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Libia

Lucha por la joya energética de África

Fuentes: Público

Finales de Febrero de 2011, comienza la llamada «Primavera Árabe» en Libia. Se producen diversas manifestaciones y protestas en contra del régimen del Coronel Gadafi. He aquí el inicio y punto de inflexión de la situación actual de Libia. De Febrero de 2011 a la actualidad, Marzo de 2017, el país está inmerso en un […]

Finales de Febrero de 2011, comienza la llamada «Primavera Árabe» en Libia. Se producen diversas manifestaciones y protestas en contra del régimen del Coronel Gadafi. He aquí el inicio y punto de inflexión de la situación actual de Libia. De Febrero de 2011 a la actualidad, Marzo de 2017, el país está inmerso en un caos. Un caos que comprende no sólo la división en tres partes del territorio con sus respectivos gobiernos o administradores, sino que en cada región, cada localidad, en cada barrio, los que verdaderamente ejercen el control, son las milicias armadas.

Desde la óptica analítica de lo sucedido en Libia, el interrogante inicial que se presenta, es el por qué es posible que se materialice este alzamiento o reconfiguración del Estado Libio y en contra del régimen de Gadafi. Observando la cadena de acontecimientos, hay un elemento que llama mi atención: El establecimiento de la ciudad de Bengasi como epicentro de las manifestaciones y a posteriori la formación de un nuevo gobierno llamado «Consejo Nacional de Transición». ¿Por qué Bengasi y no Trípoli? Mi teoría se basa en la gran importancia que es estratégicamente esta ciudad para la economía del país. Bengasi, se encuentra situada en el este de Libia, siendo la segunda ciudad más importante del territorio. Además está situada en la región que posee las mayores reservas petrolíferas y gasíferas del país, así como la mayoría de la red de infraestructuras para el sector de los hidrocarburos. Vista la rapidez de centralizar como base del nuevo gobierno primero en Bengasi y en el presente en Tobruk; y a su vez el rápido apoyo dado y reconocimiento internacional al Gobierno de Acuerdo Nacional dirigido por Fayez al-Sarraj, por parte de algunos países miembros de la ONU, de la Unión Europea y de la OTAN; da que pensar hacia donde se dirigen los verdaderos intereses de la guerra en Libia. Actualmente, quien posee el verdadero control del este de Libia, con lo que implica poseer el dominio de la mayor parte de la economía, basada principalmente en el petróleo y el gas; es el Comandante de las Fuerzas Armadas Jalifa Belqasim Haftar. Haftar, fue un militar clave para Gadafi en el derrocamiento del Rey Idris en 1969, llegando a convertirse en el Jefe del Estado Mayor de Gadafi. Pero tras la guerra entre Libia y Chad (1978-1987), Haftar y cientos de sus soldados fueron hechos prisioneros. Tras este acontecimiento, Gadafi lo repudió y Haftar dejó de tener relación alguna con el régimen Libio. Pero lo realmente interesante viene a continuación; Haftar, después de estos acontecimientos, ha vivido dos décadas en Estados Unidos, concretamente en Vienna, Virginia, a 8,45 km de la sede de la CIA en Langley. La especulación está servida, varios son los comentarios acerca de sus relaciones con los norteamericanos y posterior papel en la Guerra de Libia. Haftar, es por así decirlo, la rama armada del Gobierno de Acuerdo Nacional, es decir, el ejército del nuevo y reconocido Gobierno Libio.

Pero no vayamos tan rápido y obviemos información descriptiva del país que ayudan a comprender los posibles intereses privados y a su vez la injerencia extranjera. Sin olvidar el papel del DAESH o de diferentes grupos yihadistas de la zona en esta lucha por el control energético en Libia.

El petróleo y el gas en Libia.

Según datos de «BP Statistical Review of World Energy 2016», Libia posee 48.400 millones de barriles de reserva de petróleo, es decir, un 2,8% del total mundial. Esto establece a Libia como el país con mayores reservas de petróleo de todo el continente africano. En cuanto a la producción de petróleo, como vemos en el gráfico de más abajo; entre 2005 y 2008, se ha mantenido una estabilidad cercana a los 1.800 barriles, muy lejos de los 2.500 que se estima que puede producir a pleno rendimiento. Como vemos, a partir de 2009 hay un ligero descenso a 1.652 barriles/día, pero el gran descenso se produce en 2011 con 479 barriles/día. Es evidente que la inestabilidad del país pasó factura a su rendimiento en la producción petrolífera. En 2012 parece recuperarse a niveles cercanos al primer periodo citado anteriormente, pero vuelve a descender en los siguientes años, llegando a la cifra más baja en 2015 con 432 barriles/día.

Fuente: Elaboración propia. Datos obtenidos de «BP Statistical Review of World Energy 2016».

En cuanto al gas, Libia posee unas reservas de 1,5 billones de metros cúbicos, correspondiente al 0,8% del total mundial. Constituye el cuarto mayor volumen de reservas de gas de África, por detrás de Nigeria, Argelia y Egipto. En cuanto a su producción, en el gráfico que se muestra a continuación; vemos que en el periodo de estabilidad estatal comprendido entre los años 2005 y 2010 el país fue aumentando su capacidad productora. Al igual que con la producción de petróleo, la inestabilidad política y social del país, sumido en una guerra; influye directamente en la economía gasífera, reduciendo a más de la mitad la producción en 2011 si la comparamos con el año anterior, 2010. En los siguientes años, se mejora la producción pero sin retomar esa línea ascendente que llevaba el país entre 2005 y 2010.

Fuente: Elaboración propia. Datos obtenidos de «BP Statistical Review of World Energy 2016».

A parte de las importantes reservas, sobre todo de petróleo, que posee el territorio, hay que sumarle la calidad y la cercanía a Europa. Es decir, el petróleo de Libia no sólo es codiciado por sus reservas, sino que también, es de una gran calidad. Según un especialista en la materia como Gawdat Bahgat, «Libia produce uno de los crudos de mejor calidad y más bajo contenido en azufre, ligero y dulce. Por lo general, este tipo de crudo es el más fácil de procesar y se puede tratar en refinerías relativamente sencillas que no estarían en condiciones de hacerlo con sustitutos más pesados o agrios». Además, la cercanía al continente europeo, facilita enormemente la importación del petróleo.

Lucha en la geografía por el petróleo y el gas.

Descrita la situación de las reservas y producción de gas y petróleo en Libia, el siguiente punto a analizar es la localización geográfica de los lugares más importantes en los que se encuentra el gas y el petróleo. Realizando a su vez una comparación con el espacio en el que se encuentran los diferentes actores de la guerra en Libia.

El 80% de las reservas de petróleo y gas del país y los mayores complejos e infraestructuras relacionadas con los hidrocarburos, se encuentran en la cuenca de Sirte, en las costas del centro del territorio. Este espacio es el verdadero motor económico de Libia, ya que supone el 95% de los ingresos del país. Sabida la importancia económica que supone y a su vez, la capacidad que puede proporcionar en declinar la balanza en favor de un bando u otro, todos anhelan el control de esta zona. El problema es que mientras el Gobierno de Tobruk (en el este) y el Gobierno de Trípoli (en el oeste) se enfrentaban, un nuevo actor entró en escena: las milicias yihadistas. En un inicio eran milicias yihadistas, pero más tarde pasaron a formar parte del Daesh. Las consecuencias de la entrada de este último actor fueron la del control de diversos pozos y refinerías en la cuenca de Sirte. Por lo tanto, en esta zona, actualmente existe una guerra a tres actores.

Fuente: https://jjolmos.wordpress.com/2014/11/16/el-conflicto-de-libia-hay-solucion/


Intereses externos en el petróleo y el gas de Libia.

En la primera década del siglo XXI, con Gadafi aún ejerciendo el control del país, parecía surgir una apertura del territorio a empresas extranjeras; gracias, en parte al levantamiento de las sanciones que padecían desde tiempo atrás. Desde la entrada de diferentes multinacionales, el país desarrollo ascendentemente su industria petrolífera y gasífera. Pero pronto surgieron problemas a lo negociado y firmado en primera instancia entre el Gobierno Libio y empresas extranjeras para la extracción y producción de petróleo y gas. Puntualizar, que la infraestructura que el gobierno Libio poseía para la extracción de petróleo y gas, en muchos casos se encontraba escasamente desarrollada, y por lo tanto parte de las multinacionales tuvieron que invertir miles de millones en desarrollo de infraestructuras. El problema surgió cuando, el Gobierno Libio, en muchos casos, obligaba a la renegociación de los contratos y el establecimiento de mayores cargas fiscales; acto por el que las empresas multinacionales, debido a la inversión realizada, efectuaron múltiples y duras quejas. Aquí es cuando empezaron a surgir uno de los factores discrepantes de las empresas multinacionales contra el régimen de Gadafi, fruto de las cuales, han incidido en encontramos en la situación actual.

Aprovechando la coyuntura existente, la guerra de Libia recuerda en parte a la guerra de Irak. En el sentido de que, parece, que lo que en realidad interesa es desestabilizar económicamente a Libia y a la National Oil Company (NOC, en sus siglas en inglés) (Compañía petrolera nacional de Libia, en castellano) y dar paso a la privatización de la industria petrolera y gasífera. Hecho que ocurre, y por lo tanto es analizable y comparable con el caso de Irak.

Dicho esto, no resulta extraño entender el gran interés tanto del Gobierno de Trípoli, del Daesh, como del Gobierno de Tobruk en hacerse con el control de la cuenca de Sirte. Además, apoyando lo dicho al inicio del texto, la relación entre el Comandante de las Fuerzas Armadas Jalifa Belqasim Haftar con los estadounidenses, sumado a los bombardeos selectivos que realiza la OTAN, cuanto menos es sospechoso. Sólo hace falta fijarse en el apagón informativo que existe en la actualidad sobre la guerra en Libia. No sabemos cuáles son «esos» bombardeos selectivos ni que intereses tienen. Pero si sabemos atar patrones como la relación entre Haftar y los estadounidenses, y su apoyo mediante la OTAN y el reconocimiento internacional del Gobierno de Tobruk.

Adrián Ruiz Martínez, Politólogo especializado en Relaciones Internacionales

Fuente: http://blogs.publico.es/econonuestra/2017/04/14/libia-lucha-por-la-joya-energetica-de-africa/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.