Un informe presentado por La Izquierda en la Eurocámara recopila una treintena de testimonios de personas capturadas por las autoridades tunecinas, que reciben dinero europeo para el control migratorio, y vendidas en territorio libio con torturas y trato vejatorio
Túnez es uno de los principales socios de Italia y la Unión Europea para frenar los flujos migratorios hacia el Viejo Continente. Y lo sigue siendo a pesar de las denuncias de vulneración de los derechos humanos de las personas migrantes ante las que la dirigencia europea mira hacia otro lado. La captura ilegal de estas personas y su venta en Libia es una constante de acuerdo al informe ‘Tráfico de Estado: expulsión y venta de migrantes de Túnez a Libia’ que este miércoles ha presentado el grupo de La Izquierda en el Parlamento Europeo.
30 testimonios recopilados en los últimos 18 meses por RR[X], un grupo de investigadores que permanece en el anonimato por razones de seguridad, y el apoyo de organizaciones como ASGI, Border Forensic y On Borders, revelan el terrible y violento proceso que sufren centenares de personas en esa frontera africana en su intento por lograr una vida mejor.
En resumen, son cinco etapas que comienzan con la detención de los migrantes en Túnez, su traslado a la frontera libia, el hacinamiento en campamentos, la venta a milicias libias y su encarcelamiento hasta que las familias pagan un rescate por su liberación.
Las capturas por parte de la Garde Nationale tunecina se producen a la salida del trabajo, delante de bancos o agencias de para el envío de dinero, en la calle o incluso en el mar a partir de algunos “naufragios provocados”, según los investigadores, y tienen algunos rasgos comunes, como el perfil racializado de las víctimas (“los negros de todas las nacionalidades son el principal objetivo”), en engaño sobre las redadas, la incautación de la documentación o los teléfonos, y el uso de bridas en pies y manos durante el traslado.
“Nos atraparon en el mar. Cuando llegamos a la orilla, nos registraron, nos quitaron los teléfonos y otras cosas importantes. Vimos a un policía golpear a una mujer y quisimos reaccionar; estaba embarazada. Empezaron a lanzarnos gases lacrimógenos a los ojos, luego nos esposaron y nos metieron en vehículos”, dice uno de los testimonios.
“Nos subieron a los autobuses, no nos dijeron que íbamos a Libia. Viajamos toda la noche. Estás muerto de cansancio, no puedes hacer nada. Eres como un payaso. Nos despertamos por la mañana y vimos señales: Libia 150 km’ ‘Ben Guerdane’ ‘Ras Agedir’ ‘Bienvenidos a Libia”, agrega otra de las víctimas sobre la segunda fase.
Una vez en la frontera entre Túnez y Libia, los supervivientes violencia y torturas “sistemáticas” en los campos a los que les llevan. “Los presos mueren como consecuencia de la violencia que se les inflige y debido a la falta de cuidados. Los cadáveres son transportados a lugares desconocidos tras ser cargados en camionetas u otros vehículos del ejército”, recoge el informe.
“Te golpeaban en la cabeza con barras de hierro, intentabas escapar en todas direcciones, pero te rodeaban, te ponían zancadillas… Ya nadie podía levantarse, nos tumbábamos. Y más vale que lo hagas… porque si te pones de pie, ven que eres fuerte y te vuelven a golpear”, expresa uno de los agredidos.
Los agentes tunecinos negocian con las milicias libias la venta de personas por “dinero, hachís y combustible”. “Los precios de venta más habituales oscilan entre 40 tunecinos y 300 dinares tunecinos (de 12 a 90 euros) por persona”, recopila el informe, que apunta a que las mujeres se venden más caras porque tienen “valor sexual”.
Cuando los migrantes ‘pertenecen’ a las milicias libias, son encarcelados hasta que contactan con sus familias para que paguen los rescates, que oscilan entre los 400 y 1.000 euros. “Tienes que pagar aunque estés enfermo, tienes que pagar aunque te estés muriendo. No te sueltan por ningún motivo. Si mueres, te ponen en el desierto. Si intentas escapar, te disparan. Te pegan aunque estés enfermo (…) es terrible. Llamé a mis padres, pagaron 350.000 CFA, algunos pagan más”, relata uno de los sobrevivientes.
“Cuando los soldados libios nos compran, luego nos venden a los coxeurs (intermediarios). Los coxeurs libios en a su vez nos venden a las cárceles y nos mantienen allí. [En las cárceles libias] los que tienen familia son obligados a llamarles para pagar y ser liberados. Los que no tienen familia se quedan allí. Hay muchas personas que están desaparecidas, se dice que están muertas (…) están en prisión en Libia. No tienen dinero para ser liberados; muchos caen en la depresión, otros mueren. Las cárceles son terribles, hay pulgas, estás hacinado, duermes uno encima del otro”, narra otro.
Denuncias del acuerdo con Túnez
El informe enumera las violaciones de derechos humanos y crímenes contra la humanidad (esclavización, tortura, desapariciones forzosas, y un largo etcétera) al mismo tiempo que la UE está regando de millones a la dictadura tunecina para que frene los flujos migratorios, especialmente los que van hacia Italia, que se han reducido notablemente desde ese acuerdo. La drástica reducción de las llegadas por mar desde Túnez a Italia desde octubre de 2023 es directamente atribuible a la violencia y la intensidad de las operaciones de interceptación de migrantes en el mar“, denuncian los impulsores de ‘Tráfico estatal’, que calculan que de las 100.000 personas interceptadas huyendo 80.000 personas han sido expulsadas de Túnez hacia Argelia y Libia.
La Defensora del Pueblo de la UE puso en cuestión el cumplimiento de los derechos humanos y acusó a Bruselas de ocultar la evaluación de riesgos de los mismos. El acuerdo con Túnez, sellado por Ursula von der Leyen y apadrinado por Meloni y el entonces primer ministro holandés, Mark Rutte, ha sido cuestionado también por grupos políticos progresistas y ONG, pero Bruselas ha ignorado las críticas y ha ido desembolsando los fondos.
“Es una irresponsabilidad que, con fondos europeos, se permita financiar la venta de seres humanos entre Túnez y Libia, poniendo precio a la vida de las personas como si fuera mercancía, con un coste de 12 a 90€ por vida. La UE debe frenar esta barbarie y poner fin a sus políticas de externalización de fronteras que resultan en estas flagrantes violaciones de los derechos humanos”, señala la eurodiputada de Sumar Estrella Galán, que ha participado en la presentación del informe.
“La política migratoria de la Unión Europea, basada en la externalización de fronteras, está consolidando la Europa fortaleza que financia violaciones sistemáticas de derechos humanos fuera de sus fronteras. Los acuerdos con Libia y Túnez no solo deshumanizan a quienes huyen de conflictos o pobreza, sino que hacen cómplice a la UE de prácticas aberrantes”, denuncia la parlamentaria de Podemos Isa Serra, que la semana que viene intervendrá en una jornadas en la Eurocámara sobre la externalización de las fronteras.