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Libia y el mundo en que vivimos

Fuentes: www.killinghope.org

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

«¿Por qué nos estáis atacando? ¿Por qué matáis a nuestros hijos? ¿Por qué destruís nuestra infraestructura?»

Discurso por televisión del líder libio Muamar Gadafi, 30 de abril de 2011

Unas pocas horas más tarde, la OTAN atacó un objetivo en Trípoli, matando al hijo de Gadafi de 29 años, Saif al-Arab, tres de los nietos de Gadafi, todos menores de doce años, y a varios amigos y vecinos.

En su discurso por televisión, Gadafi había apelado a las naciones de la OTAN a aceptar un alto al fuego y entrar en negociaciones después de seis semanas de bombardeos y ataques de misiles crucero contra su país.

Bueno, veamos si podemos sacar alguna conclusión del complejo torbellino libio.

El Santo Triunvirato -EE.UU., la OTAN y la Unión Europea- no reconoce ningún poder superior y cree, literalmente, que puede hacer lo que quiera en el mundo, a quien lo desee, durante todo el tiempo que quiera, y llamarlo cómo sea, por ejemplo, «humanitario».

Si el Santo Triunvirato decide que no quiere derrocar el gobierno en Siria, o en Egipto o Túnez o Bahréin o Arabia Saudí o Yemen o Jordania, no importa cuán crueles, opresores, o intolerantes en lo religioso sean esos gobiernos con sus pueblos, no importa hasta qué punto empobrezcan y torturen a sus pueblos, no importa cuántos manifestantes maten a tiros en sus Plazas de la Libertad; el Triunvirato simplemente no los derrocará.

Si el Triunvirato decide que quiere derrocar el gobierno de Libia, aunque ese gobierno sea secular y haya utilizado su riqueza del petróleo en beneficio del pueblo de Libia y África tal vez más que cualquier otro gobierno en toda África y Medio Oriente, pero haya insistido durante años en cuestionar las ambiciones imperiales del Triunvirato en África y en aumentar sus demandas a las compañías petroleras del Triunvirato, entonces el Triunvirato simplemente derrocará al gobierno de Libia.

Si el Triunvirato quiere castigar a Gadafi y sus hijos, hará lo necesario para que los amigos del Triunvirato en el Tribunal Penal Internacional emitan una orden de arresto contra ellos.

Si el Triunvirato no quiere castigar a los dirigentes de Siria, Egipto, Túnez, Bahréin, Arabia Saudí, Yemen, y Jordania, simplemente no solicitará que el Tribunal Penal Internacional emita órdenes de arresto contra ellos. Desde que el Tribunal fue formado en 1998, EE.UU. se ha negado a ratificarlo y ha hecho lo posible por denigrarlo y colocar barreras en su camino, porque Washington teme que funcionarios estadounidenses puedan ser un día acusados por sus numerosos crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Bill Richardson, como embajador de EE.UU. en la ONU, dijo al mundo en 1998 que EE.UU. debiera ser eximido de cualquier proceso en el tribunal porque tiene «responsabilidades globales especiales». Pero esto no impide que EE.UU. utilice al Tribunal cuando sirve a los propósitos de su política exterior.

Si el Triunvirato quiere apoyar a una fuerza militar rebelde para derrotar el gobierno de Libia, no importa cuán fanáticamente religiosa, relacionada con al Qaida (1), asesina, degolladora, torturadora, monárquica, o dividida en facciones sea a veces esa fuerza rebelde. El Triunvirato la apoyará, como hizo con ciertas fuerzas en Afganistán e Iraq, y esperará que, después de la victoria esa fuerza libia, no se salga en tan yihadista como en Afganistán, o tan fratricida como en Iraq. Una fuente potencial de conflicto dentro de los rebeldes, y dentro del país, si es gobernado por ellos, es que una declaración constitucional hecha por el consejo rebelde estipula que, mientras garantiza la democracia y los derechos de no musulmanes, «el Islam es la religión del Estado y el principio fuente de la legislación es la Jurisprudencia Islámica». (2)

A la lista de encantadoras cualidades de los rebeldes se suma el informe de Amnistía Internacional, que dice que han realizado arrestos masivos de personas de piel negra en toda la nación, llamándolas a todas «mercenarios extranjeros», todo con creciente evidencia de que muchas de ellas eran simplemente trabajadores migrantes. Reuters informó el 29 de agosto: «El sábado, periodistas vieron los cuerpos putrefactos de 22 hombres de origen africano en una playa de Trípoli. Algunos voluntarios que habían ido a enterrarlos dijeron que eran mercenarios muertos a tiros por los rebeldes». Para completar este retrato de los niños mimados más recientes de Occidente tenemos este informe de The Independent de Londres (27 de agosto). «Las matanzas fueron implacables. Tuvieron lugar en un hospital improvisado, en una carpa marcada claramente con los símbolos de la media luna islámica. Algunos de los muertos estaban en camillas, conectados a sueros intravenosos. Algunos estaban en el interior de una ambulancia que había sido acribillada. Otros estaban en el suelo, al parecer alcanzados por las balas mientras trataban de arrastrarse en busca de seguridad.»

Si la propaganda del Triunvirato es suficientemente hábil y engañosa y pinta un cuadro gráfico de una gran tragedia iniciada por Gadafi en Libia, muchos progresistas estadounidenses y europeos insistirán en que, aunque nunca jamás apoyan al imperialismo, hacen una excepción esta vez porque…

  • «El pueblo libio está siendo salvado de una masacre», tanto real como potencial. Esta masacre, sin embargo, parece haber sido groseramente exagerada por el Triunvirato, el canal de televisión al Jazeera , y el propietario de esa estación, el gobierno de Qatar; y no se ha presentado nada que se acerque a una evidencia auténtica de una masacre, ni una fosa común o cualquier otra cosa; las historias sobre una masacre parecen estar al mismo nivel que aquellas sobre las violaciones con viagra difundidas por al Jazeera (la Fox News del levantamiento libio). Hay que señalar que Qatar ha jugado un papel militar activo en la guerra civil del lado de la OTAN. Hay que señalar además que la principal masacre en Libia han sido los seis meses de bombardeos diarios del Triunvirato, que mataron una cantidad desconocida de personas y arruinaron gran parte de la infraestructura. El profesor de la Universidad de Michigan, Juan Cole, el prototípico verdadero creyente en las buenas intenciones de la política exterior estadounidense, y quien a pesar de ello logra tener una voz regular en los medios progresistas, escribió recientemente que «Gadafi no era un hombre de compromisos… su maquinaria militar mataría indiscriminadamente a los revolucionarios si se le permitiera hacerlo». ¿Está claro, alumnos? Todos sabemos con certeza que Sarkozy, Obama, y Cameron hicieron compromisos sin fin en la devastación de Libia; por ejemplo, no utilizaron sus armas nucleares.
  • Las Naciones Unidas dieron su aprobación a la intervención militar; es decir, los principales miembros del Triunvirato dieron su aprobación, después de que Rusia y China se abstuvieran cobardemente en lugar de ejercer su poder de veto (esperando tal vez recibir la misma cortesía por parte de EE.UU., el Reino Unido y Francia cuando Rusia o China sea la nación agresora).
  • El pueblo de Libia está siendo «liberado», no importa lo que signifique la palabra, ahora o en el futuro. Gadafi es un «dictador» insisten. Puede que ciertamente sea el término adecuado para describir al hombre, pero a pesar de ello hay que preguntar: ¿Es un dictador relativamente benévolo o es el otro tipo tan preferido por Washington? También hay que preguntar: ya que EE.UU. ha apoyado habitualmente a dictadores durante todo el siglo pasado, ¿por qué no a éste?

El Triunvirato, y sus medios zalameros quisieran que el mundo crea que lo que sucedió en Libia es solo otro ejemplo de la Primavera Árabe, un levantamiento popular de manifestantes no violentos contra un dictador por la proverbial democracia y la libertad que se extiende espontáneamente desde Túnez y Egipto, entre los cuales se encuentra Libia. Pero hay varios motivos para cuestionar este análisis que ve el levantamiento de los rebeldes libios como un intento planificado y violento de tomar el poder por cuenta de su propio movimiento político, por heterogéneo que ese movimiento parezca ser en su primera hora. Por ejemplo:

    1. Comenzaron de inmediato a izar la bandera de la monarquía derrocada por Gadafi.
    1. Fue una rebelión armada y violenta casi desde el comienzo; al cabo de unos pocos días pudimos leer sobre los «ciudadanos armados con armas capturadas de bases del ejército» (3) y sobre «los policías que habían participado en el choque fueron capturados y colgados por los manifestantes» (4)
    1. Su revuelta no tuvo lugar en la capital, sino en el corazón de la región petrolífera del país; luego iniciaron la producción de petróleo y declararon que los países extranjeros serían recompensados con petróleo en la medida en la cual cada país ayudara a su causa.
    1. Pronto establecieron un Banco Central, una acción algo extraña de un movimiento de protesta.
    1. El apoyo internacional llegó rápido, incluso prematuramente, de Qatar y al Jazeera a la CIA y el espionaje francés.

La noción de que un dirigente no tenga derecho a reprimir una rebelión armada contra el Estado es demasiado absurda como para merecer discusión.

No hace tanto, Iraq y Libia eran los dos Estados más modernos y seculares en Medio Oriente/África del Norte con lo que eran posiblemente los niveles de vida más elevados en la región. Entonces llegó EE.UU. y convirtió a cada uno de ellos en un caso perdido. El deseo de librarse de Gadafi se había ido fortaleciendo durante años; el líder libio nunca había sido un peón de confianza; luego la Primavera Árabe presentó una excelente oportunidad y cobertura. ¿Y por qué? El lector puede elegir entre lo siguiente:

    • Los planes de Gadafi de realizar el comercio de Libia en África en materias primas y petróleo utilizando una nueva moneda, el dinar africano de oro, un cambio que podría haber suministrado un golpe serio a la posición dominante de EE.UU. en la economía mundial. (En el año 2000, Sadam Hussein anunció que el petróleo iraquí sería comercializado en euros, no en dólares; y vinieron las sanciones y una invasión). Para más detalles vea aquí (en inglés).
    • Un país sede para África, el Comando África de EE.UU., uno de seis comandos regionales en los que el Pentágono ha dividido el mundo. Muchos países africanos abordados para ser la sede se negaron, a veces en términos bastante enérgicos. Africom tiene actualmente su sede en Stuttgart, Alemania. Según un funcionario del Departamento de Estado: «Tenemos un gran problema de imagen allí…. La opinión pública está realmente en contra de asociarse con EE.UU. Simplemente no tienen confianza en EE.UU». (5)
    • Una base militar de EE.UU. para reemplazar la que fue cerrada por Gadafi después que llegó al poder en 1969. Hay solo una base semejante en África, en Djibouti. Hay que estar pendiente de una en Libia una vez que las aguas se hayan calmado. Tal vez estará situada cerca de los pozos petrolíferos estadounidenses. O tal vez le darán una alternativa al pueblo de Libia – una base estadounidense o una base de la OTAN.
    • Otro ejemplo de una OTAN desesperada por encontrar su razón de ser desde el fin de la Guerra Fría y el Pacto de Varsovia.
    • El papel de Gadafi en la creación de la Unión Africana. A los jefes de las corporaciones nunca les ha gustado que sus esclavos asalariados formen un sindicato. El líder libio también apoyó los Estados Unidos de África, porque sabe que África, con 54 Estados independientes, seguirá siendo picoteada uno a uno y abusada y explotada por los miembros del Triunvirato. Gadafi pidió además más poder para los países más pequeños en las Naciones Unidas.
    • La afirmación del hijo de Gadafi, Said el Islam, de que Libia había ayudado a financiar la campaña electoral de Nicolas Sarkozy (6) podría haber humillado al presidente francés y explicaría su obsesión y apuro por ser visto como un participante importante en la implementación de la «zona de exclusión aérea» y demás medidas contra Gadafi. Puede haber contribuido el hecho de que Francia haya sido debilitada en sus antiguas colonias y neocolonias en África y Medio Oriente, debido en parte a la influencia de Gadafi.
    • Gadafi ha sido un destacado apoyo de la causa palestina, y crítico con las políticas israelíes. Ha reprendido ocasionalmente a otros países africanos y árabes, así como a Occidente, por ser consecuentes con sus políticas o su retórica; un motivo más para su falta de popularidad entre los dirigentes mundiales de todos los colores.
    • En enero de 2009, Gadafi hizo saber que consideraba la nacionalización de las compañías petroleras extranjeras en Libia. (7) También tenía otra baza de negociación: la perspectiva de utilizar a compañías petroleras rusas, chinas e indias. Durante el actual período de hostilidades, ha invitado a esos países a compensar la producción perdida. Pero ahora, esos escenarios no se convertirán en realidad. En su lugar, el Triunvirato tratará de privatizar la Corporación Nacional del Petróleo, transfiriendo la riqueza petrolera de Libia a manos extranjeras.
    • El Imperio Estadounidense se inquieta ante cualquier amenaza a su hegemonía. En el período histórico actual, el imperio se preocupa sobre todo por Rusia y China. China tiene amplias inversiones en energía y de construcción en Libia y otros sitios en África. El estadounidense promedio no sabe ni se interesa por esto. El imperialista estadounidense promedio se interesa mucho, aunque solo sea porque en estos tiempos de creciente demanda por recortes en el presupuesto militar, es vital identificar y mantener poderosos «enemigos».

Palabras del hombre al que las potencias militares más poderosas del mundo tratan de matar

«Recuerdos de m vida», escrito por el coronel Muamar Gadafi, 5 de abril de 2011, pasajes:

Ahora enfrento el ataque de la fuerza más grande de la historia militar; mi pequeño hijo africano Obama quiere matarme, quitar la libertad de nuestro país, dejarnos sin nuestra vivienda gratuita, nuestro servicio médico gratuito, nuestra educación gratuita, y reemplazar todo eso con la ratería de estilo yanqui llamada «capitalismo»; pero todos en el Tercer Mundo sabemos lo que eso significa; significa que las empresas transnacionales gobiernan los países, gobiernan el mundo; y que el pueblo sufre. Por consiguiente, para mí no hay alternativa, debo asumir mi posición y si Alá así lo desea, moriré siguiendo Su camino, el camino que ha hecho a nuestro país rico en agricultura, con alimentación y salud, y que incluso nos permitió ayudar a nuestros hermanos y hermanas africanos, para que trabajen aquí en la Yamahiriya libia.

Yo no deseo morir, pero si la situación se presenta y es para salvar esta tierra y a mi pueblo, salvar a los millares que son mis hijos, entonces que así sea….

En el Occidente algunos me han llamado «loco», pero saben la verdad y continúan mintiendo; saben que nuestra tierra es independiente y libre, que no está bajo control colonial;

[Traducción de Con Nuestro Perú]

Notas

Por ejemplo, vea The Telegraph (Londres), 30 de agosto de 2011: «Abdel-Hakim al-Hasidi, el líder rebelde libio, ha dicho que yihadistas que combatieron contra tropas aliadas en Iraq están en las primeras líneas de la batalla contra el régimen de Muamar Gadafi». Hay una plétora de otros informes que detallan los vínculos entre los rebeldes y grupos islamistas radicales:

Washington Post, August 31, 2011

McClatchy Newspapers, February 20, 2011 ↩

Wikipedia, Línea de tiempo de la guerra civil libia, 19 de febrero de 2011 ↩

The Guardian (London), June 25, 2007 ↩

The Guardian (London), March 16, 2011 ↩

Reuters, January 21, 2009 ↩

Associated Press, August 11, 2011 ↩

Agence France Presse, May 21, 2010↩

 

William Blum es autor de:

Killing Hope: US Military and CIA Interventions Since World War 2

Rogue State: A Guide to the World’s Only Superpower

West-Bloc Dissident: A Cold War Memoir

Freeing the World to Death: Essays on the American Empire

Fuente: http://killinghope.org/bblum6/aer97.html

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