Los más de 1000 bosquimano que fueron expulsados por la fuerza por el gobierno central desde sus tierras ancestrales en el desierto del Kalahari después de haber vivido por cerca de 20.000 años tiene ahora el derecho a volver. Lo decidieron, con dos votos a favor y uno en contra, los tres jueces de la […]
Los más de 1000 bosquimano que fueron expulsados por la fuerza por el gobierno central desde sus tierras ancestrales en el desierto del Kalahari después de haber vivido por cerca de 20.000 años tiene ahora el derecho a volver. Lo decidieron, con dos votos a favor y uno en contra, los tres jueces de la corte suprema poniendo fin a la acción legal contra el gobierno de Gaborone intentada en 2002 por cerca de 200 disidentes de los primeros habitantes de África Austral. Decisivo fue el veredicto del juez Mpaphi Phumaphi, después de que sus colegas se dividieron uno a favor del gobierno y los demás al favor de los bosquimanos. La Reserva central del Kalahari, un área de 52.000 kilómetros cuadrados, es una de las principales atracciones turísticas del país además de una tierra rica en diamantes. Entre 1997 y 2002 el gobierno transfirió a cerca de 2000 bosquimanos, conocidos también como San, a los llamados campos de asentamiento, sosteniendo que todos -excepto 24- se habían alejado espontáneamente. Según la organización Survival international, que se bate por el respeto de los derechos de los pueblos indígenas, en 2002 además de la Reserva fueron destruidos pozos, vaciado reservas de agua y vetadas la caza y la recolección de subsistencia. «La simultánea suspensión de las raciones de comida y de las licencias de caza es equivalente a condenar a los últimos residentes que quedaron en la reserva central del Kalahari a la muerte por hambre», explicó el juez Phumapi. «En 2002 fueron expropiados por la fuerza, ilegalmente y son su consentimientos», dijo el otro juez que se expresó a favor. «Una victoria maravillosa», dijo el abogado de los indígenas, Gordon Bennet, precisando que el veredicto reafirma «el derecho de los bosquimanos a vivir dentro de la reserva por todo el tiempo que quieran». Según los activistas más de 1000 bosquimanos desean volver al desierto del Kalahari. Cerca de la mitad de los 100.000 San sobrevivientes viven en Botswana.
«Es de verdad una buena noticia no solo para la comunidad San, sino para todo Botswana. Ahora ha llegado el momento de encontrar una solución compartida invitando al gobierno y a los bosquimanos alrededor de una mesa», dijo a MISNA Keto Sejwi, responsable de las investigaciones del cotidiano Mmegi (el cronista), uno de los principales periódicos de Botswana, comentando la sentencia que restituye su derecho al regreso a las tierras ancestrales del Kalahari. «Los motivos del alejamiento forzado de los bosquimanos siempre aparecieron como inconsistentes y ahora también la Corte estableció la ilegalidad de la acción decidida por el gobierno», que entre 1997 y 2002 transfirió de un modo forzoso a mil bosquimanos de la Reserva central del Kalahari. En todo el país, dice el periodista, «el gobierno ha entregado cerca de 600 licencias para prospecciones geológicas, de la que cerca de 400 por diamantes, que son nuestro principal producto de exportación». También en el área ancestral de los bosquimanos fueron entregadas concesiones para identificar nuevos yacimientos. «Sabemos que este sector es esencial para nuestra economía, pero no se puede cometer violaciones a los derechos humanos alejando por la fuerza a los habitantes de una zona solo en vista de su posible explotación minera», observa Sejwi, contactado por teléfono por la MISNA en la redacción del cotidiano en la capital Gaborone. Con casi 32 millones de quilates producidos en 2005, Botswana es uno de los principales exportadores de diamantes del mundo (con un crecimiento del Pib medio de 7% en los últimos años y un saldo comercial de 1,6 miles de millones de dólares). «No hemos pensado todavía el título de la primera página de mañana, pero esperamos que la sentencia de hoy marque la conclusión de acontecimientos que debió jamás terminar en un tribunal».’