Por fin se ha logrado. Apenas comenzada la entente contra la Libia del coronel Muamar Gaddafi por marzo de 2011, no quedaban dudas que el fin último de aquella embestida contra la nación más moderna y de mayores índices de calidad de la vida africanos, era la de instalar la bendita democracia norteamericana y sabemos […]
Por fin se ha logrado. Apenas comenzada la entente contra la Libia del coronel Muamar Gaddafi por marzo de 2011, no quedaban dudas que el fin último de aquella embestida contra la nación más moderna y de mayores índices de calidad de la vida africanos, era la de instalar la bendita democracia norteamericana y sabemos el pilar central de ello es la libre empresa.
Y si, ahora en Libia la libre empresa ha alcanzado su máximo esplendor. Apenas dos días atrás, el 19 de noviembre, se instaló definitivamente en la ciudad de Derna, una localidad de unos cien mil habitantes, a tiro de piedra de la frontera con Egipto y a poco menos de trescientos kilómetros de la costa griega – que es lo mismo que decir de la Unión Europea -. Los califatos del Estado Islámico la han tomado, con todas las de la ley, después de algunos meses de sangrientos enfrentamientos con otros grupos un poco más moderados.
Con el olfato oportunista del peor tendero el Califa Ibrahim, antes conocido como Abu Bakr al-Baghdadí, ya enseñoreados territorios de Siria e Irak, a que por lo visto nada le han hecho los bombarderos que desde hace tres meses le viene propinando la coalición encabezada por los Estados Unidos, ha elegido las costas del este Libio para fundar su primera sucursal africana. No ha elegido Libia al azar, sino para aprovecharse del estado de degradación política del país.
Hasta hace pocas semanas en las viejas tierras del histórico coronel, sobresalían dos grupos beligerantes de los cientos de bandas armadas que se han lanzado por todo. Por un lado las del general Khalifa Haftar, veinte años refugiado en Virginia, Estados Unidos, quien lleno de mohines y guiños a Washington se candidatea a hombre fuerte del país y la banda originara de la ciudad costera de Misrata, al-Sawaeq islamistas cuyo líder Abdul basit Azuz fue enviado a Libia para el mando de al-Qaeda.
La aparición del Estado Islámico en el este libio coloca un nuevo contendor y de peso al desquicio que se ha convertido ese país.
Con casi un millar de hombres, trecientos de ellos libios que han realizado su yihad en Siria e Irak, en brigada al-Battar primero, desplegada en la ciudad siria de Deir Ezzor para ocupar más tarde Mosul, la tercera ciudad más importante de Irak.
Organizados en seis campamentos en las cercanías de la ciudad de Derna, su cuartel general y campo de entrenamiento está instalado en los Montes Verdes, un lugar cercano a la ciudad donde se entrenan voluntarios del Magreb.
La nueva milicia del Estado Islámico ha tomado el nombre de división provincial al-Barqa del Estado Islámico, nombre que de la región al ser conquistada por el islam.
El Estado Islámico, ya instalado en la ciudad, ha comenzado, como es de rigor, la aplicación de la ley islámica o sharia a máximo rigor. Varios delincuentes de poca monta, han sido amputados en público y, un inmigrante egipcio, Mohamed Ahmed Mohamed, fue ejecutado mediante un disparo en la nuca en un estadio tras ser condenado a muerte por asesinar a un libio. El hermano de la víctima fue el encargado de ejecutar la condena.
Al día siguiente de la toma de la ciudad aparecieron carteles en toda las calles y avisos difundidos por altavoces instando a todos los hombres, a presentarse, tras la oración nocturna del isha, en la plaza Asahaaba (seguidores del profeta) para jurar lealtad al Estado Islámico y al califa Ibrahim.
Derna, tierra de califatos
Derna fue una ciudad que durante todo el mandato del coronel Gaddafi, (1969-2011) estuvo marginada por su larga tradición islamista. Como muestra podemos destacar que la ciudad de Derna es la que más combatientes extranjeros aportó de toda la región a la lucha de al-Qaeda en Irak. También se encuentran muchos dernaies en el Estados Islámico combatiendo en Siria e Irak.
El enviado del Califa Ibraim a Libia es veterano iraquí Abu Nabil al-Anbari, compañero de Ibrahim en sus años en Camp Bucca, un centro de detención estadounidense en Irak.
En estas últimas semanas, un nuevo grupo Muyahidín de Libia, con presencia en tres provincias : Barqa, Trípoli y Fezzan (en el suroeste de libio) había proclamado su lealtad al Califa.
La milicia de Derna es la tercera del Magreb en adherir al Estado Islámico. La primera fue en Argelia, en septiembre cuando un grupo de la rama magrebí de al-Qaeda decidió escindirse para juramentar fidelidad al Califa, de donde nació el nuevo grupo Yamaat Yund al-Jilafa (Soldados del Califato), que alcanzó la fama con la decapitación del turista francés Hervé Gourdel.
Casi simultáneamente en Túnez en la sierra de Chaambi, un santuario yihadista, la célula Okba Ibn Nafaa, nombre de un importante general del califato Omeya (años 661-750), perteneciente a al-Qaeda, proclamó también lealtad a califa Ibrahim. Estos dos últimos grupos a diferencia de la milicia de Derna no ejercen autoridad sobre una zona poblada, pero su presencia es cada vez más omnímoda.
Solo es necesario mirar un mapa para entender el peligro que significa la presencia del Estado Islámico en regiones tan próximas a Europa.
Europa y los Estados Unidos, son los únicos responsable sobre el estado de situación en todo el norte africano, quizás ahora entiendan que el Coronel Gaddafi era un gran freno para el fanatismo musulmán y comiencen a pensar si la libre empresa resulta tan buen negocio.
Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central.
Fuente: http://hamartia.com.ar/