Los opositores pedirán que la Casa Blanca explique su responsabilidad por las filtraciones de Wikileaks y pondrán la lupa sobre el gasto público y la reforma de salud. Obama les pidió que hagan a un lado la política y trabajen por el bien común.
Los republicanos asumirán hoy el control parcial del Congreso de los Estados Unidos. Los opositores pedirán que la Casa Blanca explique su responsabilidad por las filtraciones de Wikileaks y pondrán la lupa sobre el gasto público y la reforma de salud. Previendo que pueden complicar el resto de su mandato y su posible reelección, el presidente Barack Obama pidió a la oposición que haga a un lado la política y trabaje por el bien común.
Recién llegado de sus vacaciones en Hawai, Obama tuvo que vérselas con la realidad de una incipiente Cámara de los Representantes controlada por los republicanos. No bien bajado del avión, el mandatario llamó a la unión para mejorar la economía del país. «Mi expectativa, mi deseo, es que John Boehner (presidente de la Cámara baja) y Mitch McConnell (líder republicano en el Senado) se den cuenta de que habrá tiempo de sobra en 2012 para hacer campaña para ese año», afirmó Obama. Se refirió a esos dos líderes republicanos porque McConnell hizo explícito el objetivo número uno de esa fuerza política: impedir que Obama obtenga un segundo mandato.
En Washington, los republicanos ya advirtieron que montarán una serie de desafíos que le complicarán la segunda mitad de su gestión a Obama y lo pondrán en aprietos para su reelección en 2012. Después de la victoria en las elecciones legislativas de noviembre pasado, hoy llegará el gran día para el Partido Republicano, que se hará con el control de la Cámara de Representantes y aumentará el número de bancas en la Cámara alta, donde el oficialismo logró conservar su mayoría.
Uno de los puntos que abordarán será la reciente filtración de cables diplomáticos de la que fue víctima el Departamento de Estado. Los republicanos abrirán en los próximos días una investigación en la Cámara de Representantes para que la gestión Obama dé explicaciones por el material que divulgó el sitio Wikileaks, anunció el congresista por California Darrell Issa, que hoy asumirá como jefe del Comité de Control y Reforma del Gobierno. Con esta iniciativa republicana, podría tener que comparecer ante el Congreso el consejero nacional de Seguridad de la Casa Blanca, Thomas Donilson, y hasta podrían llegar a convocar a la secretaria del Departamento de Estado norteamericano, Hillary Clinton.
La oposición conservadora anunció que planea celebrar el 12 de enero una votación en la Cámara baja para derogar la reforma de salud aprobada el año pasado. Con esa medida no sólo le ganarían de mano a Obama y se pronunciarían antes de que el presidente brinde el tradicional discurso sobre el Estado de la Unión, sino que, también, acabarían con el mayor logro político y legislativo de los dos primeros años de la presidencia del demócrata. Pero no todo está perdido para Obama. Si bien los republicanos tienen 242 bancas en la Cámara baja contra 193 de los demócratas, los oficialistas cuentan con 53 escaños contra 47 de la oposición en el Senado. En otras palabras, los demócratas podrán bloquear en la Cámara alta el intento republicano de terminar con la reforma sanitaria.
Otro frente de batalla será la deuda pública y el déficit presupuestario, que los republicanos -en especial, el movimiento ultraconservador Tea Party- consideran excesivos. En realidad, el elevado gasto público fue el caballito de batalla utilizado por los opositores durante la campaña para los comicios parlamentarios. «El pueblo estadounidense quiere un gobierno más pequeño y más responsable. Y a partir del miércoles, la Cámara de Representantes va a ser un puesto de avanzada de los estadounidenses en Washington», declaró Boehner al diario The Washington Post. Y añadió el dirigente republicano: «Vamos a luchar por sus prioridades, recortar el gasto, revocar la ley de reforma sanitaria que está matando la creación de empleo y ayudar a que nuestra economía vuelva a ponerse en marcha». Más allá del presupuesto, los republicanos también dirigirán sus misiles hacia las causas de la crisis financiera, la corrupción en Afganistán, la quiebra de las firmas de crédito inmobiliario y la actuación de la agencia de control de medicinas y alimentos.
Obama trató de mostrarse optimista por los tiempos que vendrán. «Creo que va a haber un juego político. Los republicanos van a tratar de jugar para sus bases por un cierto tiempo», predijo. «Pero estoy bastante seguro de que van a reconocer que nuestro trabajo es gobernar y garantizar que estamos creando empleos para el pueblo estadounidense, y estamos creando una economía competitiva para el siglo XXI», añadió el presidente. Obama remarcó que la tarea para este año es seguir construyendo la recuperación económica. «Estamos teniendo progresos», dijo el gobernante, después de que el país pasara la peor crisis después de la Gran Depresión de 1930. «Espero que reforcemos esos avances», deslizó.
Obama no es el primer presidente que gobernará con una mayoría dividida. Pero el panorama del actual mandatario estadounidense es especialmente árido por el surgimiento de una oposición radicalizada, como la que encarna el Tea Party, que logró colocar a 40 candidatos en ambas Cámaras. Algunos analistas coinciden en que se acabaron los tiempos de lanzar grandes reformas para Obama y que las próximas iniciativas que podrá impulsar estarán orientadas a la situación económica y a la reducción del desempleo.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-159864-2011-01-05.html