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Sobre la jornada ' Medios de comunicación y movilización de masas'

Las catacumbas

Fuentes: Kaosenlared

Como se sabe, las catacumbas eran galerías subterráneas bajo la antigua Roma donde los cristianos se refugiaban de las persecuciones. Creo que aquéllos han tomado cuerpo en los de base de hoy y se entremezclan con tantos que sin conectar con la idea precisamente religiosa profesamos la misma conciencia de «el otro», que es tanto […]

Como se sabe, las catacumbas eran galerías subterráneas bajo la antigua Roma donde los cristianos se refugiaban de las persecuciones. Creo que aquéllos han tomado cuerpo en los de base de hoy y se entremezclan con tantos que sin conectar con la idea precisamente religiosa profesamos la misma conciencia de «el otro», que es tanto como decir la misma conciencia social: Montera, 13 fue por una tarde, la del pasado día 25, para mí, una catacumba de aquéllas.

Hoy se supone que para asuntos como éstos no hay clan­destinidad, pero reconozcamos que el temor latente a la in­volución y a distintos tipos de persecución no nos abandona del todo ni abandona a nuestra causa. Recelamos, más o menos, pero recelamos, tanto en reuniones como en la pu­blicación de las ideas. Desde luego, digamos que no esta­mos en las cotas donde se respira lamisma libertad que transpiran otras webs campeonas de la tergiversación y la mentira, por ejemplo, que son brazos de los poderes facti­cos. Tenemos en común con aquéllos, con los cristianos de base, nada más y nada menos que una misma manera de resentirnos, de sufrir la sociedad en que vivimos. Quizá la misma manera de transirnos el mundo actual…

Hay un película relativamente antigua protagonizada por Donald Sutherland titulada «La invasión de los ultracuerpos», o algo así, en la que la humanidad rápidamente se ve inva­dida por esporas que a su vez se convierten en vainas pro­cedentes de otro mundo. Los habitantes de él se apodera así del nuestro. Un grupo de humanoides a cuyo frente está Sutherland tratando de controlar primer y luego evitar la ver­tiginosa contaminación, actúa, inútilmente, para impedir su avance. Los seres que van siendo contaminados no cam­bian en absoluto de apariencia, y se identifican entre ellos por una palabra-consigna. Pero sigue la vida como si tal cosa salvo que poco a poco todo el mundo está robotizado. Al final también Sutherland sucumbre a la fatalidad. Esto está sucediendo con la insidia de la mentalidad neoli­beral que se extiende ya hasta entre facciones de la iz­quierda, in­cluso de la que opera desde el poder político. Ya sé que Matrix es el referente actual de todas estas cosas, pero soy mayor y otras figuras y tramas me vienen más a la cabeza quizá por la impresión lejana que me causaran en su día. Y hasta me parece aquel argumento más verosímil como me­táfora al menos, que la fantasía delirante de Matrix.

Pues bien en Montera, 13 nos reunimos 30 «puros»; sin con­taminar. Se percibía en el éter. Había estado yo en al­gunas reuniones de extrema izquierda oficial, pero nunca había oído decir a nadie en ellas, como ese día escu­ché a uno de los presentes: «soy comunista». Ya sé que en la sede de Corriente Roja no cabía esperar otra cosa… Pero aun así restalló en mis oídos parecida emoción a la que en los pri­meros tiempos de mi más tierna infancia me emocio­naría oír: «el cuerpo de Cristo», por ejemplo, o que Pul­garcito se libraba de las fauces del Ogro…

«Soy comunista» supone para mí estar dispuesto en la so­ciedad a «repartir pobreza», claro que sí, como despectiva­mente usan esa locución los otros, los mutantes. Repartir pobreza en una sociedad desarrollada moralmente es re­partir pérdidas, tener sensación de no abusar de nadie, dormir tranquilo, atribuir los males de cada individuo a su mala suerte natural y no a los abusos humanos, apartar de sí el remordimiento de que mi «pobreza» no es muy diferente de la tuya, que todo el mundo come y tiene una vida digna, que no hay hermanos de mi mismo género zoológico que, cerca o a miles de kilómetros, se dejan la vida esfor­zándose horriblemente para mí o mueren por causas de ex­polio y de rapiña. «Repartir pobreza» significa que estamos respetando a la Naturaleza, tan cerca de fenecer transfor­mada en un desierto por los afanados en «distribuir ri­queza» entre ellos…

Se tocaron en aquel cordial intercambio comprimido de flujos plagados de callado e implícito idealismo en Montera, 13, varios as­pectos que ocupan y afectan a la filosofía en la práctica co­mún de los medios alternativos, y especialmente los propó­sitos, aquella tarde, comunes al grupo de los Cua­tro: Nodo50, La Haine, Kaosenlared e Insurgente. Se pro­puso y se aplaudió la creación de una agencia informativa o con­trainformativa. Tarea más que compleja si se pretende arti­cular y organizar con tan escasos medios como de los que ordinariamente se carece. Pero ahí estuvo el apunte. Una agencia eficaz, montada con rigor, de izquierda pro­bada, y que dispone de brazos experimentados por todo el mundo es la Red Voltaire. Yo propondría desde aquí una toma de contacto con ella aunque sólo fuese para obtener asesoramientos y empezar a andar…

Personalmente intervine aquella tarde en Montera aludiendo a mi es­cepticismo, más que pesimismo, sobre la eficacia que Inter­net y el sedentarismo asociado a él tienen como instrumento resolutivo de lucha anticapita­lista. Habrá que tener mucha paciencia hasta que algún día Inter­net y la izquierda «auténtica» que se refugia en la Red pueda ser eficaz para contrarrestrar el progreso geométrico del ne­ocapitalismo cuyo precio pagan esos individuos y pueblos «llamados a desaparecer» de los que Aznar habló a Chávez para atraerlo a su causa, la de los bárbaros maqui­llados… Para contrarrestar el progreso geométrico de la de­recha, ultraderecha y fascismo, desdereductos insignifi­cantes y al lado del empequeñecimiento aritmético de la iz­quierda «auténtica»

Por último, en cuanto a mi escepticismo y sobre la escasa influencia de Internet en un proceso revolucionario -ya habré escrito sobre ello-, ya sé que lo compartimos casi todos. Por eso lo dije en voz alta. Lo que no quiere decir que no piense que el proceso de concienciación de la izquierda, y más con la deriva desastrosa de los acontecimientos, recorte palma­rio de libertades, el crescendo de los abusos de los po­deres fácticos, policiacos, etc, no avance. Lo que no signi­fica es que haya que abandonarse la lucha. Está casi can­tado que la pugna de mañana por el poder político terminará siendo básica y directamente mediática, más que mitinesca y pan­fletaria. Y se librará en los medios alternativos y en los ofi­ciales digitales de Falsimedia. Es decir, aunque yo no lo veré, las justas se dilucidarán casi exclusivamente en Inter­net. Por eso tenéis que ir tomando posiciones…

Ello, como dicen los juristas, rebus sic stantibus, que quiere decir «mientras permanezcan así las cosas». Porque el final de este proceso galopante de dominio de las fuerzas económi­cas, militares y políticas sobre todo lo demás, no tendría nada de extraño que culminara en otra alternativa desgra­ciadamente más facilona que esta otra que desea­mos: y es la posibilidad de una dictadura universal, tal como vaticina para mediados del siglo que acaba de empezar -y lo hacía en 1921- Oswald Spengler.

De todos modos Kaos, Insurgente, Nodo50 y La Haine son células que pueden desarrollarse en paralelo como contra­mutantes, como vacuna, como placebo y como sedante frente a tanto desvarío, tanta barbaridad y tanta insensatez que impregna la atmósfera local y mundial al mismo tiempo que se esfuma la capa de ozono. De momento yo me con­formo con esa función, y me da la impresión de que conta­mos además mayoritariamente con América Latina. América Latina da la impresión de ir convir­tiéndose rápidamente también en un foco conti­nental de la izquierda real y del cristianismo. De una izquierda y un cristianismo rescatados de las garras de la descomposición aunque sólo sea porque la izquierda vuelve su vista a los principios revolucionarios y su cristianismo se aleja de la ortodoxia vaticana y del fu­nesto catolicismo transformado en un hipermercado univer­sal,como las galaxias se alejan entre sí.