En Ruanda: Crímenes, mentiras y ocultación de la verdad. El autor se apoya en una entrevista exclusiva a un anciano capitán senegalés que trabajó para Dallaire en Ruanda y que contradice la versión sostenida por el ex-general, EEUU, Canadá y Reino Unido. El propósito del capitán Amadou Deme, un miembro de la sección de información […]
En Ruanda: Crímenes, mentiras y ocultación de la verdad. El autor se apoya en una entrevista exclusiva a un anciano capitán senegalés que trabajó para Dallaire en Ruanda y que contradice la versión sostenida por el ex-general, EEUU, Canadá y Reino Unido. El propósito del capitán Amadou Deme, un miembro de la sección de información de las tropas de la ONU que actuaba como los ojos y los oídos de Dallaire, es hacer entender que el ex- general mintió para proteger a EEUU, Canadá, y su aliado, el Frente Patriótico Ruandés, y para camuflar la verdad de esta tragedia, probablemente la más importante desde 1945, según Robin Philpot. El autor ha llegado a esta conclusión después de años de entrevistas y de revisar numerosos documentos. La historia oficial
Recordemos que la versión oficial de la guerra de 1994 en Ruanda, apoyada por EEUU y Canadá se resume de la siguiente manera: Todo comenzó el 7 de abril de 1994 cuando unos genocidas hutus tenían la intención de eliminar a la población tutsi sin defensa, y no el 6 de abril con el misterioso «accidente de avión» que costó la vida a los dos presidentes africanos. A raíz de este genocidio, bajo la hábil dirección de Paul Kagame, el Frente Patriótico Ruandés (FPR), entró en el país en dirección a Kagame para poner fin al genocidio y tomar el poder en julio de 1994. La comunidad internacional permaneció impasible a pesar de los incesantes llamamientos del general Roméo Dallaire. Una guerra ha estallado en el Congo vecino (Ex- Zaire) a consecuencia de los genocidas ruandeses que se han refugiado. El nuevo gobierno ruandés, ayudado por Uganda y Burundi, ha invadido el país para perseguir a los genocidas. Pero nada es tan simple, según demuestra Philpot. La utilización abusiva del término «genocidio ruandés»
Philpot no niega que un número considerable de tutsis fueron masacrados en Ruanda. Pero la utilización abusiva del término «genocidio ruandés» ha servido para enmascarar los crímenes de Paul Kagame, un protegido de EEUU. Kagame y sus tropas bien pueden empezar una guerra contra Ruanda, invadir un país, cometer asesinatos, tomar el poder e invadir su vecino Zaire para tomar control de sus recursos naturales, con el consentimiento de Washington. Todo está justificado para liberar África de los genocidas hutus, desacreditados ante la opinión pública. Esta posición le ha valido la difamación del diario «La Presse», y como se presentó por el partido de Québec, el diario le ha acusado de negacionismo por cuestionar la versión oficial. Philpot habla largamente en su libro sobre esta tentativa de asesinato mediático.
Para Philpot, el objetivo no declarado de Dallaire, EEUU, Canadá, Bélgica, Reino Unido y Ruanda era facilitar el poder al FPR, aliado africano y una lucha geopolítica contra Francia. Todo a precio de millones de muertos. El autor se apoya en 1600 documentos de la misión de la ONU, una entrevista personal con Boutros- Ghali, el ex-secretario general de las Naciones Unidas, el testimonio del general canadiense Guy Tousignant y el de decenas de refugiados, entre otros. Él resume las conclusiones del juez antiterrorista francés Jean Louis Bruguière, que ha hecho una investigación de 8 años sobre el drama ruandés, con todos los medios de un tribunal de primera instancia de París.
Otra versión de los sucesos Esta es la versión del juez: Paul Kagame y la FPR habían planeado el atentado contra el avión del presidente ruandés Habyarimana y supervisar la ejecución para, a continuación, tomar el poder con una ofensiva militar. Kagame comete el asesinato del presidente para romper el alto el fuego vigente desde agosto de 1993 y comenzar la guerra. Lo que Dallaire considera como un «accidente de avión», hay que especificar que fue causado por un misil tierra-aire. El juez determina que los misiles utilizados procedían de Uganda, donde los tiradores habían recibido entrenamiento. Uganda es el principal aliado de EEUU en esta parte del continente africano. En una entrevista con Philpot, el ex- secretario general de la ONU, Boutros Ghali relata que el juez Bruguière le confiesa que tiene la seguridad de que la CIA está implicada en el atentado.
Un combate de titanes, con el drama ruandés de fondo, enfrenta a EEUU y sus aliados, Inglaterra y Canadá contra Francia. El objetivo era rediseñar la carta geopolítica de África central y controlar militar y económicamente la región, señala Philpot en conclusión. Los actores de este plan no sólo sabían perfectamente las consecuencias, sino que las tenían previstas.
Extractos de la entrevista de Philpot a Amadou Deme, miembro de la seccióno de información de las tropas de la ONU, sobre Roméo Dallaire
La FPR y Paul Kagame estaban armados y preparados para la ofensiva antes del asesinato del presidente. Poco después de la caída del avión, la FPR comenzó a utilizar múltiples cohetes de largo alcance sin interrupción. Los tiradores sabían perfectamente las coordenadas exactas de Kigali. Son estas mismas armas las que le permitieron tomar Kigali y ganar la guerra.
Dallaire y sus tropas sabían que la FPR se preparaba para reanudar el combate. Hay un montón de elementos que no dejan duda en cuanto a la reanudación de los combates por la FPR, pero no sabemos cómo se ejecutó.
Las tropas de la ONU supervisaron más a las fuerzas gubernamentales que a la FPR La FPR tenía una capacidad logística y de destrucción innegable, mientras que las fuerzas gubernamentales no podían aprovisionar a sus unidades con armas y municiones.
Los EEUU seguían muy de cerca los preparativos de la FPR. En 1993 debíamos organizar regularmente una escolta para el cuartel general de la FPR, en el norte del país, la mayor parte del tiempo para el embajador de EEUU y para los miembros del departamento de los EEUU.
La FPR rehusó cesar el fuego en los peores momentos de la masacre. Durante el peor periodo de las masacres, las fuerzas gubernamentales no cesaron de pedir un alto el fuego para restablecer el orden. Por su parte, la FPR se negó a una tregua porque su máquina de guerra ya estaba en marcha. La FPR tendría que haber aceptado por razones humanitarias, vista la terrible matanza en los dos grupos étnicos. El hecho de que no aceptara supone un terrible crimen contra la humanidad.
Las tropas de la ONU sabían que la FPR había abatido el avión. No he encontrado un militar, sobre todo entre los observadores militares, que haya dudado que fue la FPR la responsable del atentado.