El documental de Amparo Climent y José Palazón, «Las lágrimas de África», fue presentado ayer en la sede de la Fundación AISGE y será proyectado este fin de semana en el cine Artistic Metropol de Madrid. Acompañaron a la directora, los compositores de la banda sonora, la cantante de uno de los temas de la […]
El documental de Amparo Climent y José Palazón, «Las lágrimas de África», fue presentado ayer en la sede de la Fundación AISGE y será proyectado este fin de semana en el cine Artistic Metropol de Madrid. Acompañaron a la directora, los compositores de la banda sonora, la cantante de uno de los temas de la misma y Esteban Ibarra, presidente de la ONG Movimiento contra la Intolerancia.
Frontera sur de Europa. Madrugada. Grupos de personas en fila india se dirigen a la valla de Melilla. Una estrecha pero bien franqueada franja separa los sueños de miles de personas que intentan cruzarla para alcanzar una vida mejor. Estas son las espeluznantes imágenes que abren la película.
Amparo Climent, actriz y artista multidisciplinar, fue la encargada de presentar, en la Fundación Aisge de Madrid, el largometraje documental «Las lágrimas de África» que ha escrito, narrado y dirigido, con la asesoría de José Palazón -periodista gráfico de la ONG Prodein- gracias a sus esfuerzos, los de sus colaboradores y a un proyecto de micromecenazgo.
Todo empezó con la noticia de la tragedia de la playa del Tarajal, el 5 febrero de 2014, relató la propia directora del documental durante el pase de prensa. «Cada vez que veía a los manteros en Lavapiés, me acordaba de este acontecimiento». En busca de respuestas, Climent se dirigió a Melilla por primera vez en marzo de 2014. Allí, descubrió una ciudad por donde ya había pasado en otras ocasiones sin poder conocerla, cuyo urbanismo y multiculturalidad le fascinaron, sin por ello pasar por alto sus chocantes realidades. En sus numerosas incursiones en el monte Gurugú (diez viajes a Melilla y al territorio marroquí colindante), entró en contacto con los subsaharianos que allí malviven -algunos, desde hace más de 4 años- a la espera de encontrar el momento idóneo para «saltar la valla» que les separa de la ansiada España, de un mundo que han imaginado mejor que el que dejaron atrás.
Los principales escenarios del documental son:
– Nador, ciudad marroquí vecina de Melilla, con su colorido zoco pero, en cuyos montes, como el de Bolingo, también se esconden personas -mujeres y niños, a diferencia del Gurugú- esperando a hacer la travesía por mar que les conducirá (o no) a Europa.
– El paso fronterizo de Beni Enzar, que comunica Nador con el Barrio Chino de Melilla, donde decenas de porteadores -en su mayoría, mujeres- sobreviven aprovechándose de que la legislación marroquí permite pasar, hasta tres veces al día por persona, mercancías «para uso propio».
– Las inmediaciones de la valla de Melilla, el CETI (Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes) de la ciudad y el campamento del monte Gurugú.
En los campamentos de Bolingo y el monte Gurugú, Climent pudo charlar, hacer fotos y grabar imágenes de la vida de decenas de personas que, a pesar de la situación de precariedad y de peligro que corren, todavía conservan fuerzas para entonar una canción o sonreír ante la cámara.
La narración del filme corre también a cargo de la directora y alterna pasajes descriptivos, como los que acompañan las imágenes de la valla o de los campamentos, con otros más poéticos y reflexivos sobre las personas que se fue encontrando, sus precarias situaciones y los sentimientos que le provocaban.
Esto lo contó Amparo Climent ayer, en la sede de la Fundación AISGE, acompañada por Sergio Kuhlmann y José Manuel Conde, compositores de la banda sonora, que en la fotografía de la izquierda flanquean a Gloria Vega, intérprete de «Boza», una de las canciones más emocionantes del documental. También la acompañaba Esteban Ibarra, presidente de Movimiento contra la Intolerancia (último de la derecha), visiblemente emocionado, como la propia directora y parte del público asistente, y que definió la cinta como «un proyectil contra la indiferencia, la indiferencia ante el neoesclavismo».
Fuente: http://www.guinguinbali.com/index.php?lang=es&mod=news&task=view_news&cat=4&id=4422