En Estados Unidos, los «Científicos por la Verdad sobre el 11 de Septiembre» (Scholars for 9/11 Truth) ponen en duda la versión oficial sobre los atentados del 11 de septiembre, señalando que ésta «viola los principios de la física y de la ingeniería». Después de varios años de investigaciones y la publicación de artículos y […]
En Estados Unidos, los «Científicos por la Verdad sobre el 11 de Septiembre» (Scholars for 9/11 Truth) ponen en duda la versión oficial sobre los atentados del 11 de septiembre, señalando que ésta «viola los principios de la física y de la ingeniería».
Después de varios años de investigaciones y la publicación de artículos y libros, esta asociación de universitarios, que reúne a personalidades del mundo científico y de medios militares, está convencida de que el World Trade Center sólo pudo ser destruido mediante una demolición controlada.
Las investigaciones han llevado a estos científicos a la conclusión de que el gobierno estadounidense no sólo sabía de los atentados sino que los planificó. Ahora se han dado a la tarea de utilizar todos los medios a su alcance, como la organización de conferencias y la publicación de artículos, para hacerlo saber al pueblo.
Esta asociación, a la que pertenecen unas cincuenta personalidades, fue fundada por David Ray Griffin, ex profesor de teología y autor de The New Pearl Harbor (2004) y The 9/11 Commission report: omissions and distorsions (2004).
La dirige Morgan Reynold, profesor emérito de economía en la Universidad A&M, de Texas, y ex consejero del presidente George W.Bush.
La asociación cuenta además con el apoyo de Andreas Von Bulow, ex ministro alemán de Investigación y Tecnología, autor de Die CIA und der 11. September. Internationaler Terror und die Rolle der Geheimdienste y miembro de Axis for Peace.
En 2005, el millonario Jimmy Walter ofreció un millón de dólares a quien logre probar que las Torres Gemelas del World Trade Center pudieron desplomarse sin la utilización de explosivos. Ni siquiera los propios expertos oficiales se han atrevido a tratar de aceptar el reto. Nadie ha reclamado el premio.