Traducción Susana Merino
Esta es la tercera semana en que el Movimiento marroquí 20 de febrero soporta el hostigamiento del régimen político marroquí a través de sus aparatos represivos e ideológicos cuyo objeto es liquidar toda aspiración de las fuerzas vivas del país, especialmente la de su joven generación, a la emancipación, la libertad y a una democracia real.
Habiéndose registrado en Rabat más de un centenar de heridos, en oportunidad de una manifestación de los días 15 y 22 de mayo, brutalmente reprimidas, el movimiento y las organizaciones que lo apoyan decidieron organizar para el sábado 28 de mayo, una sentada frente al parlamento para condenar la represión policial contra los militantes. Luego de haber prohibido la sentada pacífica, las fuerzas de la policía, de todos los niveles, intervinieron para dispersar a la fuerza a los manifestantes.
En dos minutos fue vaciada la plaza del parlamento. Luego durante una hora siguieron las persecuciones. Todos los negocios y los cafés que rodean al parlamento fueron registrados por la policía que comenzó una caza de brujas en todas las calles en búsqueda de los jóvenes del 20 de Febrero.
*Acto 1º :*
Cuando la dispersión culminó lo militantes se separaron, yendo cada uno a sus ocupaciones. A las 16hs, ya no había nadie intentando manifestar. en una calle posterior al hotel Balima, Nizar Bennamate, un joven del 20 de Febrero y yo creíamos que la persecución había terminado. Sin embargo fuimos entonces sorprendidos por unos cuarenta agentes BLIR (Brigadas Ligeras de Intervención Rápida) surgidos de ambos extremos de la calles. Tratamos de escondernos en una tienda. Pero fuimos atrapados por una decena de agentes que nos sacaron de la tienda «manu militari». En la calle un fotógrafo de la policía nos tomó varias fotografías. Luego pasaron a maltratarnos, a puntapiés y a puñetazos antes de soltarnos no sin antes someternos a toda clase de humillaciones y de provocaciones
Esta escena es habitual en Marruecos, los movimientos sociales de Rabat se hallan acostumbrados. Lo que sigue, se aleja de la banalidad y recuerda los métodos empleados por la policía política en los años de plomo que la generación actual solo conocía por las novelas de la literatura carcelaria.
*Acto 2º :*
A las 20hs ya no había fuerzas policiales en la plaza. Todo parecía en calma. Esperaba a mi compañera en un café, para volver a casa en la que habíamos organizado un pequeño festejo entre amigos. Camino de nuestra casa, dos policías uniformados (los DMI con chalecos antibalas) nos siguen desde el café. Me detienen y me piden mi documento de identidad. Pregunto con insistencia la razón por la que me detienen «lo sabrás en unos minutos» me contestan. Nos llevan a mi compañera y a mí a una calle desierta. A los diez minutos llega su jefe, justo en el momento en que yo estaba llamando por teléfono a la Oficina de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH) y me ordena, puñetazo en el estómago de por medio cortar la comunicación. El «jefe» como lo llamaban los dos CMI, vestía uniforme marrón y era menos musculoso que la mayor parte de los demás policías. Las personas a las que les he preguntado sobre este cuerpo policial con uniforme marrón, no lo conocen. Mi compañera estaba aterrorizada por esa violencia física y verbal, por mi parte traté de mantener la calma y no reaccionar a las provocaciones: «Te vimos en la manifestación de hace un rato» me dice y agrega estrangulándome ; » La próxima vez que te vea con los jóvenes del 20 de febrero, en un café o en la calle, la próxima vez que participes en sus reuniones, la próxima vez que participes de una manifestación, te voy a quebrar la espalda, me ocuparé yo mismo de matarte y enterrarte. Acuérdate bien de mí» Me pregunto cómo podría olvidarlo…
Después de los golpes de cachiporra, la humillación, la provocación, la policía marroquí parece estar acudiendo a una mayor violencia contra los militantes. El 22 de mayo último a recurrido a las redadas nocturnas en Casablanca. El 15 de mayo persiguiendo a militantes del 20 de Febrero, los jefes de policía ordenaban a los agentes de intervención rápida:
«Rómpanle el brazo, rómpanle la pierna» en metódicamente en relación a los militantes más activos. Los métodos intimidatorios se multiplican en los barrios y en las calles en los que la policía taca a todo ciudadano que haya manifestado alguna vez y que haya tenido la mala suerte de haber sido fotografiado por ellos.
En mi calidad de ciudadano marroquí, considero que las fuerzas policiales están actuando con total ilegalidad y que con este tipo de actos sumergirán al país en el terror de los años de plomo. Frente a los movimientos que auspician la protesta pacífica, el único actor que emplea actualmente la violencia es el Estado marroquí.
Reivindicando mi derecho a expresarme y a protestar pacíficamente, pido que se investigue a ese agente policial que me amenazó explícitamente de muerte, amenazas que considero seriamente y al ministro del Interior Taieb Cherkaoui, como único responsable de lo que pudiera sucederme en el futuro por obra de cualquier tipo de policía.
*Omar Radi* (Joven del movimiento 20 de febrero y periodista)