¿Acaba de vender Arianna Huffington a sus colegas progresistas? En sentido literal, indiscutiblemente lo ha hecho: la venta de The Huffington Post a AOL por $315 millones de dólares (incluyendo un montón de dinero para la propia Huffington) significa que esta poderosa voz liberal está uniéndose formalmente a los «medios corporativos» que sus escritores menosprecian […]
¿Acaba de vender Arianna Huffington a sus colegas progresistas? En sentido literal, indiscutiblemente lo ha hecho: la venta de The Huffington Post a AOL por $315 millones de dólares (incluyendo un montón de dinero para la propia Huffington) significa que esta poderosa voz liberal está uniéndose formalmente a los «medios corporativos» que sus escritores menosprecian desde hace mucho.
Hay también algunos indicios de que ella se ha vendido en el sentido ideológico y ha hecho que el Huffington Post se una a los medios principales -la malvada «MSM» sobre la que la bloguera «HuffPo» descargaba su ira. Al anunciar el acuerdo, ella y su nuevo jefe es esmeraron en decir que el nuevo Huffington Post haría énfasis en cosas que no eran la política liberal sobre la que se construyó la marca. El presidente de AOL Tim Armstrong dijo que él cree que «Arianna tiene el mismo interés que tenemos nosotros, que es servir las necesidades de los consumidores e ir más allá de las convencionales necesidades políticas de la gente». Huffington estuvo de acuerdo, y alardeó de que solo 15 por ciento del tráfico de su sitio epónimo está dedicado a la política (un descenso del 50 por ciento que antes se dedicaba hace un par de años) e hizo énfasis de que la política es solo una de las dos docenas de «secciones», incluyendo una nueva dedicada a comentar divorcios.
«Es hora de que todos los que nos dedicamos al periodismo vayamos más allá de izquierda y derecha», dijo Huffington el lunes en el programa «NewsHour» de PBS». «En verdad es una forma obsoleta de ver los problemas que EE.UU. enfrenta».
Eso es casi exactamente lo que Huffington dijo en 2000, cuando estaba haciendo su última transformación ideológica, de republicana conservadora a icono liberal. «Las viejas distinciones entre derecha e izquierda, demócrata, republicana, son bastante obsoletas», dijo entonces a Noticias Fox.
Para Huffington, esa una frase hecha, pero si vamos a tomarla a ella y a Armstrong al pie de la letra, ellos están planeando una reformulación radical de lo que se había convertido en una importante voz a favor del liberalismo y una alegre participante en el juego izquierda-derecha. «Ya no se puede negar: los lunáticos de la derecha están dirigiendo el manicomio republicano y han infestado todo el país y envenenado el mundo más allá», escribió Huffington en su libro de 2008 La derecha está equivocada. Esta transformación no debiera sorprender a cualquiera que haya seguido la sorprendente carrera de Huffington. Nacida en Grecia y educada en Cambridge, siempre ha estado ideológicamente en movimiento, desde sus tempranas diferencias con el feminismo hasta su papel como ministra del Movimiento (new age) para el Conocimiento Espiritual Interior, su membresía en el grupo asesor de Newt Gingrich y su período como activista popular -todo esto antes de su mayor empeño, The Huffington Post.
Digo esto con admiración. Huffington merece cada uno de esos millones que AOL le pagará por crear su sensacional producto on line. Una vez fue ridiculizada como «la griega de más alto vuelo desde Ícaro», debido a sus amistades bien conectadas, pero Huffington se ha ganado su lugar como una de las personalidades extraordinarias de nuestro tiempo: una empresaria y escritora que siempre está a la caza de la próxima gran idea, donde quiera que se encuentre en el espectro ideológico. Sin embargo, esto es también por qué Huffington y su sitio web probablemente no permanezcan como lo que fueron. Cualquiera que crea que ella continuará como una voz confiable de la izquierda no se ha estudiado bien la historia de Huffington.
Supe de Huffington por primera vez en 1995, cuando trabaja en la Fundación de Progreso y Libertad de Gingrich y predicaba la conciencia social a sus colegas conservadores. Ella atacaba al «gran gobierno» y declaraba: «Hacemos nuestra parte y Dios se encuentra con nosotros a mitad de camino. Por eso soy conservadora».
Esa versión de Huffington estaba a favor de restricciones a la inmigración. Estuvo a favor de la renuncia de Bill Clinton y echó a rodar el rumor de que un ex embajador había sido enterrado en Arlington porque Clinton había dormido con su esposa.
Para esa época ya había tenido mucho deambular ideológico, comenzando con un libro con el título de La mujer femenina (considera anti-feminista)
Y continuando con una biografía que presentaba a Picasso como un misógino (considerada como un tratado feminista). También había tenido gran participación en una campaña de su esposo de aquella época, un republicano que aspiró a la Cámara de Representantes y al Senado.
Pero a fines de 1990, Huffington comenzó a reinventarse. Cubrió las convenciones políticas de 1996 para Comedy Central conjuntamente con Al Franken. Se distanció de Gingrich. Menospreció a Bob Dole. Promovió a Warren Beatty para presidente. Publicó un libro a favor de la reforma del financiamiento de campañas. En 2000, convocó a una «convención en las sombras» que atacaba a ambos partidos.
Más tarde explicó que la «transformación» de sus opiniones políticas diciendo que la derecha la había «seducido, engañado, cegado, engatusado».
Esas son palabras locas. Nadie engatusa a Arianna Stassinopoulos Huffington. Si alguien fue engañado fueron aquellos que creyeron que ella sería progresista durante más tiempo de lo que fue conservadora.