Nazlin Umar dejó su marca en la historia de Kenia en las pasadas elecciones, cuando fue la única mujer que aspiró a la presidencia. Hoy se propone seguir en la lucha política en el parlamento. Umar fue candidata a presidenta del Partido del Congreso de Trabajadores en las elecciones generales del pasado 27 de […]
Nazlin Umar dejó su marca en la historia de Kenia en las pasadas elecciones, cuando fue la única mujer que aspiró a la presidencia. Hoy se propone seguir en la lucha política en el parlamento.
Ambos candidatos acordaron un gobierno de coalición para poner fin a los disturbios, y esta semana formaron el gabinete de ministros.
Los comicios legislativos, también realizados en diciembre, fueron anulados en la circunscripción por la que Umar, blanca y musulmana en un país de mayoría negra y cristiana, era candidata a un escaño, el distrito de Kamukunji. Las autoridades no fijaron aún la fecha de las nuevas elecciones.
Ya hay un nuevo presidente. Usted aún aspira a ingresar en el el parlamento. Sin embargo, el Partido del Congreso de Trabajadores no ganó en ningún otro lugar. ¿Por qué cree que puede ganar en su distrito?
En este momento no hay oposición en el parlamento. Los keniatas se sienten decepcionados pues nunca pidieron un gobierno de coalición.
Las grandes figuras políticas son grandes traidores del pueblo keniata. El presidente no fue elegido por el pueblo. No creo que la coalición vaya a durar. Ya verá. No puede haber dos personas liderando un país.
Para evitar la tragedia que se vislumbra en un país sin oposición, creé un movimiento que reúne a todos los candidatos que se presentaron a las elecciones del año pasado y perdieron. La intención es crear una gran oposición fuera del parlamento. En las próximas semanas daremos a conocer nuestra agenda.
Por supuesto que me voy a presentar cuando se vuelvan a realizar los comicios. Fui una de las que pidieron la repetición de las elecciones, al constatar el fraude en mi circunscripción. Estoy segura de que el escaño correspondiente a Kamukunji es mío.
El público comenzó a apreciarme más al observar que los políticos hombres no atienden los problemas de la asistencia social y, en cambio, luchan por los cargos y por su supremacía.
En su campaña como candidata a la presidencia, usted propuso reducir los salarios de los altos funcionarios políticos, incluidos los legisladores. ¿De cuánto?
No puedo responder 50 por ciento o cualquier otro porcentaje concreto. Pero es claro que legisladores y ministros deben ganar poco más que la gente común y no las cifras exorbitantes de hoy, ante la pobreza de tantos keniatas.
Como legisladora, presentaré un proyecto a título personal para reducir esos salarios. Sé que contaré con apoyo por fuera de la asamblea legislativa. Los parlamentarios también darán su apoyo pues tienen los ojos puestos en las próximas elecciones de 2012. Creo que será aprobada.
¿Cuáles serán sus próximos pasos para asegurarse que en los próximos comicios no vuelva a cometerse fraude? La solución está en el voto electrónico. Ni siquiera necesitas un documento de identidad. Muchos jóvenes cumplen 18 años y pasa mucho tiempo antes de tramitarlo.
El sufragio debe ser automático para que, apenas una persona emita su voto, la información se envíe de inmediato a las autoridades electorales nacionales. Es un sistema infalible y hace imposible el fraude.
Usted expresó en una entrevista anterior con IPS su optimismo por el apoyo de la población a su candidatura presidencial. ¿Por qué ese apoyo que usted percibió no se tradujo en un mejor resultado electoral?
Es que las elecciones fueron fraudulentas. En el bastión del Partido de Unidad Nacional (del presidente Kibaki) se quedaron con todos mis votos. En el del Movimiento Democrático Naranja (del ahora primer ministro Raila Odinga) sucedió lo mismo.
Yo no tenía dinero para contratar observadores que vigilaran los circuitos de votación. Mis oponentes se hicieron un festín.
Hubo otros elementos que influyeron. Era la única candidata mujer, pero las organizaciones femeninas que me habían prometido su apoyo, al final, lo retiraron. No me dieron ni un centavo. De hecho, terminaron respaldando a candidatos hombres.
Creo que mi raza y el hecho de que sea musulmana también me perjudicaron. Puedo decir que fui víctima de la intolerancia de género y de raza.
Su relativa ausencia en los medios de comunicación durante la campaña fue un obstáculo. ¿Qué tipo de estrategia diseñará si tiene otra oportunidad?
De mi experiencia en las pasadas elecciones aprendí que los medios de comunicación de este país no son para nada objetivos: tomaron partido por algunos candidatos y escribieron artículos positivos acerca de las personas de su preferencia.
De hecho, si llego al parlamento también redactaré un proyecto para que los medios se vean obligados por ley a dar el mismo espacio a todos los candidatos. Hubo una violación de la libertad de prensa.
Basándome en la discriminación que padecí, de género, religiosa y racial, voy a tratar de que los donantes financien programas tendientes a desalentar esas prácticas.
En la entrevista anterior, usted también se mostró preocupada por la violencia durante la campaña, que prosiguió.
Sí, prosiguió. Partidarios de las dos principales agrupaciones siguieron amenazándome. Incluso una vez dispararon contra mi residencia.
¿Las autoridades investigan de forma rigurosa y constante las amenazas contra su persona?
¿Investigar amenazas? No, creo que las autoridades están demasiado ocupadas para eso. No supe nada más después de hacer las denuncias. Mientras tuve custodia, estaba segura de estar a salvo, pero después que me la quitaron, ya no.
¿Sería otra vez candidata a la presidencia?
Sí. En la próxima oportunidad le daré a los muchachotes una dura pelea. Tengo aún más posibilidad que antes.
En la disputa por la presidencia, los keniatas descubrieron que los hombres no tenían en cuenta sus intereses, sino que eran egoístas. Soy la mejor opción.