La nominación por parte de George Bush de Karen Hughes para Subsecretaria de Estado de la Diplomacia Pública paso casi desapercibida. Esta señora, su gran amiga y asesora política, es una militante de la extrema derecha. Le fue confiada una tarea anticipadamente destinada a fracasar: cambiar la imagen de los EEUU en el mundo. En […]
La nominación por parte de George Bush de Karen Hughes para Subsecretaria de Estado de la Diplomacia Pública paso casi desapercibida. Esta señora, su gran amiga y asesora política, es una militante de la extrema derecha. Le fue confiada una tarea anticipadamente destinada a fracasar: cambiar la imagen de los EEUU en el mundo.
En el momento en que personalidades portuguesas como Mario Soares y el actual Ministro de Negocios Extranjeros, Freitas do Amaral, se adhieren apresuradamente a la campaña de Marketing que sugiere un viraje en la estrategia de dominación planetaria del sistema de poder de los EEUU juzgo útil esclarecer que el «nuevo estilo» de la política exterior de los EEUU, lanzado como gran acontecimiento por los medios, es una ficción, integrándose en una campaña mistificadora.
La administración republicana estaba conciente de que el prestigio de los EEUU en el mundo cayó a un nivel bajísimo como consecuencia de las guerras de agresión emprendidas sin aval del Consejo de Seguridad de la ONU y de los crímenes en ellas cometidos.
De ahí la necesidad urgente de tomar iniciativas para mejorar la imagen del sistema y su funcionamiento.
Condoleeza Rice, la Condy de Bush, dio la señal de «cambio». Tal como su jefe apareció en las capitales europeas, distribuyendo abrazos. El discurso truculento sobre la «vieja Europa» decadente fue sustituido por el discurso sobre «la alianza perpetua e indivisible» y la nueva era de cooperación. La tesis de las acciones militares unilaterales fue de momento engavetada. El Secretario de Defensa Rumsfeld cambio su molestia por sonrisas y presenta ahora a Europa como el principal aliado de Washington.
Thomas Friedman -el ex asesor de la señora Madeleine Albright- utiliza su columna en el New York Times para entonar cantos al nuevo y revolucionario papel de los EEUU en el mundo.
Cabe preguntar: que cambió de fundamental?
Nada con excepción de la verborrea.
El sociólogo estadounidense James Petras y la escritora canadiense Naomi Klein, dos figuras cimeras de la intelligentsia mundial, en artículos publicados respectivamente en el diario mexicano La Jornada y en el jornal The Nation, desmontaron bien la ofensiva de marketing de la Administración Bush. Ella solo «engaña» a aquellos que la esperaban, como los columnistas de la prensa portuguesa, para hacer de ella un instrumento de desinformación.
Los halcones del Presidente Bush permanecen firmes. Rumsfeld, Paul Wolfowitz – ahora promovido por la Casa Blanca para la presidencia del banco Mundial- y Feith -los tres arquitectos de las agresiones contra Afganistán e Irak- continúan decidiendo en el Pentágono, gozando de la confianza total de Bush. No esconden que planean nuevas guerras. La joven halcón Condolezza alinea con ellos, multiplicando amenazas dirigidas a Irán, Corea del Norte y a Cuba. El ultimátum a Siria demostró con claridad meridiana que Washington pretende recolonizar el Líbano, transformando aquel país en un protectorado. El nuevo jefe de Seguridad Nacional es ahora Michael Chertoff, un sionista militante responsable, después del 11 de septiembre, por las detenciones masivas de inmigrantes musulmanes sobre los cuales no existía la menor acusación. Chertoff fue, además, el autor de la famosa Ley Patriótica, que legalizo prisiones arbitrarias y estimulo la discriminación racial y la tortura en las prisiones.
El subsecretario de Estado para los Asuntos de América Latina continúa siendo Marc Grossman, un anti-chavista fanático que concibió y dinamizo campañas contra Venezuela Bolivariana.
Alberto González, que hizo la defensa de la tortura en Irak en nombre de la «razón de Estado», fue promovido a Procurador General de la Unión, uno de los más altos cargos de la administración.
John Bolton, otro criminal, halcón asumido, es el nuevo Embajador de Washington en la ONU.
El actual Director de la CIA, Porter Goss, recientemente nominado, fue en Miami el promotor de operaciones clandestinas terroristas de la mafia cubana contra Cuba revolucionaria.
Petras no exagera al afirmar que «la ofensiva de encanto» de Bush es «una fachada provocadora y deliberada para dividir y conquistar los lideres europeos a fin de que apoyen antiguas y nuevas guerras».
Alegan los epígonos de servicio que Bush & Condy, en súbito viraje, no hablan ya de iniciar la guerra contra Irán. Ahora agitan el espantajo de los incentivos a Terán y dicen confiar en los aliados europeos, como mediadores, para que el gobierno iraní renuncie a su programa nuclear.
¡Santa hipocresía! El Presidente Katami aprovecho su encuentro con Hugo Chávez para desenmascarar la maniobra de Washington. Irán denuncio como envenenados los «incentivos» con que agitan a cambio de la renuncia a su derecho de utilizar energía nuclear para fines pacíficos.
El objetivo de George Bush y sus halcones es claro. Concientes de que la «mediación» europea fracasará, retomaran, en el momento propio el lenguaje de la guerra. Gustarían entonces de sustituir la zanahoria por el garrote, en este caso el arsenal bélico.
Un alto funcionario de los EEUU en declaraciones a la Agencia Reuters abrió el juego: «Si en junio no se ha llegado a un resultado en las negociaciones – los europeos concordaran en llevar la cuestión al Consejo de Seguridad de la ONU». Y admitió que, entonces, llegaría el momento de desencadenar «un ataque preventivo» como en Irak, «para implantar la democracia» en el país.
Los proyectos de la Casa Blanca dejan, entretanto, translucir la insuficiencia cultural del Presidente y sus colaboradores más íntimos. En primer lugar subestiman las contradicciones entre Washington y sus aliados europeos. Sin excepción estos encaran como acontecimiento calamitoso una nueva guerra norteamericana en Oriente Medio.
En segundo lugar, los EEUU no están en condiciones de invadir Irán. Empantanados en Irak, donde la guerra esta perdida, no disponen de hombres ni de recursos financieros (los déficits comercial, fiscal y de cuenta corriente, astronómicos, continúan aumentando, así como la deuda externa, la mayor del mundo) para que se envolvieran en un conflicto de proporciones mucho mayores.
La casi totalidad de su actual ejercito profesional -unos 250 000 soldados preparados para utilizar armas de alta tecnología- se encuentra en Irak, en Corea y en bases militares de gran importancia estratégica.
Los generales más sensatos del Pentágono no desconocen, además, que una invasión de Irán colocaría problemas insolubles. Es un país con 1 650 000 kilómetros cuadrados, es cuatro veces mayor de lo que es Irak, tiene 70 millones de habitantes, prácticamente una única religión y su pueblo asume con orgullo la herencia de una de las culturas -la Persa- que más decisivamente contribuyo para el progreso de la humanidad.
Washington podría -es una hipótesis – optar no por un ataque global de gran envergadura, pero si por un bombardeo de las instalaciones nucleares, recurriendo eventualmente a Israel, el aliado fidelísimo. Más el resultado de esa variante – como reconoce la prensa estadounidense – sería pifio, apenas contribuyendo para estimular la idea del antiamericanismo en el mundo islámico.
Lo que preocupa a la casa Blanca y motiva la campaña anti-iraniana no es además el programa nuclear de la patria de Omar Kahyan. El proyecto de crear una Bolsa de Valores en Teerán en la cual el petróleo sea cotizado en Euros alarmo a Washington. Según el organigrama aprobado, esa bolsa comenzara a funcionar en el inicio del 2006. El director del proyecto, Mohamad Javad Asempour, admite que la iniciativa de su país podría atraer operadores de otros Estados de la OPEP y del área del Caspio.
En Irak las cosas van mal para los EEUU.
Naomi Klein nos recuerda que el coqueteo kurdo va a costar caro a los EEUU. El ex procónsul Paúl Bremer concibió una mascarada electoral que garantizo a aquella minoría étnica 27 % de los lugares de la Asamblea Nacional no obstante ella representar apenas el 15 % de la población iraquí. Como la Constitución impuesta por Washington exige mayorías absolutas para decisiones importantes, «los curdos mantienen ahora el país secuestrado»
«Y su objetivo principal -escribe Naomi – es controlar Kirkuk; si lo alcanzan y después decidieran proclamar la independencia el Curdistan iraquí incluirá los grandes campos petroleros del norte»
Conclusión: la alianza de Washington con los curdos de Irak entrego a estos en la practica un poder de veto sobre el futuro Estado fantoche instalado en Bagdad. Es comprensible que el gobierno de Turquía – país donde viven 15 millones de curdos – encare con mucha aprensión el desarrollo de la situación creada en su frontera del sudeste.
El panorama en la región es sombrío. Apunta para el malogro inevitable de la misión confiada a la subsecretaria de Estado de Diplomacia Pública.
En la propia Casa Blanca el escepticismo en cuanto a mejorar la imagen de los EEUU es tan fuerte que George Bush mantiene intacta su confianza en la Diplomacia Secreta, bien enraizada en la tradición nacional. La nominación de John Negroponte para Jefe de la recién creada Agencia Nacional de Inteligencia expresa la dualidad de las políticas en apariencia antagónicas. Negroponte, que fue el sucesor de Bremer en Bagdad, es un veterano de operaciones encubiertas, orgulloso de haber iniciado su carrera política como organizador de los escuadrones de la muerte en Honduras y del apoyo clandestino a los contras nicaragüenses. Malos lectores de Clausewitz, tanto el como su Presidente creen que el recurso al «poder duro» (la guerra preventiva) es el resultado natural del «poder blando» (la diplomacia).
Reflexionando sobre la complejidad de la coyuntura, James Petras lanzó un alerta: «Los dirigentes de Europa tendrán que optar entre tomar un rumbo divergente del poder global a través del comercio, de la diplomacia y de la presión diplomática, o capitular frente a un régimen dominado por civiles militaristas, extremistas, movidos por el deseo irracional de una confrontación militar con China, de intervenir en Venezuela, de destruir a los adversarios de Israel en Medio oriente, y de provocar a Rusia.»
El discurso del joven gobierno socrático de Portugal demuestra que esa evidencia no esta siendo captada por el Partido socialista.
Traducción Pável Blanco Cabrera