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Lucha fratricida por el poder en Guinea Ecuatorial

Fuentes: Le Monde diplomatique

Traducido del francés por Beatriz Morales Bastos


Gabriel Mbaga Obiang Lima, de 42 años, apenas es conocido por la prensa internacional. Mucho menos que su medio hermano Teodorin, de 48 años, un dandi enfrentado con la justicia estadounidense en 2014 y con la francesa por bienes ilícitos. Se suele considerar a Teodorin el sucesor designado de su padre, el todo poderoso Teodore Obiang Nguema Mbasogo, de 75 años. Un hombre que controla Guinea Ecuatorial desde 1979 y que en estos momentos no da señal alguna de querer jubilarse.

Dos hermanos enemigos en puestos clave

En Malabo la situación no está tan clara. En efecto, Gabriel Mbaga Obiang Lima, que lleva el apellido de su madre, ciudadana de Sao Tomé y Príncipe, discute los proyectos de futuro de su medio hermano.

Se lo puede permitir. Primero consejero de su padre, después secretario de Estado, ministro delegado nombrado en 2013, ministro de Minas, de Industria y de Energía, «Gabi» es quien controla el dinero en su condición de «ministro del Petróleo» de Guinea Ecuatorial. Su único problema es que en junio de 2016 Teodorin, apoyado por su madre, la muy influyente en Malabo primera dama, fue catapultado a vicepresidente de la República, encargado de la defensa y la seguridad.

En ese puesto Teodorin Obiang Nguema puede fiscalizar el país, un Estado muy pequeño encajonado entre Gabón y Camerún. Y prepararse para una de esas sucesiones dinásticas que desde la década de 2000 están en boga en el continente. El objetivo: hacerse con el control de la pequeña república petrolera de África central, sexto exportador del oro negro africano, convertido en decimocuarto miembro de la Organización de Países Explotadores de Petróleo (OPEP) el pasado mes de mayo.

Gabriel Obiang Lima, que estudió en Estados Unidos, se considera capaz de tomar el relevo mejor que su hermano mayor, al que trata públicamente de «playboy».

La tarta nacional, codiciada por todos

Como ocurre en otras partes de África central, Gabriel Obiang Lima trasvasa con total impunidad la bendición que supone exportar barriles de bruto a China, Japón o Corea del Sur a razón de 10.500 millones de barriles al año. Se suele clasificar regularmente a su país entre los últimos de Transparency International, entre los diez del mundo en los que se considera que es más alta la corrupción.

La prensa ecuatoguineana achaca a «Gabi» una fortuna personal de al menos 500 millones de dólares situada en bancos de España, Cabo Verde y Estados Unidos. El diario on line Diario Rombe, que el 21 de octubre publicó nuevas revelaciones sobre él, ya le había denunciado en un caso rocambolesco: se habían interceptado en Malabo dos contenedores llenos de dinero con destino a Sao Tomé y Principe, el país de su madre, Cristina Lima,…

«Gabi» no es demasiado popular, como atestigua la cantidad de abonados de su cuenta Twitter (84 en total). Sin embargo, según nuestra informaciones cuenta con sólidas amistades en los países en los que ha invertido en el sector inmobiliario, Ghana, Francia y Estados Unidos. En casa, en su clan se incluyen los caciques del régimen, entre ellos el ministro de Exteriores Agapito Mba Mokuy, pero también el influyente Damian Ondo Mane Nchama, tesorero del Banco de los Estados de África Central (BEAC), o también Juan Olo, exministro de Minas, y Chele Endeme, administrador de aduana.

Ha empezado la guerra se sucesión en Guinea Ecuatorial. A partir de ahora determina el posicionamiento de unos y otros, los pesos pesados del régimen y sus respectivos aliados, incluso unos contra otros… Esto preocupa a algunos observadores que temen que ambos hermanos acudan a unos medios que podrían hacer caer al país en una guerra civil y ello para echar mano a la «tarta nacional» que nunca se ha repartido con el pueblo ecuatoguineano, cuyo nivel de desarrollo humano sigue siendo uno de los más bajos del planeta.

Fuente: https://blog.mondediplo.net/2017-10-26-Lutte-fratricide-pour-le-pouvoir-en-Guinee

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.