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Sobre el acto público “Por una solución política dialogada para la cuestión vasca”

Luchar merece la pena

Fuentes: Rebelión

El sábado 27 de noviembre a las ocho de la tarde, en los locales del CAUM (Club de Amigos de la Unesco de Madrid), «Batasuna consiguió presentar su ‘solución política’ en Madrid», según dijo El Mundo al día siguiente. Era su forma de decir que los impulsores del manifiesto «Por una solución política dialogada para […]

El sábado 27 de noviembre a las ocho de la tarde, en los locales del CAUM (Club de Amigos de la Unesco de Madrid), «Batasuna consiguió presentar su ‘solución política’ en Madrid», según dijo El Mundo al día siguiente. Era su forma de decir que los impulsores del manifiesto «Por una solución política dialogada para la cuestión vasca» habían celebrado un acto público para presentar dicho manifiesto (elaborado en Madrid hace unos meses), con la participación de dos dirigentes de la izquierda abertzale: Pernando Barrena y Jone Goirizelaia. Por su parte, La Razón consideró que la noticia merecía honores de portada, en la que, bajo la fotografía de Barrena y Goirizelaia, se anuncia en grandes titulares: «El Gobierno no impide que Batasuna ‘venda’ su plan en Madrid».

También El País, ABC y otros diarios dieron noticia del acto (antes y después de que se celebrara), convirtiéndolo en todo un acontecimiento. Y no sin motivo. Como señaló durante su intervención Ángeles Maestro, de Corriente Roja (una de las organizaciones convocantes, junto con Izquierda Castellana, el Comité de Solidaridad con los Pueblos y la Alianza de Intelectuales Antiimperialistas), la del 27 fue «una jornada histórica que en vano intentaron impedir».

El acto debería haber tenido lugar a las siete en el Círculo de Bellas Artes, una de cuyas salas había sido alquilada a tal efecto. El CBA cedió la sala (previo pago de un elevado alquiler) sabiendo perfectamente cuál iba a ser el contenido del evento y quiénes iban a participar en él. Pero el CBA es un feudo de PRISA, como es bien sabido, y suspendió el acto en el último momento, con la evidente intención de no darnos tiempo a encontrar otro local dispuesto a acogerlo. Sin embargo, el tardopolanquismo se olvidó de dos cosas: de la combatividad de la izquierda extraparlamentaria (en realidad sobra el adjetivo, pues, al menos en Madrid, no hay otra izquierda) y de la insobornable disposición del CAUM a apoyar todas las iniciativas progresistas; de modo que, aunque una hora más tarde y un kilómetro más lejos del centro, el acto se llevó a cabo. Y, a pesar de las poderosas zancadillas, acudieron cientos de personas, e incluso algunos medios (no voy a comentar sus comentarios, valga la redundancia; me limitaré a denunciar que La Razón mintió al afirmar que su fotógrafo y el de Efe fueron amenazados con «ser ahorcados con la Ikurriña» cuando intentaron acceder a los locales del CAUM; y puedo desmentir esta acusación porque, casualmente, una de las dos personas que estaban en la puerta controlando, por evidentes motivos de seguridad, a los que entraban, era yo).

Quisiera empezar describiendo el acto visualmente. Una imagen que no vale tanto como las palabras que allí se dijeron, pero que resulta significativa en sí misma. Las salas y los pasillos del CAUM llenos a rebosar, con una abundante y esperanzadora participación de los muy jóvenes. Tras la mesa, cuatro banderas: la republicana, la Ikurriña, la de Izquierda Castellana y la roja, presente en las otras tres y que a todas las hermana. Y en la mesa, tres mujeres y un hombre; y no por una vergonzante cuestión de «cuotas», no por cálculo político ni premeditada estrategia, sino, sencillamente, porque las mujeres –alegrémonos, y mucho– están cada vez más presentes, y con más fuerza, en la vanguardia de todas las luchas emancipatorias.

Abrió el acto Doris Benegas, de Izquierda Castellana, que empezó leyendo un comunicado sobre el cambio de lugar y hora impuesto por la incalificable actuación del CBA, y terminó llamando a la solidaridad entre los pueblos del Estado español y a la lucha conjunta contra la Constitución Europea que pretenden imponernos, que no es más que «el intento de construir un imperialismo menor al servicio de las grandes multinacionales europeas».

Jone Goirizelaia señaló que la propuesta presentada el pasado 14 de noviembre en Anoeta no es un documento solo de Batasuna, sino de toda la izquierda abertzale, elaborado tras meses de consultas y compartido por todas las bases sociales. Una propuesta de acuerdo a través del diálogo –de paz, en una palabra– que no puede ser desoída. Y Pernando Barrena recalcó que el verdadero problema es la negación del derecho de autodeterminación del pueblo vasco, y que tras veinticinco años de seudodemocracia estamos en los albores de una nueva etapa, que demustra que «luchar merece la pena».

Cerró el acto Ángeles Maestro, que señaló que el pueblo vasco, al no aceptar el Pacto de la Moncloa, al rechazar la falsa Constitución del 78, al resistir «en medio de una represión brutal que en ocasiones ha dejado pálida a la de la dictadura», se ha convertido en el referente obligado de la lucha contra la solapada continuidad del régimen anterior, y acabó diciendo (refiriéndose al documento de Anoeta) que «nadie podrá impunemente cerrar los ojos y los oídos a esta propuesta». Así sea.