Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
Las armas israelíes están exacerbando las atrocidades en Sudán del Sur, según un informe de la ONU que aporta nuevos datos sobre el hermético tráfico de armas israelíes en África. Este informe, elaborado por un equipo de investigación reunido por el Consejo de Seguridad de la ONU, aporta pruebas fotográficas de que el arsenal del ejército y la policía de Sudán del Sur consta de rifles automáticos fabricados por la empresa Israel Military Industries (IMI, Industrias Militares Israelíes). Estas armas, que se conocen como Galil ACE, han sido utilizadas particularmente por guardaespaldas de políticos de alto rango y altos oficiales del ejército.
En 2011 se le concedió la independencia a Sudán del Sur tras una guerra civil que duró varias décadas. A los pocos días del establecimiento del país las principales figuras de la industria armamentística israelí se precipitaron a promover sus intereses en este nuevo aliado en contra de la influencia de Irán en Sudán.
Desde su secesión en 2011 Sudán del Sur se ha sumido en una guerra civil entre facciones políticas opuestas.
Según el informe de la ONU, el ejército de Sudán del Sur y las milicias alineadas con el gobierno están empleando una «política de tierra arrasada» caracterizada por la violación sistemática de mujeres y niñas, los asesinatos indiscriminados y la quema de pueblos enteros con las familias dentro de sus hogares.
Sudán del Sur no es el único país africano en el que la industria armamentística israelí se beneficia del derramamiento de sangre.
Según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés), Israel no proporciona una información detallada sobre su tráfico de armas, la mayoría del cual se negocia por medio de turbios intermediarios que suelen ser personal retirado de su ejército o expatriados civiles israelíes.
No obstante, en los últimos años tanto algunos reportajes periodísticos ocasionales como declaraciones públicas de funcionarios e investigaciones realizadas por las ONG han sacado a la luz la participación militar en más rincones de África de los que se pueden detallar en un solo artículo. Gracias a esas fuentes, el SIPRI pudo documentar la venta de gran cantidad de armas israelíes a Camerún, Chad, Guinea Ecuatorial, Lesotho, Nigeria, Ruanda, las Seychelles, Sudáfrica y Uganda desde 2006 a 2010.
Un traficante de armas por excelencia
A pesar de su reducido tamaño, durante décadas Israel ha estado entre los diez principales exportadores de armas del mundo, una proeza impresionante para una nación que geográficamente no es mayor que Nueva Jersey. Esto se debe en parte a que Israel utiliza las ocupadas Cisjordania y Gaza como laboratorios para probar y refinar tanto las armas como los métodos de dominación y de control, lo que permite a las empresas de armas israelíes promocionar sus productos como «probados en batalla» y «probados en combate», unos codiciados calificativos que confieren a la nación una ventaja competitiva en el comercio internacional de armas.
El éxito de Israel también se puede atribuir a su voluntad de hacer negocios con regímenes represivos a los que incluso Estados Unidos y los países europeos evitan armar directamente.
En el caso de Sudán del Sur la magnitud de las atrocidades llevaron a la Unión Europea a imponer un embargo de armas y sanciones contra los dirigentes militares del país.
Así mismo, Estados Unidos ha suspendido la ayuda militar e impuesto sanciones, aunque habría que indicar que el gobierno Obama contribuyó con entusiasmo a aumentar el ejército de Sudán del Sur aunque sabía que contaban con varios miles de niños soldados en sus filas.
Mientras tanto, recientemente, en el mes de junio, Israel invitó a Sudán del Sur a una exposición de armas.
Contribuir al genocidio
El actuar como conducto de armas para regímenes asesinos no es un fenómeno nuevo para Israel. Bajo el liderazgo del entonces primer ministro Yitzhak Rabin y del entonces ministro de Exteriores Shimon Peres Israel suministró tanto al gobierno ruandés dominado por los hutu como al ejército rebelde liderado por Kagame balas, rifles y granadas mientras se estaba produciendo el genocidio en aquel país en la década de 1990.
Además de armar a los asesinos, Israel adiestró al ejército y a las fuerzas paramilitares ruandesas durante los años que llevaron al baño de sangre.
Se afirma que después de recorrer el escenario de los asesinatos un traficante de armas israelí se vanaglorió de ser humanitario por ayudar a las víctimas a morir rápidamente con balas en vez de con machetes: «En realidad soy un médico», afirmó.
Desde entonces Israel mantiene una estrecha relación con [Paul] Kagame, el actual presidente autocrático de Ruanda que cuenta con un fuerte apoyo de Occidente.
Un depósito de armas para déspotas
Mientras declinan los contratos de armas israelíes firmados por Estados Unidos y Europa debido a las reducciones de los presupuestos de defensa, los países en vías de desarrollo en América Latina y África se han convertido en los mercados de Israel que crecen más rápidamente.
Las ventas de armas israelíes a África se duplicaron entre 2012 y 2013, y aumentaron otro 40 % en 2014, hasta llegar a los 318 millones de dólares ese año. No se sabe con seguridad si este monto total equivale a las armas y adiestramiento que Israel proporcionó a Uganda y posiblemente Ruanda como compensación por haber aceptado acoger a los refugiados africanos expulsados de Israel. Aunque Israel no tiene reparos en contribuir a la agitación de los países africanos, se niega a conceder asilo en su territorio a las personas africanas y, en vez de ello, prefiere encarcelarlas y deportarlas a los horrores de los que habían escapado. Algunas de ellas han sido encarceladas, torturadas e incluso asesinadas desde que fueron expulsadas.
Lo que está claro es que entre los clientes africanos de Israel están los principales regímenes no democráticos que oprimen brutalmente a sus ciudadanos.
Un comandante retirado del ejército israelí, Mayer Heretz, adiestra la Brigada de Intervención Rápida de Camerún (BIR), que realiza asasinatos y «desapariciones» extrajudiciales rutinarias. En 2009 se desplegó para aplastar las manifestaciones en contra de la desigualdad económica y asesinó a unos cien manifestantes.
Otro comandante retirado del ejército israelí, Avi Sivan adiestró a la tristemente célebre y brutal unidad de la guardia presidencial de Camerún, vital para mantener desde hace 33 años la dictadura del dictador Paul Biya.
El prolongar el control de regímenes represivos en África es una vieja tradición israelí. En las décadas de 1970 y de 1980 Israel equipó con armas al régimen de apartheid sudafricano con armas con lo que violó las sanciones internacionales.
Salvaguardar el saqueo corporativo
Décadas de robar y colonizar tierras y recursos palestinos ha cualificado a Israel con una pericia única en someter a la resistencia y mantener el saqueo colonial.
Como explicó Jimmy Johnson, un activista e investigador del tráfico de armas de Israel, «el nacionalismo etnocéntrico del siglo XIX que llevó a la creación de Israel […] oculta a menudo el hecho de que la desposesión de los palestinos ha incluido una generalizada transferencia ascendente de riqueza desde el colonizado al colonizador, del ocupado al ocupante».
Israel no se limita a entregar armas a África, sino que ofrece un exitoso modelo para garantizar el botín del neocolonialismo obtenido de una cada vez mayor clase baja desposeída y abandonada por los estragos del capitalismo globalizado. Como señala Johnson, «s e exporta la ocupación de Israel para luchar contra la redistribución de la riqueza».
Al sur de Camerún las compañías militares israelíes se embolsan millones de dólares vendiendo armamento a la pequeña nación de Guinea Ecuatorial rica en petróleo. En Guinea Ecuatorial vive unas de las sociedades más desiguales del mundo.
El despiadado dictador de la antigua colonia española, Teodoro Obiang, se ha enriquecido gracias a los generosos pagos de algunas compañías petroleras estadounidenses que a cambio explotan sin obstáculos las enormes reservas de petróleo del país.
Para mantener su control Obiang depende de una guardia presidencial casi con seguridad adiestrada por Israel, al tiempo que cuenta con el armamento israelí perfeccionado en Gaza para proteger las plataformas petroleras de Exxon.
Las fuerzas de seguridad de Obiang tienen una pésima reputación por torturar de forma generalizada y ejecutar sumariamente a los oponentes políticos.
En 2008 Israel obtuvo un acuerdo de compra de armas valorado en 100 millones de dolares con Guinea Ecuatorial que implicaba la compra de cuatro barcos patrulleros IMI Shaldag y un barco de misiles Saar fabricados por [la empresa israelí] Israel Shipyards. Según el diario Haaretz, «los barcos IMI están destinados a garantizar los derechos petroleros en el mar». Son los mismos barcos que utiliza la Armada israelí para hacer cumplir el bloqueo por mar a Gaza y disparar a sus habitantes.
Mientras Israel ayuda a las compañías petroleras estadounidenses y a la familia Obiang a enriquecerse, uno de cada diez niños de Guinea Ecuatorial muere antes de cumplir cinco años. Por otra parte, menos de la mitad de la población tiene acceso a agua limpia potable.
En la provincia de Cabinda en Angola, el drone Aerostar fabricado por la compañía israelí Aeronautics Defense Systems protege las plataformas petroleras marítimas de las compañías privadas, incluida Chevron.
En el delta del Niger Delta diferentes vehículos de vigilancia israelíes, incluidos los Aerostar y Seastar de Aeronautics, y el barco patrullero Shldag de Israel Shipyards, protegen las plataformas petroleras de Chevron de potenciales obstáculos al saqueo por parte de esas compañías de los recursos de Nigeria.
A esto se suma el sistema de vigilancia de internet de Nigeria, instalado por la principal empresa militar de Israel, Elbit Systems, en 2013.
Exportar la «guerra contra el terrorismo»
Con el ascenso de Boko Haram Nigeria ha adoptado en los últimos años la doctrina de la «guerra contra el terrorismo» que Israel fue la primera en fomentar para justificar su incesante conquista de Palestina. » Israel ha sido una aliado fundamental y leal en nuestra lucha contra Boko Haram», afirmó a principios de este año un alto cargo del gobierno nigeriano. «Es una triste realidad que Israel tiene una enorme experiencia de lucha contra el terrorismo. Para ayudarnos, nuestros socios israelíes han utilizado esa experiencia y la pericia única lograda a lo largo de años de luchar contra el terrorismo dentro de sus propias fronteras», añadió equiparando la resistencia palestina a la violencia colonial israelí con el terrorismo perpetrado por un grupo militante con el que los palestinos no tienen relación.
Un activista cristiano nigeriano que apoyaba totalmente a su gobierno declaró al The Jerusalem Post : «Soy como un colono israelí en Cisjordania en medio de palestinos».
Esta actitud ha sido simplemente desastrosa.
Desde 2012, con la excusa de aplastar a Boko Haram, el ejército nigeriano ha ejecutado extrajudicialmente a 1.200 personas y detenido arbitrariamente a 20.000 chicos y hombres jóvenes, al menos 7.000 de los cuales murieron en centros de detención de hambre, negligencias médicas o debido al hacinamiento.
Igualmente, los escuadrones de la muerte de Kenia en la Unidad de Servicio General, el ala paramilitar de la policía y del ejército de ese país, han adoptado el «reglamento israelí» para los asesinatos extrajudiciales de los clérigos musulmanes que se expresan abiertamente.
Varios oficiales de escuadrones de la muerte entrevistados por Al Jazeera el año pasado revelaron que sus unidades están adiestradas por Israel.
«Exportar la experiencia del sionismo»
En su libro publicado en 1987, The Israeli Connection , Benjamin Beit-Hallahmi calificó el apoyo que Israel presta a varios tiranos de países en vías de desarrollo de «resultado directo de lo que ha hecho internamente». «Lo que Israel está haciendo en el Tercer Mundo», afirmó Beit-Hallahmi, «es, simplemente, exportar la experiencia del sionismo en Oriente Medio» caracterizada por la conquista y la pacificación. Israel «no solo está exportando una tecnología de dominación, sino también la visión del mundo que sustenta esta tecnología», añadió. Exporta «la lógica del opresor […] determinado estado de ánimo, el sentimiento de que el Tercer Mundo puede ser controlado y dominado, de que se pueden detener los movimientos radicales en el Tercer Mundo, de que todavía tienen futuro los modernos Cruzados».
Eso es precisamente lo que Israel está haciendo actualmente en África con unas previsibles consecuencias mortíferas.
Rania Khalek es redactora asociada de The Electronic Intifada.