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Los agentes europeos de la muerte: ¿Hasta cuando durará este holocausto de africanos?

Fuentes: Rebelión

Traducido para Cubadebate y Rebelión por Anahí Seri

«El Señor peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos»
Éxodo
14:14

De regreso a mi ordenador el miércoles 22 de agosto para acabar algunos trabajos que había dejado a medias, abrí mi correo Yahoo para ver mi correo y vi unos cuantos mensajes que me llamaron la atención; entre ellos había uno de mi amigo Fausto Giudice, italiano afincado en Francia y miembro de Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística (www.tlaxcala.es). El asunto era el siguiente: «Revueltas en Grecia por la muerte de un nigeriano». Fausto me decía que me iba a interesar. Accedí al enlace y comprobé el contenido: otro nigeriano muerto, esta vez por policías griegos.

El incidente, según informa Associated Press (AP), había ocurrido el día anterior.

Se afirma que la víctima, Tony Onuoha, de veintitantos años, saltó de un edificio en el cual supuestamente estaba vendiendo CDS pirateados en una cafetería cuando la policía intentó detenerle.

72 horas más tarde, intentando todavía recoger información para captar la situación y hacerme a la idea de que otro compatriota en la diáspora había sido cruelmente asesinado por los agentes del orden del país anfitrión, me llegó otro correo electrónico de un compatriota residente en Estambul, dándome otra mala noticia: el fallecimiento de Festus Okey, a quien, según las informaciones, lo mató a tiros la policía, el martes de la misma semana en que ocurrió la tragedia en Grecia.

Decir que estoy desolado es poco. Sólo hace 72 días del infortunio en España; 59 desde que el mundo se enteró de la agonía de una madre que lloraba la muerte de su hijo, y 52 desde que «Concerned Nigerians Worldwide (CNW)», una asociación de nigerianos y amigos de Nigeria, organizaran una protesta por todo el mundo contra el gobierno español en relación con la muerte de Osamuyi Aikpitanhi durante su deportación a bordo del vuelo Iberia 163745 el 9 de junio de este año. Los dos policías españoles que cometieron el grave delito acaban de ser llevados ante el juez, el lunes de la misma semana. Mientras a la madre África le consuela el hecho de que tras casi dos meses se haya puesto en marcha la justicia por uno de sus hijos muerto en España, se le informa que han sido brutalmente asesinados dos de sus hijos residentes en Turquía y en el olímpico país de Grecia.

Estas muertes a destiempo cometidas por agentes de seguridad de estos países europeos se están haciendo demasiado frecuentes para África y los africanos como para dejarlo estar y confiar en que no vuelva a ocurrir. De hecho, si se presta atención, el modus operandi de la mayoría de estos agentes de la muerte sigue un patrón común: son brutales y se hacen de manera muy sangrienta con el objetivo de separar instantáneamente el alma del cuerpo de muchas de sus víctimas sin darles la oportunidad de rezar un Padrenuestro.

Echando un vistazo al modo de las muertes de las que se ha informado, presentes y pasadas (sabe Dios de cuántas muertes más no nos llegamos a enterar), parece que las autoridades de seguridad europeas hayan declarado otro holocausto no anunciado contra los inmigrantes africanos en general y los nigerianos en particular. Un breve resumen del método que usan estos vampiros para matar africanos revela que en esta tendencia fea hay más de lo que se ve a simple vista. ¿Hay una conspiración, o están estos funcionarios recibiendo instrucciones? Los africanos reclaman respuestas.

Edmund Idehen encabeza la lista de los asesinatos registrados este año (por la información que tengo); nigeriano de 34 años, que iba a ser padre (su esposa dio a luz a una niña varias semanas después de su muerte) fue al Hospital Maggiore en Boloña, Italia, en mayo de este año, para estar en reposo y recibir un tratamiento contra la depresión, con el resultado de que dos policías italianos invitados por la dirección del hospital le administraron la muerte; el hospital se negaba a su petición de que le dieran el alta cuando él decía que se encontraba en condiciones de marcharse a su casa.

En verano, en el mes de junio, se vio a Osamuyi Aikpitanhi amordazado, atado de pies y manos, inyectado con tranquilizantes para meterlo como equipaje en un avión de Iberia con destino a Lagos, Nigeria. Tenía 23 años y murió poco después del despegue en esa situación: atado como un animal al que se va a sacrificar. Sigue siendo un misterio el momento exacto de su fallecimiento, pero un hecho es evidente, estaba sentado entre dos policías españoles que pueden haber notado como daba patadas e intentaba coger aire, pero no se movieron. Suyo es el mérito del asesinato brutal y despiadado del joven, de quien luego dijeron que la policía nacional lo buscaba por asesinato y violación. Pero como dice un proverbio nigeriano, «cuando sopla el viento, revela el culo del pollo». La policía de Nigeria ha declarado que la víctima, que en estos momentos está todavía en la morgue, carecía de antecedentes penales; no había violado a nadie ni en Nigeria ni en España; se trata de darle a alguien mala fama para matarlo, solamente que en el caso de Osamuyi, la mala fama se le dio después de que los asesinos a sangre fría hubieran cumplido su misión. La autopsia revela que el pobre deportado indefenso murió de asfixia inducida, lo cual reduce la afirmación anterior de la policía española, en el sentido de que había muerto intentando tragarse la cinta aislante con la que lo habían amordazado, a una burda mentira elaborada por la policía para engañar a la humanidad, inducir a error al público y tapar un caso diabólico de maldad.

Los tambores de la muerte volvieron a sonar unos días después del asesinato en la línea aérea Iberia; otro africano aullando. Se llamaba Keita; afirmaba ser de Gambia. African News Switzerland, una revista africana online que suma la voz del continente a los diversos debates, fue la que mejor reflejó lo que le ocurrió a Keita: «No deseado por Suiza, rechazado por Gambia, aceptado por Dios.»

El fallecimiento de Keita comenzó cuando fue detenido por la policía suiza y acusado de residir en Suiza sin papeles válidos. Afirmó ser de Gambia y lo metieron en un avión con destino a Gambia. Pero cuando llegó a suelo africano, las autoridades de Gambia negaron que fuera ciudadano de su país (¡qué vergüenza!). Al haber sido rechazado, lo trasladaron de vuelta a Zurich, mientras se quejaba de no encontrarse bien. Según se informa, se llamó a un médico y fue hallado muerto. Lo que ocurrió dentro de la celda en la que estaba encerrado sigue siendo un misterio, otra historia que pasará a la categoría de expedientes «no dichos». Si bien los informes preliminares excluían que hubiese habido un impacto violento o un efecto de terceras partes y la autopsia final confirmó que la muerte de Keita fue natural, el hecho es que, técnicamente, lo pueden haber matado las autoridades suizas si se tiene en cuenta el estrés psicológico, los rechazos y el aislamiento que sufrió. Lo que ocurrió con Samson Chukwu, un nigeriano solicitante de asilo en el centro de detención en mayo de 2001, ¿les suena? Si no, consulte el lector el caso de Jaled Abuzarifeh, un solicitante de asilo palestino que murió en un ascensor en el aeropuerto de Berna, en Suiza, y llévese el shock de su vida al enterarse de aquello por lo que es famoso la policía suiza.

La lista de personas, familias y tribus indefensas muertas por elementos de Occidente continúa creciendo día a día; casi no pasa un día sin que una bomba mate a inocentes en Irak o los marines de USA maten a civiles en una guerra que ha causado más mal que bien para la gente. Escribiré sobre eso otro día.

Llegó agosto y dos jóvenes han sido enviados a la tumba en Grecia y en Turquía; dos nigerianos, Tony Onuoha y Festus Okey.

Tony murió cuando le obligaron a saltar de un balcón del primer piso de una cafetería donde se ganaba la vida inocentemente vendiendo CDS (no vendía crack ni heroína),acosado por policías griegos; Okey, por su parte, fue asesinado a sangre fría.

Ambos eran hombres jóvenes indefensos en el momento en que se encontraron con la muerte, intempestiva y cruel.

Según se informa, la Elas (policía griega) ha deshumanizado recientemente a los inmigrantes sometiéndolos a sesiones de torturas que han llegado a producir la muerte; se dice que Okey se llevó su dosis de brutalidad policial una semana antes de morir.

La pérdida más grotesca de una vida humana, que recuerda a los nazis, fue perpetrada por la policía turca, y la víctima fue Festus Okey, de 25 años, un futbolista esperanzado que confiaba en ejercer su profesión en uno de los clubes de Turquía pero se convirtió en blanco de la policía.

De acuerdo con una fuente residente en Estambul, Turquía, los africanos y los nigerianos se encontraron con otra pesadilla cuando despertaron el 22 de agosto: VATAN, uno de los periódicos nacionales turcos informaba en la página 5 de que la policía turca había matado a un nigeriano. Las investigaciones permitieron establecer que el joven, identificado como Festus Okey, fue detenido por la policía el lunes 20 de agosto 2007 y encarcelado en una celda de Beyoglu. Luego murió de un disparo; lo mataron las balas que los contribuyentes turcos le pagan a la policía que lo custodiaba. El 24 de agosto, cuando recibí el SOS en mi buzón de correos, su cadáver estaba aún en la morgue en el Tanatorio Yeni Bosnia, y de acuerdo con la fuente, no era ésta la primera vez que se presenciaba una matanza de un africano indefensa, al estilo de la ley de la jungla.

Este asesinato por parte de la policía turca, a quienes se acusa, en primer lugar, de quedarse con todo el dinero que llevan encima las víctimas, ha hecho que a los africanos que están en Turquía les entre miedo de quejarse de la brutalidad, no vaya a ser que se expongan al mismo tratamiento letal, de ahí que manden mensajes de socorro a sus hermanos en casa. Figura a continuación un extracto de un mensaje de este tipo:

Hola XXXXX,

Resido legalmente aquí en Estambul, Turquía, pero recientemente ha habido muchos malos tratos brutales hacia los africanos aquí, detenciones ilegales y exhortaciones por parte de la policía turca, sobre todo aquí en Estambul, siempre que se encuentran con un hombre negro solo, tendrás suerte si no llevas dineros, y si lo llevas te obligarán a entregárselo, y si te niegas, te golpearán brutalmente, este tratamiento ha llevado al hospital por muchos días a muchos africanos negro, y antes de pegarte preparan unas drogas duras para incriminarte de forma que no salgas en libertad tras su tratamiento brutal, han tenido a muchos africanos en la cárcel durante años.

El 22 de agosto nos enteramos de otra pesadilla, el periódico nacional turco (VATAN) publicó en la página 5 que la policía turca había matado a un nigeriano. Luego se confirmó que así había sido, Festus Okey murió de un tiro y su cuerpo está aún en el tanatorio Yeni Bosnia.

Por lo que ha trascendido,. Festus Okey fue detenido por la policía el lunes 20 de agosto y lo encerraron en una celda de la policía en Beyoglul;le dispararon el martes 21 de agosto, y no es ésta la primera vez que somos testigos de un caso así. Pero los africanos aquí son demasiado débiles y tienen demasiado miedo para quejarse de esta brutalidad y yo creo que ha llegado el momento de actuar, de levantar la voz.

XXXXXX, ¿qué podemos hacer para ayudar a nuestros hermanos indefensos que están sufriendo este tratamiento brutal aquí en Estambul, Turquía? Necesitamos vuestra ayuda, vuestra acción. ¿Podemos volver a hacerlo, como lo estamos haciendo con el suceso en España?

atentamente.

XXXXXX XXXXXX

Estambul, Turquía

Una carta patética, exasperante, de un hermano que pide ayuda, y aquí vienen las preguntas: ¿por qué los africanos? ¿por qué los refugiados que están intentando ganarse la vida? ¿Por qué los inmigrantes inocentes e indefensos son siempre las víctimas? ¿Hasta cuándo durará esta conspiración para que la policía mate a inocentes en Europa? ¿Por qué se han hecho los sordos los distintos gobiernos de la Unión Europea ante la magnitud y la frecuencia con la que suceden estas muertes de extranjeros a quienes los agentes del orden se supone que están protegiendo? ¿Qué están haciendo las Naciones Unidas con respecto a este cáncer que se está extendiendo por Europa? A los africanos, ¿los tienen que seguir matando las fuerzas del orden de los países llamados del Primer Mundo en esta era en la que el mundo se conoce como la aldea global? ¿Cómo puede ser global nuestro mundo si un hombre negro no sabe a quién debe tener más miedo? Los africanos, ¿tienen que seguir vigilantes desde la época del comercio de esclavos hasta ahora, por si les llega por detrás un tiro de un policía? El Parlamento de la Unión Europea, ¿tomará asiento en sus cámaras sagradas y fingirá que todo va bien, cuando se derrama sangre inocente? La desventura que sufrieron Samson Chukwu (solicitante de asilo nigeriano muerto en Suiza) en 2001; Christian Ecole Ebune (solicitante de asilo de Camerún, 31 años, muerto en Hungría) en 2000; Aamir Mohamed Ageeb (solicitante de asilo de Sudán, muerto en Alemania) en 1999; Marcus Omofuma (nigeriano solicitante de asilo, 25 años, muerto en Austria) en 1999; Khaled Abuzarifeh (solicitante de asilo palestino, 27 años, asesinado en Suiza) en 1999; Semira Adamu (nigeriana solicitante de asilo, 20 años, estrangulada brutalmente en Bélgica) en 1998; Kola Bankole (nigeriano solicitante de asilo muerto en Alemania) en 1998; Joy Gardner (jamaicana de 40 años a quien le había caducado el permiso de residencia, una madre a quien mató, en presencia de su hijo de 5 años, la policía británica de deportación cerca de su hogar en el norte de Londres) en agosto de 1993;Arumugam Kanapathipillai (solicitante de asilo tamil muerto en Francia, 33 años, a quien maniataron, amordazaron y lanzaron, envuelto en una manta, en un avión que iba de París a Colombo. Se rindió en un hospital en Aulnay-sous-Bois. Osamuyi Aikpitanhi, nigeriano deportado muerto por los agentes de seguridad españoles durante su deportación de España a Nigeria. El 9 de junio de 2007. La lista es interminable.

A estos asesinos uniformados les puede parecer que las víctimas de estos crímenes no tienen voz; tal vez sus líderes no se preocupen por ellos; tal vez su gobierno tenga miedo a hablar por la deuda que hemos contraído con esas naciones ricas; tal vez hay una calculada conspiración por parte de las autoridades en Europa para espantar de su país a estos extranjeros indeseados y miserables; tal vez, mientras escribo esto, otro africano yace frío con plomo en su cuerpo, en algún lugar de Rusia; tal vez otra africana morirá el día de Nochebuena delante de su hijo; tal vez la madre África continuará llorando por sus hijos, muertos por toda Europa por policías pagados por el estado; quizá África y los africanos estén pasando por un holocausto con campos por toda Europa y mensajeros de la muerte en uniforme de policía, quizás, quizás, quizás. Pero tened por seguro que esto no continuará para siempre; sé que África ha encontrado su voz y se alzará algún día como los zulúes que se plantan en sus carros en el Kilimanjaro y dicen «basta». Que estos policías que le dan al gatillo, amordazan con sus cintas y torturan hasta la muerte no se olviden de esto: como ocurrió con la sangre de Esaú, estas almas inocentes a quienes mataron cuando estaban indefensas, su sangre seguirá clamando venganza a Dios, a Alá, y Alá luchará por África y hará la paz.

Anahí Seri es miembro de Cubadebate y Rebelión.