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Libia y la necesidad de una Tercera Posición

Fuentes: Rompiendo muros

Es ingenuo, absurdo e históricamente falso creer que un sistema infernal… convierte a sus víctimas en santos; por el contrario, las degrada, las asimila a él, y tanto más cuanto más vulnerables sean ellas, vacías, privadas de un esqueleto político y moral. Son muchos los signos que indican que ha llegado la hora de explorar […]

Es ingenuo, absurdo e históricamente falso creer que un sistema infernal… convierte a sus víctimas en santos; por el contrario, las degrada, las asimila a él, y tanto más cuanto más vulnerables sean ellas, vacías, privadas de un esqueleto político y moral. Son muchos los signos que indican que ha llegado la hora de explorar el espacio intermedio entre las víctimas y los perseguidores… Sólo una retórica esquemática puede sostener que tal espacio está vacío: nunca lo está, está constelado de figuras torpes o patéticas que es indispensable tener en cuenta si queremos conocer a la especie humana»

Primo Levi  

Otra historia. Terrible. Otro momento, otras vidas, otras miserias. Así describía Primo Levi su angustioso paso por los campos de concentración nazis: con una furiosa y pesada lucidez. Una lápida que nos obliga a pensarnos… lejos de los estereotipos, los héroes y las figuras mitológicas que construyen más nuestros deseos que la implacable realidad. Inefable por momentos, misteriosa, compleja y al mismo tiempo simple… pero siempre humana. Libia parece mostrarnos muchas caras que es preciso contemplar, hurgar en ellas para conocer y conocernos. Resultaría bastante simple decirnos que estamos ante un escenario de cow-boys donde los buenos y los malos se debaten a muerte. Lo que algunos analistas parecen querer «obligarnos» es a posicionarnos de un lado o de otro (aceptando este reduccionismo), so pena de estigmatizarnos y definirnos como «equidistantes», cuando no… rendidos al lenguaje de la derecha que penetró en casi toda la sociedad del mal llamado «primer mundo» (travestido de defensor de los derechos humanos, la libertad y la democracia), en un sector importante de la izquierda europea y en numerosas ONG’s progresistas. Vieja estratagema y visión bipolar que nos acerca más al siglo XX que al ya problemático y trágico, pero fascinante, siglo XXI. En esta última semana hemos podido contemplar mucha caras, patéticas, contradictorias, paradójicas que es preciso entender con la fuerza con la que nos llama a la reflexión Levi.

Libia se nos presenta cruda en sus paradojas y contradicciones. Y acaso convenga aceptar que todos, quien más quien menos, estamos atravesados por las mismas contradicciones que parece mostrarnos el escenario magrebí.

Este escenario hasta ahora parece poner sobre la mesa básicamente 2 posiciones:

1) Los que denuncian y condenan enérgicamente una más que probable intervención por parte de la OTAN, alertándonos de un posible escenario similar al de Irak, Kosovo o Somalía, con todo lo que ello implica. Esta posición está representada muy nítidamente por la izquierda latinoamericana (Fidel y Chávez). Ponen su acento y énfasis en la geopolítica internacional y sobre la cuestión interna sólo destacan el pasado revolucionario de Gadafi.

2) Los que defienden a los llamados rebeldes o insurgentes como levantamiento popular y nacional con anhelos de libertad y democracia en esta ola de revoluciones árabes contra la tiranía y la corrupción de sus gobiernos vitalicios. Esta posición parece ser la más numerosa (o por lo menos la más difundida) y al mismo tiempo la que está atravesada por auténticas paradojas y contradicciones políticas e ideológicas (EEUU, la OTAN, la UE, Irán, Qatar, Arabia Saudí, la izquierda europea, ONG’s progresistas y defensoras de los DDHH). Ponen su acento y énfasis en la cuestión interna y abundan los términos libertad y democracia. Mismos términos de aquellos que en 1947 se reunían en Mont Pellerin (Suiza) y creaban la poco difundida y discreta Sociedad Mont Pellerin.

Durante estos 22 días nos hemos debatido, básicamente, entre estas dos posturas. Posturas que muestran una posición clara y rotunda, pero que al mismo tiempo ocultan diversas y múltiples contradicciones que las agrietan en la teoría como en la práctica.

Este simple escenario está atravesado por actores que convergen en sus posiciones cuando en otras circunstancias y otros terrenos no dejan de ser acérrimos enemigos. Así podemos ver cómo los países más fuertes de la OTAN, la Unión Europea y EEUU tienen opiniones muy similares con países como Irán y buena parte de la Izquierda europea, el TPI, junto a oenegés de DDHH y progresistas (Human Right Watch, Amnesty International, Avaaz (1) ). Todos ven a Gadafi como un tirano corrupto y responsable de crímenes de lesa humanidad, y a los insurgentes como clamor popular libio que es preciso proteger y defender, incluso con la intervención… unos la llaman «humanitaria», otros directamente militar y están los que se dedican a diferenciar una intervención «quirúrgica» y «selectiva» sin injerencia de tropas en territorio libio.

¿Cómo es posible que la izquierda europea, el progresismo y las ONG’s defensoras de los DDHH tengan tantas coincidencias en la práctica, no en el discurso, con la posición de los 40 neoconservadores que pidieron al presidente de EEUU una intervención militar urgente, los mismos que ayer lo hicieron en Irak? ¿Cómo es posible que Irán y los países que apoyan la caída de la República Islámica, junto a posiciones de líderes y agentes pro Israel como Bernard Henri-Levy estén en la misma vereda defendiendo a los insurgentes y contra Gadafi?

Muchos nos hemos hecho estas preguntas, entre otras. Muchas pueden ser las respuestas, todas con mayor o menor acierto. Están las que dicen que la contradicción de estas posturas está en la propia inestabilidad y extravagancia del sujeto en cuestión: Gadafi. Un revolucionario que desde hace por lo menos 20 años ha dejado de serlo a juzgar por sus nuevas amistades con el gran Capital político y económico de EEUU y Europa (ayer acérrimos enemigos). Y lo que resulta aún más curioso, si cabe: con Israel… como dejó entrever el diario hebreo Yediot Aharanot con respecto a Saif Al Islam o la empresa israelí Global CST.

Y están las otras que dicen que la contradicción se manifiesta porque durante más de 3 décadas se viene difundiendo y trabajando a través de instituciones, organizaciones, asociaciones, empresas y medios de comunicación una idea muy simple que nace de las entrañas y la sangre de la izquierda pero que se termina apropiando discursivamente el neoliberalismo (nueva pantalla en donde acampan conservadores, derecha reaccionaria, militaristas y nacionalistas) y va penetrando en toda la sociedad global y la propia izquierda occidental: la idea de libertad y democracia como única razón posible de ser y parecer, pero que solo puede garantizar el MERCADO. Y aquí reside su triunfo, porque será el Mercado el paraguas protector de estas ideas. Será el Mercado quien las distribuya eficientemente, racionalmente y sin lugar a discusión. Todo lo demás representará un pasado anacrónico, bruto, tiránico y omnipotente. El Mercado, por el contrario, será flexible, comprensible, adaptable y ¡profundamente humano! La naturalización del lenguaje y las ideas en nuestra vida cotidiana y nuestra cultura terminará siendo implacable. Ahora las conspiraciones se presentarán como juego de niños. Ya no hace falta conspirar en este nivel. El mundo ahora camina en una dirección por… mera inercia. No se discute, no se debate. La política, el espacio público ha fenecido.

¿Y qué decir de las posturas de la izquierda latinoamericana? ¿Cómo es posible que eminentes revolucionarios terminen, acaso sin quererlo en su espíritu, acercándose a posiciones conservadoras y mantenedoras de un statu quo? ¿No es acaso el revolucionario de por sí un sujeto social en continua lucha, en continua duda, en continuo avance, en continua evolución? ¿No es acaso el revolucionario la personificación de ese Hombre Nuevo que necesariamente debe estar y escuchar el grito de los pueblos contra sus tiranos, siempre patéticos, y escribir así la Historia en primera persona?

En cualquier caso si algo diferencia la postura de la izquierda revolucionaria latinoamericana de la izquierda europea es en que la primera tuvo la lucidez de proponer una iniciativa por fuera de los Organismos Internacionales que representan los intereses de las grandes potencias, a fin de parar la violencia y construir un posible diálogo entre las partes. La misma diferencia que reside entre el actuar y el hablar, entre la acción concreta y los discursos funcionales.

Conclusión:

En una conversación con Ricardo López Dusil, director del periódico digital El Corresponsal de Medio Oriente y África, me decía con acertada reflexión:

«Esta es una lucha de malos y peores. La visión maniquea de buenos y malos, sin matices, solo agrega confusión a la hora de analizar estos fenómenos. Las víctimas, por el solo hecho de serlo, no se convierten en mejores personas».

Y es en este escenario de 2 posturas, que creemos necesario contemplar la posibilidad de una 3ª posición:

1) Que rechace de manera palmaria y contundente los tejemanejes y especulaciones en torno a una posible intervención imperialista en Libia;

2) Que denuncie a su vez las actitudes abyectas, oscuras y ambiguas de ciertos dirigentes de la insurgencia;

3) Que establezca la necesidad de que el régimen de Gadafi renuncie definitivamente al poder y gobierno en Libia vista la fractura social provocada;

4) Que se empiece a construir un diálogo y debate social con todo el pueblo libio, aún en sus múltiples complejidades tribales

Una posición que el compañero Omar Aliste también hacía suya agregando acertadamente: «Comparto plenamente esta posición, que me parece algo más comleja que las anteriores, pero que políticamente se ciñe mejor a un escenario también complejo como el libio, para muchos ha de ser difícil de entender, no es fácil cuando hay toda una tradición cultural judeocristiana donde el mundo se divide simplemente entre buenos y malos. Un proceso social no esta cruzado por una sola contradicción sino por una serie de contradicciones, el posicionamiento político que se adopte debe dar cuenta de eso».

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 (1) El caso de esta ONG global es del todo curioso no sólo por la actual campaña en la que solicita firmas para enviar al Consejo de Seguridad de la ONU a fin de que establezca una zona de exclusión aérea en Libia (clara posición militarista), sino por su más que conocida equidistancia y nivelación entre opresor y oprimido, cuando no flagrante manipulación, en el caso de la cuestión Palestina, entre otras cosas dignas de investigación y estudio.

http://rompiendo-muros.blogspot.com/2011/03/libia-y-la-necesidad-de-una-tercera.html