Frank Bardacke ha escrito la historia comprehensiva de la United Farm Workers, Trampling Out The Vintage: Cesar Chavez And The Two Souls of The United Farm Workers, una biografía definitiva de Chávez y una magnífica introducción a la política y la sociología de los años 60 y 80. A mediados de los 60 un incipiente […]
Frank Bardacke ha escrito la historia comprehensiva de la United Farm Workers, Trampling Out The Vintage: Cesar Chavez And The Two Souls of The United Farm Workers, una biografía definitiva de Chávez y una magnífica introducción a la política y la sociología de los años 60 y 80.
A mediados de los 60 un incipiente sindicato de obreros agrícolas se transformó en un hito moral para los liberales de clase media así como el primer atractivo en los medios de difusión para los mexicano-americanos. César Chávez se convirtió rápidamente en un icono, capaz de guiar una variopinta casta de seguidores reclutada entre politizados obreros agrícolas, veteranos de los derechos civiles y organizadores radicales y hacer comunión con elementos de la iglesia católica, la AFL-CIO y el partido demócrata.
Juntos organizaron un sector de la clase media: no comprar uvas. ¡Imagínense! Un grupo de humildes y morenos individuos le pidió a los consumidores que pospusieran sus olímpicas necesidades de gratificación sólo para apoyar la causa sindical de aquellos que recogían y procesaban el suculento artículo.
Bardacke hace la crónica de la campaña de estos trabajadores para convencer a las amas de casa a olvidarse de las uvas y de la marcha apoyada por organizaciones religiosas y sindicales a través del Valle Central de California. En conjunción, estas campañas contribuyeron a presionar a los mayores productores de uvas a reconocer la United Farm Workers. Los consumidores que se sacrificaron y los trabajadores se unieron en su alegría. Pero dos décadas después de su meteórico ascenso y de sus aparentemente sólidas alianzas liberales y políticas, la UFW cayó en la oscuridad.
Bardacke explica el proceso por el cual el carismático Chávez, al timón de una potencial central energética sindical, fracasó posteriormente en el intento de organizar a la mayoría de los obreros agrícolas de California. Los boicots y los pactos políticos -especialmente al perder los demócratas- resultaron insuficientes por sí solos para sostener un sindicato viable. Sin el espectro de un poder sindical masivo, los poderosos adversarios se sintieron capaces de aplastar la UFW, y así lo hicieron.
Chávez jugó el rol principal en el alza de la UFW y luego en su decadencia. Bardacke examina las luchas sindicales intestinas y también las que ocurrieron dentro del propio Chávez. El libro dramatiza las legendarias potencialidades del hombre, pero también sus debilidades.
Desde su niñez en Arizona, a través del servicio militar, el libro muestra cómo Chávez emergió como un líder natural. Bardacke también proporciona un agudo análisis de los elementos que lo influyeron, desde la iglesia católica hasta los mantras organizativos de Saul Alinsky; y cómo Chávez usó estas doctrinas para conformar su propia visión del mundo. El libro no descalifica a Chávez, sencillamente trae la leyenda de vuelta a la tierra.
Al igual que ciertos católicos devotos, Chávez relacionaba la penitencia con la justicia. La larga marcha por el Valle Central devino viaje religioso, símbolo del «largo camino que hemos andado…y del largo camino que aún debemos andar, con mucha penitencia, para así lograr la revolución que necesitamos». Chávez sufrió considerable dolor físico durante la peregrinación pero esta ofreció «una excelente forma de entrenarnos para soportar la larga, larga lucha».
El libro también recoge biografías anecdóticas de docenas de los innumerables y extraordinarios hombres y mujeres que contribuyeron con su energía, ideas, talento y sacrificio para hacer posible el nacimiento y primeros éxitos de la UFW.
Personajes como Gilbert Padilla y Epifanio Camacho emergen junto a Dolores Huerta y los organizadores blancos como Marshall Ganz, frailes católicos y el dotado Luis Valdés quien puso el teatro al servicio de la organización. Su ahora renombrado «teatro campesino» hizo uso de braceros muy talentosos así como de residentes de barrio para difundir el mensaje a través del drama y la canción.
Bardacke pinta una imagen tridimensional de los personajes para enfatizar el hecho de que la historia no es solo confrontación clasista, sino también diálogo y debate, ira y frustración: los componentes intelectuales y emocionales de la lucha de clases.
El autor se niega a amontonar a decenas de miles de hombres y mujeres bajo el término de «braceros». En vez de ello, nos encontramos con «apieros» y «lechugueros» de habilidades y disciplina sorprendentes, con cultivadores de uvas y de los excéntricos broccoli, plenos en experiencias vitales. Algunos de ellos podían improvisar discursos enardecedores, o cantar y tocar instrumentos musicales, armar estrategias o servir de ejemplo a los demás.
No siempre estaban de acuerdo. En realidad, la UFW se fragmentó durante la década siguiente, de modo que la mayoría de los miles de personas, fundamentalmente latinos, que se inclinan hoy sobre las cosechas que alimentan esta nación ya no tienen sindicato o siquiera un sueldo que les dé para vivir. Pero ellos comparten un legado que Chávez contribuyó a construir. César Chávez forjó la identidad chicana, pero no se sostuvo como el líder sindical que podía conducir la clase obrera en su batalla contra el agro-bussiness y los capitalistas de menor cuantía que cosechan ingresos enormes de los esfuerzos de los braceros.
El libro explora en extremo detalle cómo Chávez culpó a los «inmigrantes ilegales», braceros mejicanos, por la derrota en las huelgas. Él alegaba que debilitaban el sindicato porque actuaban como rompehuelgas. Bardacke documenta cómo la UFW llegó a reportar al servicio de inmigración nortamericano la presencia de trabajadores mejicanos sin papeles y cómo el sindicato conformó «una banda extralegal de unas doscientas personas que patrullaban cerca de diez millas de la frontera Arizona-México, interceptando gente que intentaban cruzarla y abusando de los capturados».
Chávez prefería el boicot al consumo antes que la militancia organizada. Ayunaba y se entregaba al sacrificio durante los períodos de duras negociaciones. También ejerció un despiadado control central sobre el sindicato, sin permitir que se organizaran iniciativas sin su aprobación. Bradacke cita ejemplos de cómo destituyó e incluso puso en lista negra a algunos líderes potenciales que desafiaron su autoridad. Y también muestra las virtudes de Chávez: un retrato justo y equilibrado.
(TRAMPLING OUT THE VINTAGE: CESAR CHAVEZ AND THE TWO SOULS OF THE UNITED FARM WORKERS Verso, $54.95, 742 páginas) merece estar en el número 1 del ranking como el mejor libro del año en historia del movimiento sindical. Los profesores deberían asignarlo como texto para el estudio de historia sindical, historia de California y de los Estados Unidos. Se los recomiendo a todos los amantes de la lectura.