Los partidos y movimientos opositores de Marruecos y Yemen miraban ayer a las reformas anunciadas la víspera por sus respectivos sátrapas con un sentimiento entre la desconfianza y el desprecio. El movimiento islamista marroquí Justicia y Caridad (Ak Adl Wal Ihsan) criticó el método «individual» de la reforma constitucional propuesta por el rey Mohamed VI, […]
Los partidos y movimientos opositores de Marruecos y Yemen miraban ayer a las reformas anunciadas la víspera por sus respectivos sátrapas con un sentimiento entre la desconfianza y el desprecio.
El movimiento islamista marroquí Justicia y Caridad (Ak Adl Wal Ihsan) criticó el método «individual» de la reforma constitucional propuesta por el rey Mohamed VI, y reivindicó una asamblea constituyente como primera condición para una Carta Magna democrática.
El portavoz de esta organización -proscrita en Marruecos pero que es la principal fuerza-, Fath Alah Arsalan, lamentó que la reforma de la Constitución se atribuya a una comisión cuyas condiciones de trabajo son predeterminadas y cuyos resultados están ya decididos».
En declaraciones recogidas por la agencia Efe, destacó que lo anunciado por la monarquía alauí «muestra la ausencia de voluntad de un cambio real y se basa en promesas y esperanzas que ya han tenido múltiples precedentes en los intentos de calmar la ira popular».
«La demanda básica -añadió Arsalan- es una asamblea constituyente que surja del pueblo en la forma, el contenido y la composición, y que se produzca un cambio constitucional fundamental en el marco de un acuerdo de todos los componentes del pueblo marroquí, sin exclusión».
El monarca anunció el miércoles, en su primera intervención tras las protestas del 20 de febrero, el establecimiento de una comisión que iniciará una reforma de la Carta Magna que incluye, entre otros cambios, reforzar la figura del primer ministro como «presidente de una poder ejecutivo efectivo» y ampliar las atribuciones del Parlamento. Posteriormente, se celebrará un referéndum para aprobarla.
Sin embargo, los jóvenes acogieron con escepticismo el anuncio del jefe de Estado. Por ejemplo, Rashid, un estudiante de 22 años contactado por AFP, indicó que «muchos marroquíes han recibido positivamente este discurso, pero el rey no ha evocado reformas concretas como la lucha contra la corrupción en las esferas del poder, las injusticias sociales o la desigualdad de oportunidades para acceder a puestos administrativos que son acaparados por unas pocas familias».
Entretanto, y como cabía esperar, ni Madrid ni París, principales aliados del Gobierno de Rabat, perdieron un segundo para aplaudir los cambios anunciados por el régimen alauí.
La ministra española de Exteriores, Trinidad Jiménez, trasladó sus felicitaciones al sátrapa marroquí y consideró «una muy buena noticia» el anuncio de unas medidas que, a su juicio, aportarán a Marruecos una «mejor democracia».
En opinión de la ministra, «el asumir las demandas que la gente está planteando en la calle, el hacer un planteamiento de reformas políticas que conduzca a una mejor democracia y un mayor sistema de libertades, garantías y derechos, es una gran noticia, un momento de una enorme trascendencia».
Horas más tarde, el propio José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno español, acogió «muy positivamente» las citadas reformas y afirmó que van «en muy buen camino».
En ese mismo sentido, el Ejecutivo francés consideró «responsable y valiente» el discurso del rey marroquí Mohamed VI, y ofreció su disposición para ayudarle a llevar a cabo las reformas anunciadas.
«Estamos convencidos de que se trata de un discurso mayor, tanto para Marruecos como para el conjunto de la región, particularmente en el contexto actual», señaló un portavoz del Ministerio de Exteriores galo.
La UE, por boca de la jefa de la diplomacia, Catherine Ashton, también se mostró satisfecha con el anuncio de Mohamed VI.
Yemen
Una situación similar a la vivida en el reino alauí se experimentó en Yemen, donde la oposición afirmó que las propuestas del presidente Ali Abdallah Saleh no son suficientes y que, además, llegan tarde.
El portavoz de la oposición yemení, Mohamed Qahtan, declaró que las reformas prometidas ayer por el mandatario llegan «demasiado tarde». «Las demandas de la calle van más allá y son mucho más importantes que eso», añadió.
Saleh anunció ayer durante un discurso televisado en directo que someterá este mismo año a referéndum una nueva Constitución y que el país iniciará la transición a un «sistema parlamentario» en el que «un Gobierno elegido por el Parlamento asumirá el poder ejecutivo». No evocó, sin embargo, la posibilidad de un abandono anticipado del poder, en el que lleva ya 32 años.
Asimismo, convocó a la formación de un Ejecutivo de unidad nacional interino para preparar una nueva ley electoral que conduzca al sistema político parlamentario que está proponiendo hasta que se celebren comicios a finales de 2011 o principios de 2012.
Además, el cuestionado mandatario propuso descentralizar el poder, en momentos en que en el sur del país le reclaman la independencia, y los rebeldes del norte denuncian la discriminación que sufren.
«La iniciativa del presidente está superada, constituye el acta de defunción del régimen político, cuyo fin reclaman los manifestantes», declaró a AFP Mohamad Al Sabri, portavoz de la oposición parlamentaria.
Arabia Saudí
En vísperas de una jornada de protestas convocada para hoy en Arabia Saudí, varios analistas afirmaron que la probabilidad de que en este país se reproduzcan revueltas similares a las de Túnez o Egipto, es bastante escasa, aunque hicieron hincapié en el enorme impacto que los disturbios tendrían en la economía mundial.
Aunque reconocen que la carestía de la vida y la relativa pobreza de la población saudí ha dejado sitio a un sentimiento de frustración, destacan que la ciudadanía no dirige su ira contra el Gobierno o la familia real, que ha inyectado cantidades multimillonarias y ha reforzado los servicios de seguridad para evitar los conatos de protesta.