El Mes de la Hispanidad, una burla. Para agregar un poco de historia: en 1968 el presidente Lyndon B. Johnson declaró una semana en septiembre como la Semana Nacional de la Herencia Hispana, la que en 1988 se extendió a un mes entero -cuando no- del 15 de septiembre al 15 de octubre según ellos […]
El Mes de la Hispanidad, una burla. Para agregar un poco de historia: en 1968 el presidente Lyndon B. Johnson declaró una semana en septiembre como la Semana Nacional de la Herencia Hispana, la que en 1988 se extendió a un mes entero -cuando no- del 15 de septiembre al 15 de octubre según ellos para honrar la herencia hispana en este país. Entonces se celebra la cultura y tradición de residentes con raíces latinoamericanas, ahí se va en el mismo caldo: España, México, Centro y Sur América y agregado el Caribe. Se dice que mucho tuvo que ver con que iniciar el 15 de septiembre como homenaje a la Independencia de los países centroamericanos. Ajá, cómo no Chon.
Lo que yo he visto en diez años y diez meses viviendo en este país ha sido un desfile de rastreros que, entre «artistas destacados», empresarios «exitosos», residentes «legales», poetas de pacotilla, pintores de sueños húmedos, y gringos con «herencia hispana» hacen de la celebración en la Casa Blanca y demás cloacas un bacanal donde se despotrica contra los pueblos en resistencia: Argentina, Nicaragua, Ecuador, Bolivia, las hermosas Venezuela y Cuba, Chile -con Bachelet- Uruguay y Brasil. Los mismos que aplaudieron el golpe de estado en Honduras.
Los mismos que en silencio hubieran querido tener las agallas de un Che Guevara, de un Fidel Castro, de un Salvador Allende, de un Jacobo Árbenz, Emiliano Zapata, de un Sandino, de una Juana Azurduy, la vena de Sor Juana Inés de la Cruz, el valor de un Túpac Katari. Pero estos remedos de artistas y causales utilizan los micrófonos y la cámaras de los medios para desprestigiar según ellos a los que se atreven a ver con la frente en alto, ya quisieran todos tener presidentes como el de Guatemala en este momento de dictadura, -por la gran puta, para nuestra desgracia- o como el caciquero Peña Nieto que más salado México solo ha estado en los tiempos recientes de Salinas de Gortari -yo como fiel ignorante solo hablo de mis tiempos va-.
Cobertura total a los emperifollados que se aplauden entre ellos mismos, y qué decir de los mediocres consulados que para ni pura rosca sirven más que para venir a humillar a sus propios connacionales cuando les toca hacer enormes colas para los trámites necesarios, hay que escucharlos gritarles cuando los paisanos que no hablan español tratan a como pueden de expresarse en esa lengua también impuesta, esos empleadillos de gobierno que por el saco, o por la falda y los zapatos de tacón se creen la octava maravilla del mundo, que porque tienen visa de trabajo, que porque les pagan en cheque y no en efectivo como a los indocumentados, que porque tienen prestaciones laborales, que porque se la pasan de fiesta en fiesta y de bar en bar y de foto en foto. Que porque los ven como la divina garza, que porque se creen la guinda del pastel, que porque se sienten pavos reales, ¡que porque no son ni mierda más que rastreros empleadillos de gobierno!
Hay que verlos, habrá que hacer cuentas de cuánto sholón mafioso con títulos de presidentes en comitivas comunitarias y tesoreros muy bien adiestrados en el arte del engaño y del robo, también se bañan en loción y salen a celebrar su independencia, la de ellos es distinta a la del pueblo, – al pueblo lo engañan con espejos- porque la suya es en salones de hoteles cinco estrellas ubicados en las avenidas principales del famoso Down Town -qué saber qué putas significa- el alquiler sale de la «caja de ahorro para emergencias» que si lo pagan los consulados es a costillas del impuesto del pueblo, que si lo pagan las comitivas es a costillas de los migrantes indocumentados que pagan ahí sí que por ver desfilar la nostalgia.
Se disfrazan de alta sociedad poniéndose sus mejores chirajos, la crema y nata se creen y son en realidad la reposadera y el desagüe, pero ellos asisten y celebran la independencia y se toman fotografías en grupo y las enmarcan y las tienen en las salas de sus casas, por ahí nunca falta la fotografía oficial con el cónsul de turno, y los comentarios de que: es que aquel es mi cuatazo, ahora está de embajador en tal continente pero cualquier claro y me hace el paro. La mara que se cree pulpo con tentáculos en todas partes.
Un mes dedicado al comercio antes de que llegue el 31 de octubre que ahí sí utilizan como cuentos de terror las hazañas logradas en sus tiempos de orejas cuando secuestraban, torturaban, asesinaban y desaparecían personas en sus países de origen, los aplauden cuando finalizan, cuando entre trago y trago le ponen el punto y final y se abrazan los que dicen que fueron guerrilleros y que hoy «en tiempos de paz en que todo está olvidado» y en casos como el de Guatemala brindan con los orejas que aun trabajan para la dictadura militar que nunca, nunca dejó de estar activa debajo de la mesa y en las aguas turbias, solo es que ahora se le ponen al brinco a cualquiera porque la impunidad está sentada en la poltrona y desde ahí ordena, que diga recibe órdenes. Y claro, celebran su independencia, dentro y fuera del país y en Estados Unidos con patrio ardimiento el Mes de la Herencia Hispana. Estos que en su mayoría han parido hijos en tierra gringa se creen los bisnietos de Pedro de Alvarado, Hernán Cortez, Pizarro, y del tío Sam.
Mientras se llevan a cabo los actos protocolarios y unos gritan, braman, y lloran de felicidad por su independencia, otros por el depósito reciente en sus cuentas bancarias, o por las ganancias obtenidas por la orgía de picnics y los desfiles patrios, mientras todo esta parafernalia se encierra bajo llave a celebrar las fiestas patrias y a celebrar la herencia hispana, la policía hace las redadas de la independencia a plena luz del día, en restaurantes, paradas de autobús, estaciones de tren, en casas y apartamentos, en plena avenida y en parques. Los retenes están en las esquinas de una calle cualquiera, ahí las patrullas, las grúas, las perreras para llevarse encadenados como perros rabiosos a los indocumentados para cumplir firmemente con el plan de «comunidades seguras autorizado por el orador -menos mal que no de iglesia- Obama.»
Plan que bajo fichaje de auténtico y autorizado bajo mandato de ley, es descaradamente la puerta de acceso a los policías racistas que atienden llamadas de ciudadanos xenófobos que nos quieren fuera a los indocumentados. Con el nombre de comunidades seguras nos dicen que los indocumentados somos terroristas, delincuentes, violadores, asesinos y que por eso nos sacan de su limpio y virginal país.
Nadie dice, ninguno de los que tiene voz y peso en el mundo de los sholones y medios de comunicación hispanos denuncia las redadas que se llevan a cabo en estos días de independencia centroamericana y mexicana, para cada jueves saldrá un avión lleno a reventar de indocumentados deportados, ahí van con sus grilletes y sus manos esposadas para ser aventados desde lo alto con una patada en el culo y caer embrocados en suelo «patrio», lloraban por su independencia, pues tomen hijos de puta, lloren ahora que ya están en su país. Cierran las puertas de vuelta el avión a tierra gringa para llenarse nuevamente y regresar el siguiente jueves. Día de paches en mi natal Guatemala.
Y así destrozan hogares, separando familias, arrebatando sueños, les quitan la nada que aquí era algo para mandarlos de regreso a la nada donde nada hay para el que es paria. Así es esto, como el brete de todos los días: salir a buscar jale a cualquier lugar para ganarse unos chavos, lenes, feria, centavos, plata, varos o tostones para pagar la renta y para enviar puntuales las remesas… Flotantes los sholones que son desagüe y reposadera y aquí al ras del suelo el pueblo que es el que sufre de a de veras.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.