Mohamed Abdelaziz, presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), no cree que la verdadera razón del recorte de la ayuda humanitaria anunciado en agosto por la Organización Europea de Cooperación Humanitaria (ECHO) se deba, como afirman los responsables del organismo, a una escasez de recursos de la UE. Debido a ello, esta aportación en […]
Mohamed Abdelaziz, presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), no cree que la verdadera razón del recorte de la ayuda humanitaria anunciado en agosto por la Organización Europea de Cooperación Humanitaria (ECHO) se deba, como afirman los responsables del organismo, a una escasez de recursos de la UE. Debido a ello, esta aportación en alimentos y medicinas cubrirá sólo las necesidades de 90.000 refugiados en lugar de las de 158.000, como hasta ahora. Habrá problemas, reconoce Abdelaziz, en los campamentos del Frente Polisario, en el sur de Argelia. Pero, en su opinion, la intifada (protesta) que desde mayo se ha convertido en la peor de las pesadillas de las fuerzas marroquíes en el Sahara que ocupan ilegalmente, debería servir de advertencia para los que todavía confían en doblegar la voluntad de su pueblo para que renuncie al derecho de autodeterminación que le reconoce la legalidad internacional.
¿Va a afectar la reducción de las ayudas europeas a la situación de los campamentos saharauis?
Las ayudas europeas son muy importantes pero no son las únicas. Desde 1975, el Gobierno de Argelia, al que estamos muy agradecidos, ha jugado un papel clave para el éxito de la resistencia saharaui en la hamada. Empezó por ceder una parte de su territorio donde los huidos de la invasión marroquí pudiesen organizar su existencia y fue dando su apoyo en temas vitales como la salud, el abastecimiento de agua, la alimentación, la vivienda y la enseñanza. Luego están las ayudas humanitarias ofrecidas por el PAM, el ACNUR, la ECHO que son las que, en agosto, nos anunciaron que se iban a recortar de acuerdo con el censo de personas en situación vulnerable que ellos consideran ya no son 158.000 sino 90.000. Se trata de una ayuda que no siempre cumple con los plazos de entrega y que es pobre en cantidad y en calidad: la cesta que destina mensualmente a cada individuo contiene unos 13 kilos de harina, un kilo de azúcar, un litro de aceite y un kilo de legumbres secas. Pero no contiene carne, ni pescado, ni leche, ni verduras, ni fruta. Aun así, la decisión del Polisario de seguir cubriendo las necesidades de los casi 70.000 necesitados que han quedado excluidos, creará unos desequilibrios que, seguramente, acabarán exponiendo vidas humanas a la muerte, especialmente entre las mujeres y los niños. Afortunadamente, contamos con la ayuda de Argelia que, estoy seguro, no va a dejar que el pueblo saharaui se muera de hambre en la hamada.
Algunos dirigentes saharauis ven detrás de esta decisión una maniobra política que intenta utilizar las ayudas como un arma en vuestra contra…
Los europeos, que han liderado este recorte, alegan que se ven obligados a efectuar la reducción ante la falta de recursos que padecen. Pero el volumen de las ayudas humanitarias destinada a los refugiados saharauis no es tan grande y, desde luego, no creo que un millón de dólares destinado anualmente a las medicinas de los saharauis vaya a poner a Europa en la bancarrota. No nos van a convencer de que es la escasez de recursos la que les impide garantizar esa, ya de por sí, reducida ayuda. Pero les recuerdo que los saharauis no se convirtieron en refugiados por culpa de una catástrofe natural, ni de una guerra civil, sino como consecuencia de la firma en 1975 de los Acuerdos tripartitos de Madrid y de la invasión marroquí con los que se cometió una clara violación al derecho internacional. Desde que empezó el duro viaje del exilio, nuestro pueblo sigue esperando que se celebre un referéndum de autodeterminación que resuelva el conflicto. Si tanto interés hay en ahorrar recursos, lo mejor que pueden hacer los europeos, los españoles y la comunidad internacional es asumir sus responsabilidades para que la ONU pueda celebrar la consulta con las debidas garantías lo antes posible. Los saharauis no pedimos más que eso, porque los recursos de nuestra tierra son suficientes para que vivamos todos allí sin tener que depender de ninguna limosna. Se equivoca quien se haga ilusiones de que los saharauis acabarán rindiéndose al colonialismo de Marruecos. No, los saharauis no se rendirán nunca al colonialismo marroquí.
¿Qué opina del silencio del actual Gobierno español ante las detenciones y muertes en el Sahara ocupado?
Creemos que es responsabilidad de España, potencia administradora del Sahara Occidental, declarar con voz alta y clara su apoyo firme al derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación y la condena a la violación de los derechos humanos cometida por Marruecos en nuesta tierra. No queremos decir con ello que España tiene que entrar en guerra contra Marruecos; al contrario, nosotros deseamos que España mantenga buenas relaciones con el denominado vecino del sur. Pero lo que no podemos aceptar es que para obtener ese tipo de relación y cooperación se dé a todo un pueblo como precio. Mientras no se resuelva el innegable derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación, este problema seguirá persiguiendo la conciencia de España y seguirá causando mala fama al Estado español a nivel internacional.
¿La intifada saharaui ha modificado la percepción en el interior de Marruecos en relación con el conflicto del Sahara?
La intifada ha creado una situación nueva a la hora de analizar la cuestión saharaui, incluso en el interior de Marruecos, donde ha logrado abrir un fuerte debate en el que los que lo tienen más difícil son aquellos que defienden la represión de los saharauis. Pero el gran cambio es que entre las voces que se pronuncian en contra de las detenciones y los abusos que sufren los saharauis están también las de quienes con mucha valentía reconocen, abiertamente, el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación. La solidaridad del pueblo marroquí con los saharauis, en varios niveles, se manifiesta ahora, por ejemplo, en las reuniones y comunicados de partidos como el de la Vía Democrática. O en la postura adoptada por entidades que no pueden ser tachadas de proindependentistas como es el caso de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos y que, sin embargo, envía a sus abogados para hacerse cargo de la defensa de los presos políticos saharauis y considera que no se les puede detener por el mero hecho de manifestarse a favor de la autodeterminación y el referéndum de la ONU. O las muestras de solidaridad que algunos sectores de los universitarios marroquíes exhiben públicamente en los actos informativos y las protestas que nuestros estudiantes organizan en ciudades como Agadir, Marraquech, Rabat y Casablanca. Son síntomas de que estamos en el buen camino, de que es posible esperar una evolución positiva de la situación.
¿Este camino ha facilitado contactos entre el Frente Polisario y fuerzas políticas marroquíes?
Sí, existen contactos con algunas fuerzas políticas marroquíes, a nivel de debate, y esto es algo nuevo.
¿Ha tenido algún efecto positivo la liberación de los últimos presos de guerra marroquíes que permanecían en poder del Frente Polisario?
Lo lógico es que Marruecos hubiese respondido a este gesto nuestro con la liberación de los presos saharauis. No ha sido así, pero el paso que nosotros hemos dado ha reforzado nuestra posición en el escenario internacional. Nosotros hemos avanzado en coherencia con el plan de paz de Naciones Unidas y con el Plan Baker, adelantándonos incluso a las etapas marcadas en la cuestión de los presos. Ahora ya no existe ese «pero» que muchos de nuestros interlocutores sacaban siempre a relucir para probar que los saharauis también tenemos una parte de culpa en el estancamiento de la aplicación de las resoluciones. Ahora ya nadie puede echarnos en cara que nosotros también tenemos una mancha que afea nuestro historial en materia de derechos humanos y han quedado sin tapadera los obstáculos que el Gobierno marroquí pone a la solución justa y definitiva del conflicto. Ahora sólo queda la mancha de la cruel y reiterada violación de los derechos humanos de las fuerzas de ocupación marroquíes contra una población civil indefensa.
Naciones Unidas no se ha pronunciado hasta ahora sobre la represión marroquí en el Sahara. ¿De qué les ha servido a los saharauis el despliegue de los cascos azules?
Podemos decir que las ONU es la institución que todo el mundo insulta y que todo el mundo necesita. Cierto es que Naciones Unidas nos dio la palabra de honor, en 1991, de que en el plazo de ocho meses iba a celebrar el referéndum de autodeterminación, cosa que hasta hoy en día no ha ocurrido. También nos dio esa misma palabra de honor en 1997, con la llegada de James Baker, de que iba a celebrar el referéndum en unos meses, y seguimos esperando.
En cada una de estas ocasiones la ONU nos ha pedido una concesión, asegurándonos que era la última, que ésa era la última contribución que nos pedía a cambio de un firme compromiso para celebrar el referéndum. Y, cada vez, cuando hemos cedido, no hemos vuelto a saber más de la consulta. Para colmo, los marroquíes ahora ejercen la represión y asesinan a saharauis en las zonas ocupadas bajo la bandera de la ONU y seguimos sin oír de boca de sus representantes una denuncia clara contra el régimen marroquí. Como es lógico, todo ello ha causado una gran decepción y pérdida de confianza en la ONU por gran parte de nuestra opinión pública. Sin embargo, el simple hecho de la presencia de la bandera de las Naciones Unidas en el Sahara Occidental es una prueba definitiva de que nuestra tierra no es marroquí. Por eso, a pesar de todo, seguimos siendo firmes partidarios de la permanencia de los cascos azules en el territorio y hacemos un llamamiento para que la ONU cumpla lo antes posible el objetivo por el que se instaló en el Sahara Occidental.
Vamos a continuar nuestro movimiento de resistencia pacífica contra la ocupación marroquí; pero, hoy por hoy, mantendremos el alto el fuego, con las manos tendidas a las Naciones Unidas para darles toda nuestra colaboración para el logro de ese objetivo. Ojalá que la ONU, España, la Unión Europea y Estados Unidos se convenzan ya de que esta intifada saharaui, este movimiento de protesta y resistencia pacifico, es una muestra clara de que los saharauis pase lo que pase, no van a ceder y que la única solución pasa por el respeto a la legalidad internacional.
Este verano, en una estancia en España le dio las gracias al ex presidente José María Aznar por el apoyo de su Gobierno a la causa saharaui. ¿Qué es lo que le agradece?
Ante todo, quiero decir que la responsabilidad de defender la ley internacional, es decir, el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación, y la responsabilidad de España en cuanto al Sahara Occidental, no tiene nada que ver con una cuestión ideológica de un partido u otro, como no puede depender de la persona o tendencia que dirige el partido (sea del signo que sea) que gobierna en un determinado momento, porque es una cuestión de todos los españoles, partiendo desde el rey hasta el último ciudadano de España. Por lo tanto, no puede ser una cuestión para el Partido Popular más que para el Partido Socialista, sino que es una cuestión para todos los partidos. Quiero subrayar que, en general, todos los españoles han manifestado su comprensión y solidaridad con la cuestión del Sahara Occidental.
Lo que sí es verdad es que el señor Aznar estuvo muy claro en su defensa del referéndum de autodeterminación del pueblo saharaui, en un momento muy difícil para nosotros. Fue cuando se planteó en Naciones Unidas el llamado Acuerdo Marco, que es una reflexión desde el exclusivo punto de vista marroquí, que nosotros rechazamos rotundamente. Entonces el Gobierno de España estuvo muy claro al mostrar su apoyo al referéndum de autodeterminación. Por eso, elogiamos la posición del que entonces era presidente del Gobierno, una posición que le honra y, por tanto, una posición que honra a todos los españoles
El Plan Baker que el Polisario aprobó prevé un referéndum de autodeterminación que permite votar a los colonos marroquíes. Dada su superioridad numérica frente a la población saharaui, ¿no tienen miedo a perder la posible consulta?
Claro que supone un gran riesgo. Todavía tenemos muchos problemas con nuestras bases por ello. El admitir el voto de los colonos fue una de las muchísimas concesiones que hizo el Frente Polisario para abrir el camino a la solución pacífica. El plan Baker no está a favor al cien por cien del pueblo saharaui. Contiene algo de lo que reclama el Polisario, pero no todo, y considera algo de las preocupaciones de Marruecos, pero no todas. Lo importante para nosotros es que, al final, se celebre un referéndum con las garantías internacionales, que se haga libre y democráticamente y que se incluya la independencia como una de las opciones. Los que no aceptan el plan Baker, ¿qué más concesiones piden del pueblo saharaui? Por el bien de la paz, nosotros hemos asumido nuestras responsabilidades y el riesgo. La cuestión es que el régimen marroquí es colonialista y nada democrático; no tiene confianza en las urnas, entre otras cosas. Las pretensiones que señalan el Sahara como una cuestión sobre la que converge la unanimidad del pueblo marroquí es también una gran mentira.