La revuelta de la calle argelina contra un régimen abusivo y sus políticas cojas que ha estallado en los primeros días de este nuevo año 2011, ha despertado un gran interés en los medios de comunicación internacionales, que la han llamado revolución «de los hambrientos», «de los marginados», «de los desheredados», aunque el régimen y […]
La revuelta de la calle argelina contra un régimen abusivo y sus políticas cojas que ha estallado en los primeros días de este nuevo año 2011, ha despertado un gran interés en los medios de comunicación internacionales, que la han llamado revolución «de los hambrientos», «de los marginados», «de los desheredados», aunque el régimen y sus esbirros hablan, como de costumbre, de conspiración contra la Argelia del orgullo y la dignidad. El padrino del régimen corrupto, Uld Jadem, se refería a la revuelta como a una conspiración contra el líder Butefliqa y contra el renacimiento distinguido que está viviendo Argelia en la era de su grandeza. Por su parte, su periódico calificaba a los manifestantes de criminales y destructores, en una descripción enfermiza de los sucesos justificada en el hecho de que los manifestantes tienen menos de treinta años, y por consiguiente no tienen por qué protestar por la carestía de la vida ni siquiera por delegación de sus padres: el portavoz del Frente de Liberación Nacional ha olvidado que el 75% de los argelinos tiene menos de treinta años.
A algunos partidos supuestamente opositores no les ha gustado que esta revuelta haya sido considerada una segunda primavera argelina, tal vez por temor a que surja una segunda copia de la primavera de Argelia que les arrebate la legitimidad que les dio la primera, sobre todo teniendo en cuenta que los últimos incidentes han desvelado que la calle argelina va muy por delante de los partidos políticos, la mayoría de los cuales gira en la órbita del régimen y se alimentan de sus migajas.
Es verdad que la revuelta popular en Argelia es expresión del descontento por la situación social mísera que viven amplios sectores de la población argelina. También es verdad que muchos países podrían vivir protestas de este tipo, especialmente países como Túnez, Mauritania y Marruecos. Éste, claro está, es el argumento del régimen, y nosotros estamos de acuerdo en principio, aunque diferimos en los datos, ya que, como argelinos que pertenecemos a un país rico, deberíamos vivir a un nivel diez veces mejor, al menos, que el de pueblos vecinos, aunque la realidad es que nuestro nivel de vida es el más bajo del Norte de África.
Por regla general la situación política en cualquier país está supeditada a su situación económica y ésta a su vez está supeditada a la política que dirige el régimen. Cuando un régimen es apto, la situación de los ciudadanos es apta, y cuando no lo es, la situación de la nación y de sus ciudadanos tampoco lo es.
Cuando los ciudadanos de un país viven circunstancias económicas y sociales difíciles debido a la debilidad de recursos de ese país, el asunto es comprensible y se impone a la comunidad el sacrificio y la paciencia. Sin embargo, cuando la contradicción es evidente y la gente muerte de hambre y sed mientras la tesorería del Estado consigue los mayores ingresos de la historia, entonces surgen las preguntas.
¿Dónde está el dinero de Argelia?
La mayor parte de las regiones de Argelia tienen infraestructuras miserables, lo que significa que hay una falta total de proyectos de rehabilitación de las ciudades y los pueblos como consecuencia de la falta de una apuesta real y sincera por el desarrollo humano, por consiguiente no vale de nada pretender mostrar que los ingresos de Argelia se gastan en desarrollo.
Las adquisiciones de armas de Argelia no tienen justificación. El gasto de miles de millones de dólares en la compra de armamento es algo sospechoso, excepto si el régimen pretende emprender una guerra total contra Israel y Occidente para liberar Palestina, Iraq y Afganistán. ¿Realmente Argelia necesita todas esas armas mientras el pueblo muere de hambre, de miseria y de privaciones? ¿O es que las comisiones que van a parar a los bolsillos del régimen son más importantes que el trozo de pan que debería ir al estómago de los ciudadanos?
La tesorería de Argelia paga millones de dólares en propaganda al Frente Polisario, y se hace cargo de los gastos de la República Saharaui levantada sobre territorio nacional argelino. Esta política sigue cosechando cada vez más fracasos y el dinero argelino sigue fluyendo cual hemorragia, como si este dinero fuera ilícito para el ciudadano argelino pero lícito para un grupo de mercenarios y oportunistas. ¿En qué se beneficia el pueblo argelino de esta república que sólo existe en la cabeza del régimen? ¿Este pueblo con su dinero no es más importante que otros pueblos? ¿Cómo se está gastando nuestro dinero en eso que llaman sistema de «los refugiados saharauis» mientas la pobreza y la miseria está convirtiendo a nuestros jóvenes en refugiados fuera de su patria?
Los problemas son los siguientes:
– Un pueblo joven en el que el 75% de la población es menor de treinta años, al que gobierna un régimen en el que el 85% de sus miembros tiene más de 75 años.
– Las caras que gobernaron Argelia en la época del socialismo y del partido único son las mismas que gobiernan el país en la era del capitalismo y del pluripartidismo. La única diferencia es que los teóricos del gobierno socialista ayer son hoy los dueños del capital ¿De dónde lo han sacado?
– Hay muchos partidos de la oposición y pocos combatientes honestos en ellos, como si todos estos partidos fueran un mero decorado.
Las soluciones son éstas:
– Disolver el Frente de Liberación Nacional ya que Argelia ya es libre e independiente, a no ser que el régimen tenga otra opinión sobre la libertad y la independencia.
– Renovar contando con gente joven a los gobernantes y que los mayores se jubilen.
– Conceder libertad de movimiento a los refugiados saharauis y disolver los campamentos de Tinduf así como las estructuras de la República Saharaui en esos campamentos. Dejar a la ONU que ponga fin a la diferencia entre hermanos porque el pueblo argelino no tiene ningún interés en sembrar el cisma y la discordia y merece más que nadie su dinero y sus riquezas.
– Rescribir la historia de Argelia y limpiarla de distorsiones.
– Revisar las listas de mártires, combatientes y personas con derechos adquiridos.
– Juzgar a quienes dieron un golpe contra la legitimidad y a los verdaderos responsables de las masacres en las que murió un cuatro de millón de argelinos.
– Dar al pueblo argelino, con sus diferentes elementos, libertad total para su autodeterminación, para que elija a sus gobernantes y a sus parlamentarios y para que explote sus riquezas.
Fuente: http://www.algeriatimes.net/algerianews14692.html
Traducido por Al Fanar Traductores