No todo el mundo comprende hasta qué extremo ha llegado el conservadurismo estrecho en la historia de Estados Unidos y los peligros que esta corriente representa para el resto del mundo. El pánico que generó la entrada de EEUU en la Primera Guerra Mundial, unido al temor por la influencia que pudiera tener en el […]
No todo el mundo comprende hasta qué extremo ha llegado el conservadurismo estrecho en la historia de Estados Unidos y los peligros que esta corriente representa para el resto del mundo.
El pánico que generó la entrada de EEUU en la Primera Guerra Mundial, unido al temor por la influencia que pudiera tener en el país la Revolución Rusa, trajeron el desarrollo de un nacionalismo estrecho e intolerante que llegó al extremo de ser excluyente de todo aquel que no fuera WASP (por las siglas en inglés de blanco, anglosajón y protestante), considerados los únicos americanos «puros y nativos», olvidando a la población aborigen.
A partir de 1917 el Ku Klux Klan incrementó su pujanza en Estados Unidos, ahora accionando no sólo contra los negros, sino también contra los comunistas, los anarquistas, los católicos, los judíos, los socialistas y los liberales. Entre 1917 y 1918 varias leyes que limitaban las libertades civiles fueron aprobadas: la Ley sobre Extranjeros, enunciada inicialmente para los de origen alemán, pero luego aplicada a todo extranjero considerado molesto o indeseable; la Ley sobre el Espionaje, que declaraba delito toda manifestación que obstruyera el reclutamiento o atizara la deslealtad a la nación, y la Ley sobre la Sedición que iba contra todo el que obstaculizara el esfuerzo bélico nacional.
En 1919, dos procesos conocidos como terror negro y terror rojo agudizaron el ambiente de intolerancia y extremismo.
El primero, motivado porque los negros que regresaban de la guerra mundial llenos de medallas por el valor demostrado, habían conocido la igualdad y no estaban dispuestos a seguir soportando la discriminación en su tierra natal. Ocurrieron graves incidentes raciales en Chicago y otra veintena de grandes ciudades.
El 1º de mayo de 1919 estallaron más de 30 bultos postales con bombas caseras dirigidas a prominentes figuras de la economía y la política nacional, entre ellos John Rockefeller y el Fiscal General de la nación, Mitchell Palmer. Ese fue el comienzo del llamado Terror rojo. Una verdadera histeria colectiva contra la supuesta amenaza de los bolcheviques. Palmer se puso al frente de una cruzada contra los comunistas, socialistas, anarquistas, sindicalistas y liberales en general.
Miles de personas fueron acusadas de incitar el derrocamiento violento del sistema político estadounidense en lo que se conoció como las Redadas Palmer. El terror rojo continuó hasta bien entrado el siguiente año, cuando pese a que la influencia política de Mitchell Palmer disminuyó se mantuvo la intolerancia durante toda la década como una respuesta a la influencia del bolchevismo en Estados Unidos. En este contexto ocurrió el famoso caso de Sacco y Vanzetti, dos obreros que se habían opuesto al reclutamiento para la Gran Guerra y eran conocidos anarquistas. Fueron acusados de planear un robo y asesinar a dos personas en un juicio plagado de arbitrariedades que concluyó condenándoles a morir en la silla eléctrica. Los sectores más conscientes de la sociedad se movilizaron en su defensa, pero fue en vano.
La década de 1920 se caracterizó por la profundización de la intolerancia y el conservadurismo. En primer lugar, la Ley Seca o Prohibición, que declaró criminal la producción, distribución, venta y consumo de bebidas alcohólicas. El efecto fue contraproducente, pues durante toda la década proliferaron las tabernas clandestinas y emergió la mafia como la institución que regía el ilícito negocio. La limitación a la inmigración fue otra característica de estos años. En 1921, el Congreso aprobó la Ley de Cuotas de Urgencia, que establecía un límite máximo de 357 mil inmigrantes, asignando cuotas a cada grupo nacional. La Ley de Orígenes Nacionales, de 1924, fue más restrictiva aún, situaba el límite máximo total anual en 165 mil. El cambio de la fecha de referencia no fue casual porque el mayor número de los llamados «nuevos inmigrantes» (personas que venían de Europa del sur y oriental) había entrado precisamente entre 1890 y 1910. Estas leyes se mantuvieron hasta mediados de la década de 1960 y provocaron que el 96 % de la inmigración de este periodo proviniera de Europa del norte y el este.
El fundamentalismo religioso fue otra manifestación del conservadurismo social. La intolerancia religiosa llegó a extremos tales que, en ocasiones se prohibió la venta y la propaganda de métodos anticonceptivos, trajes de baño «indecentes» y convirtió en delito las relaciones extramaritales o hasta besarse en público. Las mujeres sufrieron directamente el conservadurismo de la época. Pese a haberse aprobado la Enmienda XIX que les daba el derecho al voto apenas usaron ese derecho y continuaron en una condición de subordinación respecto al hombre.
Siempre hubo grupos que disentían, jóvenes universitarias en su mayoría, que desafiaron los convencionalismos morales de la época. Quienes defendían estas ideas fueron vilipendiados en la prensa, hostigados judicialmente y execrados desde el punto de vista social.
Blog del autor: http://manuelyepe.wordpress.
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