido cuatro años y ha conocido el «infierno» en las cárceles marroquíes.

Cuando habla, Brahim Dahane trasmite la calma y sabiduría de las personas que parece que han vivido miles de vidas, aunque lo haga al abordar los cuatro años (1987- 1991) que permaneció secuestrado por el Estado marroquí, en diversos cuarteles militares de El Aaiún. «Fue un auténtico infierno: todo el tiempo estuvimos con los ojos vendados y esposas, no podíamos hablar entre nosotros. Y no hablo ya de la tortura diaria, la malnutrición, el aislamiento total del resto del mundo». También ha pasado diversas temporadas en la cárcel, algo que no ha hecho más que reafirmar sus convicciones humanitarias y políticas.

DIAGONAL: ¿El hecho de que Marruecos haya permitido tu salida del Sáhara denota una cierta apertura del régimen?

BRAHIM DAHANE: Esto se ha conseguido por la existencia de la ONU en el territorio y por la globalización, que en su lado tecnológico nos permite tener contacto con todo el mundo (móviles, internet…). Hoy en día el movimiento por los derechos humanos está trabajando como una red, no muy bien organizada, pero sirve para crear alarmas en diferentes partes del mundo a la vez. Nuestra lucha se ha dado a conocer en todo el mundo: hemos podido trasmitir que somos gente pacífica y que la causa que defendemos es justa. Marruecos está obligado a permitir a unos cuantos activistas, muy conocidos, salir. Ya no pueden hacer lo que les da la gana.

D.: Pero sigue existiendo el riesgo de ser detenido cuando regreses…

B.D.: Esa posibilidad siempre existe. Durante mi desaparición forzosa estuve enfermo y pasé 37 días en coma. Todo el tiempo que vivo desde aquella época es de sobra. Ya no estoy dispuesto a hacer cualquier cosa clandestinamente, voy a decirlo a plena voz. Tengo todo el derecho y la convicción.

D.: Ahora que el Gobierno alauita está reprimiendo duramente al movimiento estudiantil y al de parados, ¿estáis tejiendo algún tipo de alianzas con esas partes de la sociedad marroquí?

B.D.: Hay un tipo de colaboración, que no está en un alto nivel. Hay un partido, la Vía Democrática, que defiende la autodeterminación del Sáhara y tiene una buena base en las universidades, con el que tenemos buena relación. También trabajamos con ONG de derechos humanos. Las cosas van muy lentamente y hay que mejorar mucho, pero vamos en sentido positivo.

D.: ¿Cómo vivís la presión de muchos jóvenes saharauis que demandan armas al Polisario para combatir a Marruecos?

B.D.: Hay decenas de jóvenes que a diario reciben torturas, maltratos, abusos sexuales, es durísimo. La presión no sólo se da en nuestras zonas, también sucede en los campamentos de refugiados y entiendo que el Polisario, ante esto, decidiese en el último Congreso que si las negociaciones no daban resultado retomaría las armas. Pero la decisión no es fácil: está la opinión internacional, el cuerpo solidario. Hay que ver las cosas desde muchos puntos diferentes. Tengo plena confianza en la dirección del Polisario y de la RASD. Aunque no defiendo la violencia, reconozco que los saharauis tienen el pleno derecho a utilizar cualquier método para vivir libres y dignos en su tierra, lo que incluye la lucha armada.

D.: Pero si la situación de parálisis del proceso continúa, el bloque saharaui se puede romper y pueden salir grupos que no sigan la disciplina del Polisario…

B.D.: Reconozco que hay gente que no está de acuerdo y que está protestando contra el presidente, los militares, los dirigentes del Polisario. La situación es bastante crítica. Conocemos muy bien el terreno y temo que si no hay avances y el Frente Polisario no reacciona de una forma o de otra, va a perder el control. La gente está bastante harta y está dispuesta a morir por la causa. La mayoría de los jóvenes en las zonas ocupadas y en los campamentos está deseando que se vuelva a la guerra. De hecho la guerra, ahora, puede empezar no sólo desde el Polisario sino desde otros grupos.