La cuestión racial, el odio a las minorías y el uso de la violencia son algunas de las caracterísiticas de los movimientos de extrema derecha estadounidenses sobre cuyo auge, muchas veces favorecido por lobbys, políticos o instituciones, alerta el Departamento de Seguridad Nacional. La recesión económica, el triunfo de un presidente negro o la vuelta […]
La cuestión racial, el odio a las minorías y el uso de la violencia son algunas de las caracterísiticas de los movimientos de extrema derecha estadounidenses sobre cuyo auge, muchas veces favorecido por lobbys, políticos o instituciones, alerta el Departamento de Seguridad Nacional.
La recesión económica, el triunfo de un presidente negro o la vuelta de los soldados de Iraq y Afganistán son algunas de las claves que apuntaba el Departamento de Seguridad nacional para prever un más que probable auge de los grupos de extrema derecha. Aunque es una realidad latente, son contadas las ocasiones en que aparecen en los grandes medios de comunicación, tal vez para hacer creer que «aquello que no sale en los medios no existe». No obstante, una mirada más detallada a esa realidad muestra que siguen operando y que, en ocasiones, entre ellas se dan similitudes ideológicas.
La extrema derecha estadounidense se presenta dividida en diferentes grupos, movimientos o simpatizantes que, por lo general, basan buena parte de su ideología en una política orientada hacia el odio religioso, racial o étnico, aunque otros centran su actividad en actos antigubernamentales para expresar su rechazo, sobre todo, a la autoridad federal mientras apuestan por la del Estado o la local, o a cualquier autoridad que provenga del Gobierno. En ese amplio abanico hay también grupos que centran su actividad en una sola cuestión (armas, aborto, inmigración…) e individuos que operan en solitario bajo el paraguas de esa red de ideologías extremistas.
La cuestión racial y de exaltación del nacionalismo blanco es común a diferentes inspiraciones ideológicas, aunque sus referentes históricos varían. La referencia para los movimientos nacionalsocialistas y neonazis está en torno al Tercer Reich alemán, mientras que el poderoso Ku Klux Klan (KKK) tiene sus raíces ideológicas en la realidad del sur racista de la Confederación. Otros movimientos, como el de las milicias, afirman que su motor ideológico reside en la propia revolución estadounidense de 1776 y en «los patriotas que lucharon contra Inglaterra».
Tampoco coinciden a la hora de determinar el momento de la «ruptura social». Los llamados conservadores católicos afirman que la sociedad está en declive desde la Edad Media; para los tradicionalistas del sur, la guerra civil será la que marque la división; para los neoconservadores, los años 90; mientras que la derecha evangelista reclama la vuelta a la pequeña ciudad norteamericana del siglo XIX.
También se pueden hallar más diferencias en relación a las distintas concepciones religiosas que influyen en esos grupos de extrema derecha. El KKK y otros grupos cristianos defienden que «el pueblo elegido es el blanco» ponen especial énfasis en esa supremacía racial. Otros movimientos, ligados a grupos neonazis, defienden las mismas teorías supremacistas, aunque sus bases guardan más relación con el ocultismo y el odinismo.
Una de las características comunes a la mayoría de estos movimientos es el uso de la violencia. La mayoría no renuncia a emplearla contra quienes consideran sus enemigos. La extrema derecha ha estado ligada al uso de la violencia desde hace décadas. En los años 50, el KKK desencadenó una campaña de bombas contra iglesias de la comunidad negra, y en las décadas de los 60 y 80 se produjeron las muertes violentas de miembros de minorías raciales a manos de los «lobos solitarios». Más recientemente hemos visto la expresión de esa violencia en Ruby Ridge (Idaho, 1992) y en Waco (Texas, 1993), y en el atentado de Oklahoma (1995). Este tipo de acciones ofrece a esos grupos una inestimable proyección mediática que utilizan para incrementar el número de sus integrantes.
El uso de publicaciones propias es otro de los resortes utilizados para hacer proselitismo de su ideología y ganar adeptos para sus causas. Internet es una herramienta fundamental para la propagación de esas ideas racistas y xenófobas.
Algunos sectores de extrema derecha han sondeado su respaldo electoral mediante diferentes fórmulas. A veces presentan, con escaso éxito, sus propios candidatos,y otras optan por rechazar cualquier participación electoral, pero en muchos casos han preferido trabajar desde dentro del Partido Republicano o a través de importantes lobbys.
Una radiografía de tres de las expresiones más violentas de la extrema derecha nos permite un mayor acercamiento a esa compleja realidad. Las expresiones de movimiento nacionalsocialista, que lleva tiempo organizando actos por todo el país, han estado eclipsadas durante algún tiempo por grupos como Nación Aria, la Iglesia del Creador o Alianza Nacional, pero tras su declive, el nazismo resurgió en los años 90. La presencia de una nueva generación de dirigentes «más jóvenes y enérgicos» y el auge de internet, junto a la detención y encarcelamiento de los líderes rivales, han hecho que algunas de estas organizaciones ganen presencia en ese abanico extremista. Grupos como el Partido del Pueblo Blanco Nacional Socialista (NSWPP) o el Partido Nacional Socialista de América (NSPA) han dejado paso a grupos neonazis y de skinheads que en los últimos años han colaborado con las expresiones más extremistas del KKK.
El Ku Klux Klan surgió en el contexto de la guerra civil y desde su inicio destaca por sus expresiones de odio y violencia, primero contra la comunidad negra, y luego también contra judíos, comunistas… y, en cierta medida, al propio Gobierno federal al que acusan de proteger a esas minorías. En la década de los 50 resurge con fuerza y, tras un periodo de recesión, se ha observado en los últimos años un incremento de grupos del KKK en diferentes estados. Sus actos violentos contra homosexuales, inmigrantes, defensores del aborto… han aumentado al calor de las transformaciones sociales y el acercamiento entre grupos del KKK y neonazis.
Las Milicias son otro de los movimientos más importantes de esa red ideológica. Basan en teorías conspirativas (el Gobierno está en manos de actores extranjeros) su rechazo a la autoridad federal y, en ocasiones, se nutres de grupos como Posse Comitatus (El poder del Condado), que repudia los «ataques federales» a sus derechos y reclama la tradición de 1779 como cimiento de sus demandas.
Uno de los aspectos más importantes es la defensa de la Segunda Enmienda, que interpretan como el derecho a portar armas y es clave en la formación de las diferentes milicias y su parafernalia militar. Los atentados y enfrentamientos de estos grupos con Washington o los ataques protagonizados por «lobos solitarios», provenientes de esos círculos, han sido muy relevantes en los últimos años.
Más allá de las diferencias, la mayoría de grupos coincide en la defensa de actitudes e ideas en contra de los derechos de la mujer, los homosexuales y las minorías raciales y contra el aborto. A veces cometen e impulsan actos violentos, pero no hay que olvidar que detrás hay toda una articulación de actitudes de lobbys, políticos e insti- tuciones que, muchas veces, los amparan o protegen con sus alegatos contra los objetivos de la extrema derecha o con su actitud condescendiente hacia ellos.