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Ampliación de la estación de esquí de Cerler por Castanesa en el Pirineo central

¿Lucha contra la despoblación o especulación urbanística?

Fuentes: Revista Ecologista

El Ártico se deshiela, la tundra siberiana arde por las olas de calor, desaparecen los últimos glaciares pirenaicos, la península Ibérica se desertiza… Y en el Pirineo aragonés se reaviva un proyecto de ampliación del espacio esquiable paralizado por el Tribunal Supremo. ¿Cómo entender este despropósito? En marzo de 2019, el Gobierno aragonés reactivó el […]

El Ártico se deshiela, la tundra siberiana arde por las olas de calor, desaparecen los últimos glaciares pirenaicos, la península Ibérica se desertiza… Y en el Pirineo aragonés se reaviva un proyecto de ampliación del espacio esquiable paralizado por el Tribunal Supremo. ¿Cómo entender este despropósito?

En marzo de 2019, el Gobierno aragonés reactivó el plan de ampliación del dominio esquiable de la estación de Cerler (valle de Benasque) por Castanesa, Huesca, que los ecologistas y los vecinos del valle opuestos al mismo creían definitivamente olvidado. Aunque en un principio pareció el típico anuncio que se realiza en periodo preelectoral, el paso de las semanas parece confirmar que, aunque su final sea incierto, Aramón (empresa concesionaría semipública) está decidida a empezar las obras en una huida hacia delante.

La montaña sobre la que se abrirían las nuevas pistas y el nuevo acceso pertenece al municipio de Montanuy (17 núcleos, 215 habitantes en total). Ocupa parte del Parque Natural Possets-Maladeta y está próximo al Parque Nacional de Aigües Tortes. Su valor paisajístico y natural es incontestable. El plan general de ordenación urbana (PGOU) de Montanuy rechazado por el Supremo en 2016 incluía la construcción de más de 5.000 viviendas.

El proyecto Dominio de Castanesa requería una inversión inicial de más de 200 millones de euros (que deberían financiarse con la venta de viviendas en suelo recalificado) y recibió más de 500 alegaciones a la totalidad [1]. Por increíble que parezca, el PGOU de Montanuy carecía de evaluación estratégica ambiental. El fallo negativo del Tribunal Supremo paralizó la ampliación de pistas por Castanesa, pues desaparecía la fuente de financiación del proyecto.

Recorremos la zona a principios de agosto acompañados de Luis, vecino del valle y miembro de Ecologistas en Acción, una de las personas que, junto a Carmen, su compañera, más han luchado para evitar que este macroproyecto acabe con una zona virgen del Pirineo aragonés. Es territorio de alimoches, águilas calzadas, quebrantahuesos, perdiz nival… y hasta lo recorre uno de los escasos osos del Pirineo. Los prados alpinos, que el etnógrafo catalán Violant y Simorra calificaba como los más verdes y floridos del Pirineo, están resecos; las marmotas cuyas madrigueras colonizan toda la ladera han desaparecido aparentemente; los arroyos bajan casi secos. Las más de mil vacas que cada verano suben a estos puertos han debido trasladarse a montes vecinos en busca del inexistente pasto.

«No quieren darse cuenta de que el calentamiento global ya está aquí, que cada año la nieve aguanta menos. Fíjate que todos los expertos dicen que las pistas de esquí son inviables a menos de 2.000 metros de altura y, en Castanesa, el frente de nieve (el lugar del que partirían los remontes) estaría a 1.750 metros», comenta Luis cargado de indignación. Y añade: «Claro que ahora ya no se esquía en nieve de verdad, los cañones la fabrican a todo tren, pero eso supone la construcción de grandes balsas y desviar los torrentes para llenarlas. Y cuando se vacían, trasladan la nieve de las hondonadas con buldóceres hasta las pistas. Una auténtica locura».

La despoblación de la montaña

Los valles de la Alta Ribagorza, como tantos otros de la España rural, pierden población año tras año y, para los políticos, el único desarrollo posible de esta zona pasa por el esquí. Pero la realidad es que, en los diez años transcurridos desde que Aramón y otros particulares comenzaron a comprar los prados rústicos a precio de terreno urbanizable, el municipio ha perdido cien habitantes, un tercio de su población. «Quienes consiguieron hacerse ricos vendiendo a 240.000 euros la hectárea (cuando su precio de mercado era de 6.000) se compraron casa en Pont de Suert, en Barbastro o en Barcelona, y se fueron a vivir con sus hijos», cuenta Luis.

Según Carmen, compañera de Luis, aquí el problema de la despoblación está mucho más relacionado con la organización social, la cultura tradicional y el caciquismo que con la falta de inversiones. «La despoblación es una excusa para que los poderosos de siempre puedan seguir enriqueciéndose», dice. Como ejemplo cuenta que, ya en 2001, el Ayuntamiento de Montanuy encargó al sociólogo David Baringo un estudio sobre las posibilidades de desarrollo del municipio [2]. Dicho estudio valoraba muy negativamente la ampliación de Cerler por Castanesa. «Al Ayuntamiento, que ya estaba pensando en las pistas de esquí y las urbanizaciones, las conclusiones del informe no le gustaron, así que tras pagar unos dos millones de pesetas por él, lo escondió bajo llave en un cajón y siguió con su proyecto», explica Carmen.

El informe afirmaba que «el proceso de despoblación de la zona tiene raíces mucho más complejas que los simples factores macroeconómicos como la falta de infraestructuras o la escasez de empleo». Y concluía afirmando que «la oligarquía perdura todavía hoy, aunque quizás está herida de muerte» [3].

Salvar de la quiebra

Aunque el desarrollo urbanístico con cuyos beneficios se pretendían pagar las pistas fue anulado, el proyecto de ampliación de Cerler por Castanesa sí contó con el beneplácito del Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (INAGA), que en 2010 aprobó la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) presentada por Aramón. Esta DIA fue prorrogada sucesivas veces, a pesar de que establecía literalmente que «si las obras (…) no se iniciaran en el periodo de dos años (…) el promotor queda obligado a someter el proyecto a un nuevo informe de compatibilidad ambiental». Dicho informe (DIA) caducará definitivamente en diciembre de 2020, con lo que la única forma de salvar las nuevas pistas de esquí es comenzar las obras de infraestructuras antes de esa fecha.

Aramón (sociedad anónima participada al 50 por ciento por Ibercaja y el Gobierno de Aragón) es el primer grupo empresarial español de la nieve y gestiona todas las estaciones de esquí aragonesas [4] excepto Candanchú y Astún, pero sus cuentas son deficitarias año tras año y la inversión realizada en Castanesa figura como activo en su balance. Hasta septiembre de 2016 había invertido más de 36 millones en el proyecto: 21 millones por los terrenos, casi 9 por el proyecto (diseñado por Norman Foster) y los estudios ambientales, y lleva gastados más de 8 millones en el pago de una deuda que no deja de aumentar.

Tal como están las cosas, el valor rústico de dichos terrenos no pasa del medio millón de euros y el proyecto es papel mojado, pues incluía entre otros despropósitos, un teleférico valorado en 70 millones de euros, descartado por inviable. Así que el acceso a las pistas debe ser reformulado. Pero si la DIA del proyecto de Castanesa caduca definitivamente a fines de 2020, la sociedad tendría que reconocer la pérdida de esos 36 millones y vería aún más comprometido su balance financiero.

Ante esa situación, el Gobierno de Aragón, a través de su consejera de Economía, ha acudido en ayuda del holding de la nieve anunciando el pasado marzo la inversión de 40 millones para iniciar las obras de infraestructuras y remontes en una zona de escasa innivación. Sin estación de esquí, el proyecto inmobiliario no avanzará y no salvará a Aramón. Pero las obras las va a pagar la ciudadanía. Y el nuevo PGOU ni siquiera está presentado.

Según Carmen y Luis, el impacto de los millones de euros que Aramón dejó en Montanuy, solo es visible en los rasgos externos de riqueza de los habitantes que vendieron sus prados: coches de alta gama, casas rehabilitadas, reconversión de cuadras en apartamentos rurales (que no se alquilan). No han creado ni un solo puesto de trabajo en el municipio, ni una empresa. No han contribuido a evitar la despoblación. Por el contrario, la comarca colindante de Sobrarbe, sin pistas de esquí, mantiene su población al diversificar sus actividades turísticas y productivas (rutas en BTT, creación de un Geoparque reconocido por la Unesco, artesanías, multitud de festivales y ferias todo el año…).

Si las máquinas comienzan el movimiento de tierras, las asociaciones de defensa del valle tienen prevista denunciar ante la fiscalía la invalidez de la declaración de impacto aprobada hace ya siete años, por la aceleración del cambio climático desde entonces y por la falta de compromiso de Aramón en cumplir con el ambicioso condicionado de dicha declaración. La inquietud ha vuelto al valle.

El caciquismo en el Alto Aragón

El Ayuntamiento de Montanuy es representativo de la pervivencia de la figura del cacique, que ya criticó Joaquín Costa [5] a finales del siglo XIX: el alcalde franquista cedió el puesto a su hijo, que gobernó desde 1983 hasta su fallecimiento en 2009; le sucedió su hija, primero concejala y luego alcaldesa desde 2005. Los pocos empleos municipales se reparten entre familiares y amigos. La llegada de foráneos pondría en peligro su sistema clientelar. Apenas hay neorrurales en la comarca.

Del pueblo vecino es Marcelino Iglesias, alcalde de Bonansa (1983-1999), presidente de la Diputación de Aragón (1999-2011), secretario del PSOE (2010-2012) y actual senador, entre otros cargos. Fue el iniciador del proyecto de Castanesa. Su hijo es el alcalde desde 2011 y presidente de la comarca. También en la Ribagorza se sitúa Arén, donde nació Miguel Gracia, alcalde de esa localidad desde 1997 hasta hoy mismo, vicepresidente de la Diputación Provincial de Huesca (1999-2015) y presidente de la misma desde 2015. Además fue consejero de administración de Aramón desde su fundación (2002) hasta 2015.

¿Cómo es posible que una comarca de la que han salido personas que han ocupado los más altos cargos a nivel regional y nacional pierda población año tras año? En 1901, Joaquín Costa afirmaba que buena parte del retraso del mundo rural se debía al caciquismo: «La apropiación del poder y los recursos del territorio por unas familias que van heredando cargos y haciendas, que tienen como fin sus propios intereses y que no tomarán jamás ninguna medida que favorezca a la mayoría si ellos no se ven especialmente recompensados». Pareciera estar escrito ayer.

Notas:

  1. Impulsadas por la Plataforma de Defensa de las Montañas de Aragón y firmadas por múltiples asociaciones como Naturaleza Rural, Ecologistas en Acción, SEO-Birdlife, Ansar, etc.
  2. Estudio de potencialidades de desarrollo social y económico del municipio de Montanuy, http://oti.turismo-sostenible.net/wp-content/uploads/2012/12/50df94f6ea65c.pdf
  3. Ídem, p. 115
  4. Formigal, Panticosa y Cerler, en el Pirineo oscense, y Javalambre y Valdelinares en el Sistema Ibérico en Teruel.
  5. Jurista, político, economista e historiador altoaragonés de reconocido prestigio, nacido en 1846

Fuente: Revista Ecologista nº 101

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.