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Libia partida en tres

Fuentes: Rebelión

Muchos artículos de opinión y comentaristas de todos los tintes políticos han salido a fijar posición respecto a los acontecimientos que hoy afligen al pueblo libio. Mientras que el imperialismo utiliza a los think tank (críticos de derecha, detractores del gobierno libio) en todos los espacios de opinión (tv, prensa y radio) de sus grandes […]

Muchos artículos de opinión y comentaristas de todos los tintes políticos han salido a fijar posición respecto a los acontecimientos que hoy afligen al pueblo libio. Mientras que el imperialismo utiliza a los think tank (críticos de derecha, detractores del gobierno libio) en todos los espacios de opinión (tv, prensa y radio) de sus grandes medios privados, la izquierda se hace eco de los mismo en un ruidoso y desafinado concierto que pareciera definir la mala suerte del pueblo libio. En este concierto discursivo lo más importante pasa desapercibido. Sabemos, es difícil para la izquierda respaldar de buenas a primeras al gobierno libio debido a la falta de información verád sobre los acontecimientos que se suscitan en ese país, pero también por las cambiantes posiciones ideológicas que ha definido al líder libio Muammar Al Gaddafi a lo largo del tiempo. Pero a todos debería resultar muy obvio entrever que grandes intereses externos están presente en Libia mostrando sus garras para apoderarse de ese rico y petrolero país. Grupos internos antes invisibles, pero sobre todo intereses foráneos pretenden pescar en las aguas revueltas libias. Hasta hace poco días las cámaras de TeleSur lograron entrar a ese país y las informaciones comienzan a equilibrarse. Otros grupos noticiosos como IAR-noticias también han venido desmontando la trampa imperialista y señalando el gran complot.

Naturalmente, un revolucionario no puede justificar de ninguna manera y por ninguna razón las injusticias que se comentan contra cualquier pueblo bajo «justificativos patrios». Los fines no justifican los medios. Pero hasta el día de hoy las noticias que el mundo sobre los acontecimientos en Libia han sido producidas por los interesados medios transnacionales privados hábilmente dirigidos por el imperialismo norteamericano y el sionismo internacional. Cuesta mucho creer aquellas noticias sobre supuestos «aviones y helicópteros de guerra bombardeando marchas indefensas». Fueron esos mismos medios quienes, sin evidencia alguna, se complotaron contra Irak y crearon los falsos justificativos para invadirla en nombre de los «Derechos Humanos». Hoy se conoce que en la rebelión de Benghazi, ciudad ubicada al Este del país, una de las mayores tribus de oposición junto a un grupo de militares desertores conquistaron varios parques de armas y municiones. En el Sur de Trípoli otra tribu pretendió asaltar una base militar sin éxito. También que los aviones bombarderos han atacado sólo los depósito de municiones de la oposición. Libia atraviesa por una verdadera guerra tribal o civil. Todos los bandos se encuentran bien armados. Las noticias que se generan sobre Libia son muy preocupantes, pero también contradictorias y parcializadas.

La izquierda ha criticado a Gaddafi -y con mucha razón- por sus ambivalencias ideológicas y políticas en varios de los escenarios políticos internacionales. Pero independientemente de lo que podamos pensar o no sobre Gaddafi y sus políticas, no debemos cegarnos ante la nueva realidad y hacer el juego que el imperialismo hoy necesita.

Muchos olvidan que las propias particularidades socio-culturales, históricas, geográficas y económicas de Libia marcan profundamente a ese país. Más del 95% del territorio libio es desierto y su población dividida históricamente en tribus rivales, antes de la llegada al poder de Gaddafi apenas era de 1 millón de personas, hoy suman más de 6 millones de libios. La mayoría de su población Libia fue, hasta hace muy poco, nómada, beduinos que se dedicaban sólo al pastoreo de ovejas y al comercio de camellos. Plantearse la construcción del socialismo bajo esas condiciones económicas de atraso y de adversidades culturales muy marcadas por la religión y las rivalidades tribales, fue un atrevimiento para el idealista Gaddafi. Libia partió de cero en el desarrollo económico-industrial en un mundo muy adverso.

Para desgracia de los pueblos árabes, y del propio Gaddafi, en 1970 muere envenenado el líder egipcio Gamal Abdel Nasser quien había influenciado a Gaddafi con sus ideas sobre el socialismo árabe, el panarabismo y su personalidad. La relativa fortaleza económica de Egipto y su cercanía política a la URSS fue un importante respaldo que aseguraba la estabilidad de la región y abría las puertas para el desarrollo de Libia. La desaparición física de Gamal Abdel Nasser significó un duro golpe y un gran revés político y militar para toda la región, pero también significó la soledad para el idealista libio. Gaddafi, en la adversidad, logró unir en sus inicios a las diferentes y adversas tribus bajo su proyecto y liderazgo. Hoy el imperialismo ha influenciado para separarlas.

Libia cuenta hoy con el mayor índice de desarrollo humano de toda el África, y ha podido hacer más. Ese país que produce 1.8 MM de Barriles Días de Petróleo, y ha mantenido una política soberana sobre la renta petrolera. Valga recordar Gaddafi nacionalizó la industria petrolera y clausuró las bases militares que el Reino Unido y los Estados Unidos poseían en ese territorio. Eso nunca se lo perdonarían.

No fueron las banderas del «desempleo, la inflación y la pobreza» -como sí lo fue en Túnez y Egipto- que motivaron el levantamiento de las tribus contra Gaddafi. El estudio de la realidad libia nos muestra claramente que la violencia desatada en ese país tiene un carácter meramente político. El imperialismo ha sabido aprovechar siempre las divisiones interna (religiosas, étnicas y culturales) para exacerbarlas para destruir a los países en pro de su intereses. La máxima histórica imperial «divide y reinarás» hoy se aplica en Libia. A ese país pretenden balcanizarlo. El plan que desmembró a Yugoslavia (Servios, Croatas, Kosovares, Musulmanes, Protestantes, Católicos, etc.), también a Irak (Kurdos, Sunitas y Chiítas), el más reciente en Sudan (Cristianos y Musulmanes) pretende repetirse en Libia. Los Estados Unidos han venido financiando y motivando los jefes tribales libios para el plan secesionista. La antigua bandera de la monarquía libia ha sido desempolvada.

Hoy las potencias han amenazado con la intervención militar en Libia so pretexto de la defensa de los «derechos humanos» del pueblo libio y el rescate de los extranjeros que trabajan en ese país. Obama y Clinton expresaron que estudian todas las cartas para detener a Gaddafi. La latente invasión de la OTAN ya cuenta con una flota de guerra británica emplazada frente a las aguas territoriales de Libia. Mientras la verdad de lo que acontece en Libia siga saliendo y recorriendo al mundo -gracias a las cámaras de TeleSur-, los planes de invasión para proteger a los jefes tribales que piden la secesión y la destrucción de Libia parecen acelerarse. La verdad juega contra el imperio.

El proyecto imperial concebido para Libia por el imperio y los líderes tribales más importantes de ese país busca dividir a Libia en 3 Emiratos y repartir las riquezas petroleras según su región de influencia. En ese escenario los intereses petroleros norteamericano retomarían una mejor posición.

Los gobiernos y pueblos en el mundo demos exigir en todos los espacios internacionales el respeto a la soberanía y la solución pacifica al conflicto político en Libia en el marco de la unidad territorial de ese país.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.