Traducido para Rebelion por O.Grajales
Thomas y Nathalie son dos ayudantes que trabajan directamente para los famosos 1% (super ricos) denunciados por el movimiento Occupy Wall Street: él es guardaespaldas en una agencia de seguriad privada especializada en grandes fortunas, ella es «dog-sitter», o lo que es lo mismo, cuidadora de perros, empleada por una empresa de lujo.
Artista circense y bailarina contemporánea, llegaron de Francia a Nueva York en 2006. tuvieron que encontrar rápidamente un trabajo para poder vivir y cogieron lo que les dieron; el azar ha hecho que trabajen para las mismas familias.
«Fui contratado gracias a mi envergadura (Thomas carga en las espaldas en el circo) y porque hablo correctamente cuatro lenguas, incluyendo el árabe. Mi trabajo consiste en acompañar a los clientes en sus desplazamientos y controlar y neutralizar sus espacios profesionales y privados. Y bastantes veces a asegurarlos. Segín el servicio, gano entre 40 y 80 dólares (30 y 60 euros) la hora tras las reducciones de la empresa. Aparte, las propinas.»
El miedo tras la marcha de los millonarios.
En 2008, en el pico de la crisis económica,Thomas había notado un fuerte aumento de su clientela. Tras algunas semanas, observa el mismo fenómeno:
» Con la persistencia de Occupy Wall Street, se me asignan nuevos clientes, patronos en la banca y en las finanzas. En este momento, me enfrento a nuevas demandas: supervisar el transporte de bienes como lingotes de oro u obras de arte hacia un aeródromo privado o acompañar a los niños y sus cuidadoras al colegio por temor de un secuestro.»
Contactado por teléfono, el jefe de Thomas, que quiere continuar en el anonimato, confirma:
«Desde la marcha de los millonarios del 11 de octubre (una manifestación organizada por Occupy Wall Street que desfilaba ante las vivienda de los dirigentes, recibo numerosas llamadas llenas de pánico de nuestros clientes que piden presupuestos para reforzar la seguridad de sus pórticos o hacer una llamada a un guardaespaldas las 24 horas del día además de su guarda.»
LA MARCHA DE LOS MILLONARIOS DEL 11 DE OCTUBRE 2011.
Thomas pasa la mayor parte de su tiempo de trabajo cara a cara con sus clientes:
«Pero no se habla mucho. Algunos me solicitan muy a menudo, incluso durante sus «vacaciones» familiares en los Hamptons. No veo mucha diferencia: siguen enganchados a sus Blackberrys y no tienen mucho tiempo libre.
Un contexto diferente para Nathalie, que trabaja a nivel doméstico:
«Yo me inclino más hacia las mujeres de los hombres de negocios. Mi empresa propone servicios ultralujosos para animales como baños, spa, acupuntura y masajes. Bootcamps (campos de entrenamiento» para perros gordos. La clientela sobre todo se sitúa en Upper West Side o en los barrios ultraseguros. Gano sobre los 1400 dolares (1000 euros) por mes por media jornada, incluidas las propinas. Tengo el puesto porque soy capaz de correr dos horas con cinco perros y porque hablo francés; algunas clientas americanas exigen que sus perros aprendan a obedecer las órdenes en francés. Es más chic.»
Nathalie ama los perros pero encuentra algunas peticiones «un poco ridículas», como poner zapatos en las patas cuando hay nieve o hacerles cardados todos los dias. Incluso si trata más a menudo con los empleadas de la casa que con sus jefes, ella está obligada a «entenderse bien con ellas.»
A veces las acompaña durante un corto trayecto: Nathalie lleva al perro y sus dueñas «le hablan. No a mi, al perro.»
Ambiente tenso desde hace algunas semanas
El ambiente es más tenso desde hace algunas semanas. Nathalie explica:
«Tengo una amiga a la que despidieron sin preaviso porque había formado parte de Occupy Wall Street en Zuccotti Park y aparecía en una foto que salió en todos los medios. Después de esto, se nos mandó rellenar y firmar un cuestionario donde se nos preguntaba qué pensábamos de este movimiento.
Ella suavizó sus respuestas en el cuestionario. Pero ¿qué es lo que pìensa?
«Estoy de acuerdo con las ideas generales, con un 99%, la democracia directa y la igualdad de la educación. Al principio, iba a las reuniones pero rápidamente se transformaron en algo desordenado; hay muchos okupas que se aprovechan de la comida gratis y los activistas a penas se entienden en una proposición. Se ha convertido en una ruta obligada para los turistas entre la Zona Cero y la Estatua de la Libertad».