Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
En el día de hoy (29 septiembre), el Congreso estadounidense ha rechazado el Acta de Estabilización Económica de Emergencia para 2008, por valor de 700.000 millones de dólares, del Secretario del Tesoro estadounidense Paulson. Paulson alardeaba de contar con los votos, pero se ha comprobado que estaba equivocado. El Congreso se resistió a la afirmación de Paulson de que comprar los activos no líquidos [1] con el respaldo hipotecario de los bancos nacionales sería suficiente para salvar el sistema financiero de un colapso inminente. El jurado tampoco quiso entrar en la cuestión. El profesor Nouriel Roubini, presidente de Roubini Global Economics, resumió la historia de la siguiente forma: «No están resolviendo las dos cuestiones principales: Hay que recapitalizar aún el sistema bancario y la deuda de las familias va a seguir incrementándose». Un gran número de economistas cree que Roubini tiene razón. El proyecto no va a resolver los problemas subyacentes.
Hay crisis. El sistema bancario está descapitalizado, los mercados crediticios están congelados y los acreedores extranjeros están empezando a ralentizar sus compras de deuda estadounidense. Todo va mal. Al mismo tiempo el número de bajas entre los gigantes financieros –Bear Stearns, Indymac, AIG, Lehman, Washington Mutual– sigue creciendo. Hay tres bancos europeos más con dificultades que se añaden a la lista de las instituciones financieras que este último fin de semana necesitaban ayuda urgente del gobierno. Con razón siente el Congreso que hay que hacer algo para cortar la hemorragia.
Antes de que el lunes se abriera el mercado bursátil, los mercados de futuros se desplomaron sobre terrenos negativos, mientras el TED, un indicador de estrés en los prestamos interbancarios, se ampliaba hasta 3,19, un nivel que advierte de otra semana de incertidumbre por delante. ¿Podría ser éste otro lunes negro?
El proyecto de Paulson se diseñó para evitar el crac de todo el sistema mediante la compensación de los balances generales bancarios para que pudieran continuar ampliando el crédito a consumidores y empresas. Las falsas esperanzas se apoyaban en la idea de que la infusión masiva de capital «haría retroceder el reloj» a los días felices de la especulación a bajo interés y a la burbuja económica. Paulson es el típico «caballo ganador de una sola carrera», firmemente adherido a la creencia de que la creación de riqueza depende de la consecución del máximo apalancamiento y de la debilidad continuada de la moneda. Pero ese punto de vista mundial no puede aplicarse ya una vez alcanzado el pico álgido en los créditos, donde los consumidores ya no pueden pagar los intereses de sus préstamos y las empresas e instituciones financieras se ven forzadas a poner freno a sus gastos y a inundar el mercado con sus activos tóxicos a los precios más bajos posibles. El sistema está perdiendo el apalancamiento y nada puede parar eso. Paulson tiene que aceptar ya la nueva realidad.
Además, no había garantía de que los bancos fueran a utilizar el dinero de la forma en que Paulson imagina. Como me explicó un veterano de Wall Street: «No puedo imaginar ni un solo penique de esos 700.000 millones de dólares yendo en ayuda de la economía en sentido global. Más bien los veo apuntalando los precios de las acciones para que las personas informadas de dentro del sistema puedan recuperar cuanto puedan y más al vender sus acciones».
En efecto, los 700.000 millones de dólares es sólo parte de un esquema masivo de estafas urdido con la aprobación tácita del Tesoro y la Reserva Federal de EEUU. Una vez que los gangster de la banca hayan desembarcado sus títulos fraudulentos y billetes basura sobre el Tío Sam, harán todo cuanto puedan para inflar el saldo final y hacer que suban sus acciones. Eso significa que meterán capital en activos sólidos, moneda extranjera, oro, intercambio de pagos de intereses, estafas a partir de operaciones en las que se toma dinero prestado en una moneda a tasas bajas para colocarlo en otra moneda a tasas más altas y en cuentas bancarias suizas. En una economía que se desploma, no es sino una quimera pensar que a través de ese sistema los bancos se van a recapitalizar y van a poder conceder préstamos a los consumidores y empresas estadounidenses.
Estados Unidos va de cabeza hacia su peor recesión en 60 años. El mercado inmobiliario ha quebrado, el mundo bursátil está kaput, y la economía global va a la deriva y está al borde del precipicio. Los bancos no van a perder su tiempo intentando reavivar un mercado estadounidense moribundo donde consumidores y empresas están ya sin blanca. De ninguna manera; se irán hacia pastos más jugosos. Moverán su capital allá donde piensen que pueden maximizar sus beneficios. De hecho, una porción considerable de los 700.000 millones se invertirá, probablemente, en materias primas, lo que significa que veremos otro círculo de especulación hiperbólica en alimentos y futuros de la energía, que empujará sus precios hasta la estratosfera. Irónicamente , la generosidad de los contribuyentes se utilizará contra ellos, haciendo que una mala situación se convierta en otra mucho peor.
No obstante, si no se llega a aprobar un proyecto corregido y mejorado, nadie puede predecir con certeza qué va a suceder. Así es cómo Tim Shipman lo resumió en el artículo «Bailout Failure Will Cause US Crash» [2], publicado en el UK Telegraph:
«Funcionarios próximos a Paulson están perfilando en privado un retrato mucho más sombrío sobre la fragilidad de la economía global que el avanzado por el Presidente George W. Bush en su discurso televisado de la pasada semana.
Un republicano dijo que el mensaje de los funcionarios del gobierno es que ‘la economía se está yendo por el váter’. Añadió: ‘Podríamos ver caídas del orden de 3.000 o 4.000 puntos en el Dow [el mercado de Nueva York que actualmente se mueve alrededor de los 11.000]. Eso podría suceder en sólo un par de días.
‘Lo que se comenta entre bastidores es que nos enfrentamos a una situación parecida a la de los años treinta. Estamos frente a una catástrofe, una inmensa e increíble catástrofe. Todo el mundo está tremendamente aterrado. Va a ser realmente muy desagradable'».
El temor puede palparse en el Capitolio, especialmente entre los demócratas que encabezaron el esfuerzo de intentar que se aprobara el despilfarro de Paulson tan pronto como fuera posible. La portavoz del Congreso, Nancy Pelosi, y sus colegas y dirigentes del Partido Demócrata Chris Dodd, Harry Reid y ese fanfarrón-cotorra de Massachussets, Barney Frank, hicieron cuanto estaba en su mano para impedir disidencias, sofocar resistencias y llevar rápidamente el proyecto a votación sin las habituales deliberaciones y debates. El republicano Marcy Kaptur (de Ohio) fue uno de los muchos miembros enfadados del Congreso que arremetió contra la arbitrariedad de Pelosi. Todo aparece recogido en un vídeo de un minuto:
«Se ha arrinconado todo el normal proceso legislativo que debería acompañar a una propuesta monumental como es la de rescatar Wall Street. ¡Sí, arrinconado! Lo están llevando todo entre unos cuantos acólitos. Esos criminales tienen tanto poder que pueden liquidar el proceso normal legislativo del más alto cuerpo legislativo en esta tierra. Todos los comités que deberían estar examinando cada palabra que se negocie forman parte del tribunal. Y eso significa que el pueblo estadounidense es quien está en el banquillo. Hemos jurado constitucionalmente proteger este país contra todos los enemigos extranjeros e interiores y, sí, amigos míos, hay enemigos… Quienes están apoyando este proyecto son los mismos que tienen la responsabilidad de la implosión de Wall Street. Fueron fraudulentos entonces y son fraudulentos ahora. Deberíamos decir No a este asunto»
Los republicanos estaban igualmente furiosos por la forma en la que el Politburó Pelosi mantuvo sus filas al margen tanto como fue posible. El republicano Michael Burgess (Texas) resumió los sentimientos de gran parte de los congresistas que sentían que Pelosi y compañía les estaban pasando por encima: «No hemos visto proyecto alguno. Tan sólo hemos estado debatiendo aquí puntos de conversación. Se ha eliminado del proceso a los republicanos del Congreso, que han sido también ridiculizados por los dirigentes demócratas del Congreso tachándoles de «antipatriotas» por no participar apoyando el proyecto. Sra. Portavoz, he sido rechazado de tantas reuniones en las últimas veinticuatro horas como nunca hubiera pensado que lo sería un funcionario elegido por 800.000 ciudadanos de N. Texas… Ya que no celebramos vistas, ya que no revisamos nada, al menos pongamos esta legislación en Internet durante 24 horas y dejemos que el pueblo estadounidense vea lo que hemos hecho en la oscuridad de la noche. Después de todo, nunca me han llegado tantos correos sobre un único asunto como sobre este proyecto que esta noche está ante nosotros».
El congresista Dennis Kucinih (demócrata de Ohio) ofreció el mejor discurso del día denunciando a la industria financiera y defendiendo los intereses de las clases trabajadoras estadounidenses:
«El proyecto de rescate financiero por 700.000 millones de dólares ha sido orquestado en función del miedo y no de los hechos. Eso es demasiado dinero, en demasiado poco tiempo y yendo a parar a muy poca gente, mientras demasiadas preguntas se quedan sin respuesta. ¿Por qué no estamos celebrando vistas?… ¿Por qué no estamos considerando otras alternativas más que la de regalar 700.000 millones de dólares a Wall Street? ¿Por qué no estamos aprobando nuevas leyes para acabar con la especulación de los que han urdido esta situación? ¿Por qué no estamos preparando nuevas estructuras reguladoras para proteger a los inversores? ¿Por qué no estamos directamente ayudando a los propietarios de las viviendas con sus deudas? ¿Por qué no estamos auxiliando a las familias estadounidenses que se enfrentan con la bancarrota? ¿No es hora ya de implementar cambios fundamentales en nuestro sistema monetario basado en la deuda para que podamos liberarnos a nosotros mismos de las manipulaciones de la Reserva Federal y de los bancos? ¿Dónde estamos, en el Congreso de EEUU o en la Junta de Directores de Goldman Sachs?».
Había más oposición ante proyecto de Paulson que ante cualquier legislación de los últimos cincuenta años. El clamor popular y la indignación pública no tienen precedentes, pero el Congreso, completamente aislado de las demandas de sus constituyentes, continúa metiendo la pata siguiendo el mismo guión favorable a la industria, al igual que sus gemelos ideológicos de la Casa Blanca. No hay diferencia alguna entre los dos partidos. No resulta sorprendente que ni Pelosi ni ninguno de los líderes demócratas se haya reunido siquiera con ninguno de los más de 200 importantes economistas que han afirmado con claridad meridiana que el proyecto de rescate no va a solucionar los problemas fundamentales que están causando estragos en el sistema financiero. En vez de solucionarlos, han corrido a precipitarse en la demagogia de Bush y en las falaces afirmaciones del mamporrero Henry Paulson, un hombre que, hasta el momento, ha venido engañando a la gente en todas y cada una de las cuestiones relacionadas con el fiasco financiero de las hipotecas subprime.
Hay partes del Acta de Estabilización Económica de Emergencia de 2008 de Paulson que todos los contribuyentes estadounidenses deberían conocer, aunque los medios de comunicación estén manteniendo a oscuras esos aspectos. En las secciones 128 y 132, el proyecto propuesto debería haber suspendido la contabilidad de «ajuste de mercado» [3]. Esto significa que ya no se requeriría que los bancos evaluaran el valor de sus activos según el valor con el que se hayan vendido activos similares en el mercado abierto. Por ejemplo, Merril Lynch vendió 31.000 millones de títulos respaldados por hipotecas por 6.000 millones de dólares, lo que significa que bonos similares se venderían también a ese precio. Sencillo, ¿no? Los bancos necesitan ajustar adecuadamente el valor de esos activos en sus balances. Esto da a inversores y depositantes capacidad para saber si sus bancos están o no en buena forma. Pero el proyecto de Paulson eliminó ese requerimiento y permitió que los bancos asignaran sus propias arbitrarias valoraciones a esos activos, todo lo cual no es sino la vieja estafa contable al estilo Enron.
El proyecto de Paulson proponía también la «Eliminación de FASB 157 y 0% de las reservas». Esto es tan poco preciso como parece. La FASB (siglas en inglés del Acta de Ayuda Regulatoria de los Servicios Financieros) dice:
«Los bancos de la Reserva Federal (FRB, en sus siglas en inglés) están autorizados a pagar intereses bancarios sobre las reservas bajo la Sección 201 del Acta. Además, la Sección 202 permite que los FRB cambien la ratio de las reservas que un banco debe mantener en relación con sus cuentas de operaciones. Debido a los requerimientos presupuestarios federales, la Sección 203 estipula que esos cambios legislativos no tendrán efecto hasta el 1 de octubre de 2011» .
Eso supone una superchería legal total para ocultar el hecho de que los bancos pueden continuar operando sin tener capital suficiente, que es la razón por la cual el sistema está actualmente dinamitado. Todo apunta a esto: La razón por la que el sistema está estallando es porque se ha permitido que diversas instituciones financieras -a través de la desregulación- actúen como bancos y emitan tanto crédito como se les antoje sin una base de capital suficiente. Cuando uno lee acerca de apalancamientos masivos, tiene que ver directamente con el hecho de que empresas de capital escaso estaban operando con demasiada deuda en relación con ese capital. Eso explicado en pocas palabras; olvídense de los CDO, los MBS, los CDS [4] y toda la sopa de letras de derivados basura. Todos estaban insertos en el sistema para que los tiburones de Wall Street pudieran ampliar los créditos sin ninguna supervisión y mantener así miles de billones de dólares de deuda en base a un billete de un dólar.
Nouriel Roubini cita un estudio de Barry Eichengreen, «And Now the Great Depresión» [5], que señala por qué es probable que fracase el plan de los 700.000 millones de dólares de Paulson:
«Dondequiera que haya una crisis bancaria sistémica es necesario recapitalizar el sistema financiero/bancario para evitar una contracción excesiva y destructiva del crédito. Pero comprar activos tóxicos/no líquidos del sistema financiero NO es la forma más efectiva y eficaz de recapitalizar el sistema bancario…
Un reciente estudio del FMI acerca de 42 crisis bancarias sistémicas por todo el mundo proporciona información de cómo se resolvieron las mismas.
En primer lugar, sólo en 32 de los 42 casos había habido intervención financiera de algún tipo por parte de los gobiernos; 10 casos de las crisis bancarias sistémicas se resolvieron sin que los gobiernos tuvieran que intervenir a nivel financiero. De los 32 casos donde el gobierno recapitalizó el sistema bancario, sólo en 7 se incluyó un programa de compra de activos/préstamos basura (como el propuesto por el Tesoro estadounidense). En los otros 25 casos, el gobierno no compró estos activos tóxicos. En 6 de los casos, el gobierno compró acciones preferentes; en 4 de los casos, el gobierno compró acciones comunes; en 11 de los casos el gobierno compró deuda subordinada; en 12 de los casos, el gobierno inyectó dinero en los bancos; en 2 de los casos se amplió el crédito de los bancos, y en 3 de los casos, el gobierno asumió los pasivos bancarios. Incluso en los casos donde se compraron activos basura -como en Chile-, se suspendieron los dividendos y todos los beneficios y recuperaciones se utilizaron para volver a comprar los activos basura. Desde luego, en la mayoría de los casos, el gobierno utilizó múltiples formas para recapitalizar los bancos». (Nouriel Roubini, Global EonoMonitor).
En resumen, no va a funcionar. Ni siquiera se diseñó para que funcionara. El proyecto de Paulson es tan sólo un medio para preparar un puente de plata para que él y sus compinches inversores, babosos y ahítos de brandy, puedan remar rumbo a algún paraíso de ultramar mientras el resto, todos nosotros, nos ahogamos en un océano sin fondo de deudas.
N. de la T.:
1. Activo ilíquido. Activo difícil de vender o comprar a corto plazo sin que su valor se vea afectado
2. Puede traducirse como «El fracaso del plan de rescate financiera causará un crac en EEUU»
3. Ajuste de mercado, en el original en inglés: «mark to market«, es el ajuste del valor de los activos que una sociedad posee con su valor transado en el mercado.
4. Siglas en inglés: CDO: Obligaciones colaterales de la deuda; MBS: valores respaldados por hipotecas; CDS: coberturas por riesgos crediticios.
5. Se traduciría por «Y ahora la Gran Depresión».
Mike Whitney vive en el estado de Washington. Puede contactarse con él en: [email protected]
Enlace con texto original:
http://www.counterpunch.org/whitney09292008.html