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Solo Sudáfrica posee leyes antidiscriminación y permite el matrimonio entre personas del mismo sexo

La situación legal de la homosexualidad en África

Fuentes: Wanafrica

En África hay gran diversidad respecto a las leyes que tratan la homosexualidad, según las diferentes constituciones y criterios sociales, si bien la situación real es bastante perniciosa para los homosexuales en la mayor parte del continente La homosexualidad está castigada con duras penas en la mayoría de los países islámicos de África del norte: […]

En África hay gran diversidad respecto a las leyes que tratan la homosexualidad, según las diferentes constituciones y criterios sociales, si bien la situación real es bastante perniciosa para los homosexuales en la mayor parte del continente

La homosexualidad está castigada con duras penas en la mayoría de los países islámicos de África del norte: Libia, Túnez, Argelia, Marruecos, Sahara Occidental, Eritrea, Yibuti, Somalia y en la cristiana Etiopía. En Mauritania y Sudán se castiga con la pena de muerte. Egipto es un caso aparte, ya que la homosexualidad es legal en teoría, si bien está muy reprimida en la práctica y los homosexuales son perseguidos con otras imputaciones como «desprecio al Islam», por ejemplo. La homosexualidad es legal en Mali, Níger y Chad. Los únicos territorios en que los homosexuales tienen todos los derechos son los enclaves pertenecientes a España: las Islas Canarias y las plazas de soberanía de Ceuta y Melilla, enclavadas al norte de Marruecos, en los que incluso es posible el matrimonio de personas del mismo sexo, según la ley aprobada por el Congreso de los Diputados en junio del 2005.

En los países al sur del Sahara las doctrinas religiosas conservadoras y el fuerte machismo impiden cualquier consideración medianamente favorable hacia las personas homosexuales, por lo que es ilegal y severamente penalizada en Senegal, Gambia, Sierra Leona, Ghana, Burkina Faso, Costa de Marfil, Togo, Benin, Nigeria y Cabo Verde. Penas menores se aplican en Liberia. En el lado Oriental, es ilegal en Uganda, Kenia, Tanzania, Burundi y Ruanda. En cambio es legal en los dos estados que llevan el nombre de Congo y en Gabón, Guinea Bissau, República Centroafricana, y en Santo Tomé y Príncipe. En Guinea Ecuatorial no esta penalizada, simplemente no se menciona en los textos legales.

También es ilegal y castigada con severas penas en Angola, Mozambique, Zambia, Zimbabwe, Malawi, Seychelles y Mauricio. En cambio, es legal en Madagascar, Lesotho, Swazilandia, Sudáfrica y Namibia, este último que recientemente despenalizó y legalizó, así como en los pequeños territorios dependientes de Francia y el Reino Unido, en los que se aplican las leyes de cada uno.

Sudáfrica es el único estado africano que posee leyes antidiscriminación y que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo. Ningún otro estado del continente posee o reconoce legislación relativa a las uniones civiles.

La lucha de los que no quieren claudicar.

Salimata es algeriana. Es una mujer que ama a otras mujeres. Para simplemente vivir tiene que aprender a mentir. Tiene que vivir en la vergüenza de saber que en su país no tiene el derecho de vivir con su verdadera forma de amar. Y ha tenido que pasar por la cárcel del matrimonio. Una cárcel inhóspita y cruel «porque no hay nada más cruel que abrir las ventanas y ver que no soy libre» nos dice.

La situación de las personas homosexuales en África se convierte en la mayoría de casos en una crueldad absoluta. «La libertad existente en Europa es carne de cañón y privación de derechos y libertades en la mayoría de los países africanos » afirma.

El presidente de Uganda Yoweri Museveni, donde la homosexualidad es ilegal y está perseguida, llegó a dar órdenes a la policía ugandesa para que localizase y atacase a los homosexuales.

Es por ello que quienes luchan por los derechos de las personas homosexuales en Uganda sufren el continuo acoso policial, como le ocurrió a Juliet Victor Mukasa, presidenta de la Organización Minorías Sexuales»

«Atracaron mi casa y arrestaron a mi pareja. La maltrataron y le quitaron la ropa para confirmar que era una mujer, y la detuvieron durante horas. Eso fue humillante. Además, se llevaron los documentos de la organización, donde se encuentra toda la información sobre las actividades que realizamos»

Mukasa, que tuvo que esconderse al temer por su vida, ahora emprende una batalla legal contra el gobierno ugandés. «Busco justicia. Debo luchar por la liberación de mis compañeras lesbianas que viven con miedo, que pierden sus hogares y empleos y que temen ser rechazadas a causa de su orientación sexual», nos comenta.

Desde entonces decenas de activistas han sido perseguidos. Incluso en junio de 2000 la policía ugandesa asesinó a un miembro de Lesgabix, un grupo de lesbianas y gays de Kampala. Es por ello que es más que meritorio el hecho de que diferentes colectivos del país hayan continuado defendiendo sus derechos, a pesar de estos hechos, y que muchos medios de comunicación del continente africano se hayan interesado por sus demandas. Esto demuestra que se está produciendo un cambio de mentalidad en la opinión pública y que este hecho privado está comenzando a ser discutido en altas esferas públicas.

En febrero de 2007 Alexandre debía salir de la prisión de Nkondengui, en Yaoundé (Camerún) después de más de dos años de prisión. Su proceso jamás se efectuó, debido a un error de procedimiento. Su único delito: ser homosexual. Alexandre estuvo en prisión preventiva en unas condiciones insoportables:» dormía en el suelo, teníamos dos lavabos para 1300 presos. Pero la liberación no significa el fin del problema, «lo peor es que siento que he sido abandonado por todo el mundo, por el mero hecho de ser homosexual. Y esto en mi país, Camerún, es un crimen «

Los arrestos de personas supuestamente homosexuales se han multiplicado recientemente en Camerún en virtud del artículo 347 del código penal que castiga con prisión de seis meses a cinco años y una multa de 30 a 300 euros «a toda persona que tenga relaciones sexuales con una persona de su mismo sexo»

Algunos discursos gubernamentales han sido extremadamente duros y alentadores del odio como el del Ministro del Interior de Namibia, Jerry Ekandjo, ante los nuevos policías graduados del país, donde llegó a proclamar que había que «eliminar» a los gays y lesbianas «de todo el territorio de Namibia», en septiembre de 2000.

El último capítulo ha sido la controvertida ley nigeriana de prohibición del matrimonio del mismo sexo que pretende encarcelar a cualquier persona que hable a favor o forme grupos de apoyo a los derechos de los homosexuales. En definitiva se trata de una ley que quiere silenciar cualquier discusión o visibilidad sobre las vidas de los homosexuales en Nigeria.

Hace algún tiempo, la Organización de las Naciones Unidas intentó aprobar una resolución en la que se acabase a nivel internacional, con la prohibición de la homosexualidad en aquellos estados en los que aún existe. La resolución, sin embargo, no pudo salir adelante debido al rechazo de EE.UU. y los países árabes.

Pero más allá de las personas que se juegan la vida en sus países por conseguir la dignidad, existen muchas personas que desde la disidencia y con la seguridad que da el exilio, principalmente en Francia, se afanan en denunciar la situación de sus países. Es el caso de Jean Paul Bamogo, un joven emigrante en Francia, procedente de Burkina Faso. Bamogo criticó en una entrevista en una televisión francesa, donde habló sin tapujos de su orientación sexual y criticó la doble moral de su país de origen, que «el rechazo hacia las minorías sexuales es todavía muy fuerte e inaceptable»

Las repercusiones no tardaron: el principal semanario de Burkina Faso se hizo eco de la noticia e hizo un despliegue hasta entonces inexistente. El artículo constituyó un buen ejemplo de que es trascendental que el tema salga de su ancestral silencio y que la sociedad africana empiece a admitir su existencia.

Una situación muy similar se vivió en Mozambique, al sur del continente, dónde su primera organización de gays y lesbianas tuvo un debut positivo en los medios de comunicación, mediante una entrevista otorgada a la agencia estatal de noticias.

En dicha entrevista, Danilo Da Silva, miembro del colectivo, consideró « que la sociedad mozambiqueña no rechaza la orientación sexual de la persona como tal, sino la expresión de esta sexualidad. Por esa razón, la mayoría «no sale del armario»

Lo que para Da Silva no deja de ser intrínsicamente «una homofobia disfrazada. Porque por un lado te aceptan, pero por otro lado no dejan que vivas tu sexualidad con naturalidad»

En un primer sondeo sobre discriminación realizado en Maputo (la capital) y las principales provincias arrojó que de la población encuestada (personas de entre 18 y 56 años): el 80% afirmaba tener un amigo homosexual y el 96% declararon conocer al menos a uno.

Ambos casos, el de Burkina Faso y Mozambique, demuestra cómo el papel de los medios de comunicación puede ser fundamental para hacer visibles los derechos de lesbianas y gays e instalarlos en lo que se conoce como opinión pública para que sea el comienzo del fin de la discriminación sexual en África.

Sudáfrica: El bastión de libertad

Sudáfrica se convirtió el pasado noviembre en el primer país africano en legalizar los matrimonios entre personas del mismo sexo.

La ley salió adelante a pesar de la oposición de numerosos grupos eclesiásticos y conservadores, que argumentaron en su contra que dicha ley suponía una violación contra la cultura y tradición africanas.

La reglamentación actual cobra coherencia con respecto al texto de la constitución de 1996, donde se citaba que «ningún individuo podrá ser injustamente discriminado por su orientación sexual».

Esta aprobación se une así al resto de países que ya ha legalizado la unión homosexual: Holanda (2001), Bélgica (2003), España y Canadá (2005).