Tras meses de intensas fricciones entre demócratas y republicanos, y a 14 meses de las elecciones, los recientes planes de estímulo para el crecimiento económico propuestos por Barack Obama, presidente de los Estados Unidos, amenazan con reanudar la batalla partidista. Tanto en los enfrentamientos sobre el límite de la deuda nacional, que colocaron al país […]
Tras meses de intensas fricciones entre demócratas y republicanos, y a 14 meses de las elecciones, los recientes planes de estímulo para el crecimiento económico propuestos por Barack Obama, presidente de los Estados Unidos, amenazan con reanudar la batalla partidista.
Tanto en los enfrentamientos sobre el límite de la deuda nacional, que colocaron al país norteño al borde del colapso financiero, como en los debates para huir del estancamiento económico y la creación de empleos, la posición del Partido Republicano es contraria al aumento de impuestos y sí a favor de la reducción de los gastos del gobierno.
La semana pasada Obama avivó las discusiones con legisladores opuestos luego de la presentación de un costoso plan para reducir el desempleo, por un valor de 447 mil millones de dólares, y en esta lo hizo con uno que apuesta por la reducción del déficit en unos cuatro billones. Para ambos es imprescindible el aumento de la recaudación impositiva a los más acaudalados.
Desde hace algún tiempo el mandatario estadounidense había manifestado su intención de eliminar las ventajas concedidas durante la presidencia de su predecesor, George W. Bush, a las familias de altos ingresos, a las grandes compañías petroleras, de gas, y para los dueños de aviones privados, según el sitio oficial del gobierno.
Otros ahorros, de acuerdo con el proyecto, provendrían del fin de la intervención militar de Estados Unidos en Afganistán e Irak, y de reformas a los subsidios agrícolas y del seguro sanitario para los adultos mayores, refiere la misma fuente.
Después de conocer el plan el Partido Republicano expresó su rechazo con la justificación de que en él subyace un claro matiz electoral.
Aunque también argumentaron que subir los impuestos a los ricos, denominados por ellos creadores de empleos, sólo contribuye a frenar la inversión, sobre todo en la crisis actual, cita la agencia española EFE.
A ello Obama contestó, que de no implementarse, significaría recortes drásticos a la educación, a la investigación, al desarrollo, a la infraestructura, a la seguridad alimentaria, y a la salud.
Los republicanos han criticado duramente la gestión del presidente demócrata por las débiles cifras de crecimiento y por los altos niveles de desempleo, que llega al 9,1 por ciento. Estos aspectos constituyen los más duros golpes a su reelección.
De ahí también el abierto rechazo a sus recetas para salir del marasmo económico.
En ese caso también está la propuesta bautizada como Acta de Trabajo de los Estados Unidos, que cuenta con la inconformidad de esos legisladores, ya que para ellos supone elevar el déficit presupuestario.
Específicamente ellos arguyen que el gasto en infraestructura incrementará el déficit en el corto plazo, así como también que podría detener el crecimiento en el sector empresarial, según la agencia británica Reuters.
La iniciativa incluye recortes de impuestos al 98 por ciento de los pequeños negocios, e inversiones inmediatas por 50 mil millones para la construcción de carreteras, transporte público, ferroviario y aéreo, lo cual podría estimular la contratación de los hispanos.
También beneficiaría a 25 millones de latinos que recibirían recortes fiscales y más de un millón podría ver prolongados sus beneficios de desempleo, subraya el sitio oficial de la Casa Blana.
Este proyecto representaría un estímulo importante para la alicaída economía norteamericana, si tenemos en cuenta que más del 70 por ciento de la actividad económica de ese país depende del gasto de los consumidores.
Una economía deprimida, y marcada por millones de estadounidenses desocupados no ayudará a salir de la crisis que vive hoy Estados Unidos, y que arrastra al mundo.
Obama ha instado al Congreso de su país a no dilatar la aprobación de sus planes, y aunque los republicanos conocen el riesgo de oponerse a iniciativas para reactivar la economía y el desempleo, también saben que podría levantar la popularidad apagada del presidente. (AIN) 11