El Proyecto Inocencia ha logrado la libertad de 161 personas condenadas por error en Estados Unidos, 14 de ellas en el corredor de la muerte, gracias a análisis de ADN y otras pruebas. La mala noticia es que la exoneración de culpa llegó demasiado tarde para algunos.
El Proyecto, una clínica legal sin fines de lucro establecida en 1992 en la Facultad de Derecho Benjamin N. Cardozo, de Nueva York, investiga y presenta a la justicia casos en que un análisis de material genético posterior a la sentencia podría constituir una prueba concluyente de inocencia.
Estudiantes de derecho manejan los casos, supervisados por un equipo de abogados y personal de la clínica.
Uno de sus fundadores es Barry C. Scheck, conocido como el abogado que mediante una prueba basada en análisis de ADN (ácido desoxirribonucleico) logró la absolución del astro de fútbol O.J. Simpson, acusado del asesinato de su esposa en 1995. El cofundador es el abogado Peter J. Neufeld.
La mayoría de los clientes son pobres, olvidados, y ya agotaron todas las vías legales para demostrar su inocencia. Miles están a la espera de la evaluación de sus casos.
Actualmente, existen «Proyectos Inocencia» en la mayoría de los estados de Estados Unidos. La Red Inocencia, un grupo de facultades de derecho, escuelas de periodismo y defensorías públicas de todo el país, ayuda a los reclusos que intentan probar su inocencia, ya sea que los casos involucren o no análisis de ADN.
Los logros de la iniciativa han sido impresionantes. Hasta el 11 de este mes, 161 reclusos habían sido liberados gracias a la Red. Una de las últimas liberaciones fue la de Luis Díaz, quien salió el día 3 de una prisión del sudoriental estado de Florida tras cumplir 25 años de injusta condena.
Díaz había sido acusado en 1980 de violar a ocho de unas 25 mujeres que fueron atacadas entre 1977 y 1979 en la zona de Bird Road, en Coral Gables, Florida. Este año, análisis de ADN probaron que era inocente.
El Proyecto Inocencia sostiene que muchas de las sentencias revertidas se obtuvieron mediante falsas confesiones, comprobadas en 33 de las primeras 123 exoneraciones de culpa logradas.
Uno de los casos más conocidos es el de «la corredora del Central Park», Nueva York, ocurrido en 1989, cuando una joven que corría por ese parque fue violada y brutalmente golpeada.
Cinco jóvenes fueron hallados culpables del ataque, pero pruebas de ADN corroboraron la confesión de un sexto hombre que dijo haber actuado solo y no conocer a los otros cinco.
Los condenados, adolescentes en ese entonces, habían sido detenidos por la policía después de una noche caótica en el Central Park. Cada uno ofreció una declaración grabada en la que minimizaba su propia participación pero implicaba a los otros.
Lo que el jurado no tuvo en cuenta fueron las tácticas utilizadas para obtener las declaraciones, una de ellas después de más de 24 horas de interrogatorio. Los relatos presentaban importantes variaciones, pero igualmente fueron utilizados para condenar a los acusados.
Los años que todas estas personas pasaron en prisión injustamente ya serían algo suficiemente preocupante. Pero peor aún es la comprobación de inocencia posterior a una ejecución, y ese podría ser el caso de Larry Griffin, ejecutado mediante inyección letal en 1995.
Por iniciativa de un abogado de circuito de la ciudad de St. Louis, Missouri, el fiscal del caso ordenó reabrir la investigación del caso Griffin, condenado por el asesinato de un vendedor de drogas en junio de 1980.
Pero el juez que lo condenó nunca escuchó a un testigo crucial, ahora residente en California, que afirma que Griffin no disparó contra la víctima. El caso está ahora bajo investigación nuevamente.
El trabajo del Proyecto Inocencia fue bienvenido por muchos involucrados en el sistema de justicia penal.
«El Proyecto Inocencia ayuda a mejorar el sistema de justicia penal al poner en evidencia condenas equivocadas que después podemos estudiar para ver cuál fue el error, así como se investigan las causas de los accidentes aéreos», destacó Brian J. Foley, profesor de derecho y procedimiento penal de la Facultad de Derecho de Florida en Jacksonville.
«Si el ADN revela que el condenado no cometió el crimen, entonces sabemos que la identificación de testigos, la confesión, o ambos, estuvieron equivocados», dijo a IPS.
«A largo plazo, este proyecto nos ayudará a mejorar la precisión del sistema», concluyó.
El Proyecto también dio lugar a iniciativas de reforma judicial en distintas partes de Estados Unidos, en particular tendentes a la suspensión de las ejecuciones, dadas las «graves fallas» comprobadas en procesos condenatorios.