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Marruecos-Argelia, ¿una guerra a la vuelta de la esquina?

Fuentes: Rebelión

El obsceno régimen marroquí, a la vista de todo el mundo, continúa reprimiendo al pueblo saharaui, al que sigue asesinando sin contemplaciones, no conforme con haber usurpado el ochenta por ciento de su territorio y seguir usufructuando desde 1975 sus yacimientos de fosfato, los más importantes del mundo, y también uno de los mayores bancos de pesca del mundo, con la anuencia de la corona española, socia fundamental del despojo a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).

El conflicto, si bien se ha mantenido larvado durante casi treinta años, en noviembre del 2020, tras un intercambio de disparos entre el Ejército marroquí y milicianos saharauis en El Guerguerat, una zona bajo control saharaui junto a la frontera con Mauritania, el Polisario (Frente Popular por la Liberación de Saguía el Hamra y Río de Oro) decretó la ruptura del alto el fuego, lo que, según los saharauis, ha provocado numerosos incidentes desde entonces, de manera diaria, en las áreas usurpadas por el reino y que amenazan con incrementarse semana a semana. (Ver: Sáhara occidental, un mapa trazado con napalm y fósforo blanco).

En las últimas horas se ha conocido la denuncia del Frente Polisario sobre la muerte de 11 civiles en dos ataques aparentemente realizados por drones israelíes tipo Hermes 450 equipados con misiles Hellfire, dirigidos por efectivos del ejército marroquí, que habrían despegado desde una base aérea marroquí en Smara, (territorio saharaui bajo la ocupación marroquí) a 230 kilómetros del punto del ataque en la zona de Miyek, a unos 100 kilómetros al este de la gran muralla de arena que Rabat comenzó a construir en 1980, que se extiende por 2.700 kilómetros desde el Atlántico hasta la frontera con Argelia,  reforzado por tecnología de última generación, cámaras, sensores, torretas de vigilancia, drones y un gigantesco plantío de millones de minas antipersonas para impedir las incursiones de los combatientes del Ejército Popular de Liberación Saharaui (APLS).

El muro corta en dos a la antigua colonia española, que había alcanzado su independencia en 1975 tras las negociaciones llegadas después de la resistencia armada contra Franco, las que fueron ignoradas con la llegada del borbón, que ha contado desde siempre con el apoyo del Makhzen, como se conoce a las élites enquistadas en el Gobierno marroquí.

Por su parte las autoridades del reino alauita, fieles a sus políticas de invisibilización del conflicto, uno de los más asimétricos de la historia, no han confirmado ni desmentido la noticia.

Según la información brindada por el Polisario, el primer ataque se habría producido al atardecer del pasado domingo 14 cuando fueron atacadas cuatro personas que acaban de abandonar uno de los dos vehículos que se desplazaban en esa área en busca de un yacimiento de oro que se localizan en ese sector. Al refugiarse en el otro vehículo, una camioneta Toyota, un nuevo disparo dio contra la unidad cuando intentaba escapar, matando en el acto a todos los ocupantes, ocho en total. El pasado 3 de noviembre fueron asesinados tres camioneros argelinos en Bir-Lahlou, en los territorios liberados del Sáhara occidental, cuando cubrían el trayecto desde Nuakchot la capital mauritana a la ciudad argelina de Uargla, por lo que Argel emitió un comunicado donde denunciaba que el “bárbaro bombardeo había sido ejecutado por las fuerzas de ocupación marroquíes en el Sáhara Occidental” para terminar advirtiendo de que el crimen no quedaría impune. El hecho se produce en un momento en que las históricas muy tensas relaciones entre Rabat y Argel se encuentran en un punto de aproximación al de no retorno, lo que ha provocado que muchos analistas consideren que el hecho de que estalle una guerra de gran escala es solo cuestión de tiempo.

Respecto al “incidente” de los camiones, fuentes marroquíes señalan que se produjo cuando los vehículos atravesaron un campo minado con material militar para ser entregado al Polisario. Las agresiones del reino alauita no terminaron allí, sino que, en la extensa declaración del Frente Polisario, también se denuncia que paramilitares marroquíes atacaron en su casa de la ciudad de Bojador, en este momento bajo control de Marruecos, a la militante saharaui Sultana Jaya el pasado día 15. Jaya denunció que fue violada por los efectivos marroquíes en su propia casa, en la que vive junto a su madre y una hermana. La activista ya había denunciado que está siendo acosada desde hace un año, tiempo en que sufrió cinco allanamientos además de impedirle las visitas, sin que medie ninguna resolución judicial.

Argelia, histórica aliada de los saharauis, rompió relaciones diplomáticas con Marruecos el pasado agosto y a fines de octubre cortó el gasoducto Magreb-Europa (GME) que hace veinticinco años abastece a España y Portugal atravesando territorio marroquí, agregando más dramatismo a la situación, que amenaza con encender el Magreb.

Para las Naciones unidas la República Árabe Saharaui Democrática, más allá de sus casi 50 años de lucha, sigue siendo un “territorio no autónomo” a la espera de que se resuelva desde hace décadas el referéndum del Sáhara Occidental para el que acaba de ser nombrado Staffan de Mistura, después de que casi tres años el puesto estuviera vacante.

Teoría sostenida firmemente tanto por los Estados Unidos como por Francia, ya que sus intereses políticos, estratégicos y fundamentalmente económicos con la autocracia de Mohamed VI, los obligan a mantener esa línea al precio de ignorar los derechos de un pueblo.

La llegada de Joe Biden a la Casa Blanca no ha revertido una de las últimas jugadas de su predecesor Donad Trump que en diciembre del 2020 reconoció la autoridad de Rabat sobre los territorios saharauis a cambio de que Marruecos adhiriera a los “Acuerdos de Abraham”,  con lo que consiguió que varias naciones musulmanas establecieran relaciones diplomáticas con el enclave sionista que ocupa ilegalmente Palestina. Además de que el reino alauita es el más importante comprador de armas de África, fundamentalmente norteamericanas y francesas, y uno de los mayores del mundo.

Un horizonte de guerra

Si bien Argelia ha sido un aliado imprescindible para la resistencia saharaui, incluso acogiendo ciento de miles de refugiados establecidos en Tinduf al sur del país, como también lo fue la Libia del coronel Gaddafi, la creciente crisis entre Rabat y Argel no se puede adjudicar únicamente a este apoyo, sino que las raíces del conflicto son todavía más profundas, por lo que las declaraciones argelinas tras la muerte de los tres camioneros a principios de noviembre tienen connotaciones más antiguas y no están montadas en la urgencia de dar respuesta a estos hechos de por sí extremadamente graves.

El conflicto entre ambas naciones, que comparten una frontera de 1.700 kilómetros y que entre las dos importan más del sesenta por ciento de las armas del continente, comienza en 1963 a partir de cuestiones fronterizas tras independizarse de Francia, coyuntura que en todos estos años no ha sido resuelta en lo que se conoció como la “Guerra de las Arenas” y desde entonces las relaciones han sido extremadamente tensas, incrementando esa condición a partir de 1975 en plena competencia por el liderazgo regional, en lo que la cuestión del Sáhara Occidental fue muy bien utilizada por Argel provocando una ruptura de relaciones diplomáticas desde 1976 hasta 1988. En 1994 Argelia cerró la frontera terrestre con Marruecos después de que Rabat impusiera el visado para los argelinos tras las acusaciones de que los servicios secretos argelinos habían estado detrás del ataque contra el hotel Altas Asni de Marrakech, en el que dos turistas españoles fueron asesinados, lo que continuó con la expulsión de argelinos que vivían en Marruecos. El cierre de fronteras técnicamente continúa a pesar de las solicitudes de apertura de Mohamed VI, por lo que el incidente de los camiones y las posteriores declaraciones no son para tomar a la ligera, mucho menos para Europa, que tendría una guerra de proporciones a tiro de piedra de sus fronteras.

Por ahora, más allá del corte de relaciones diplomáticas, Argelia ha tenido una acción casi burocrática exponiendo la situación a las Naciones Unidas, a la Comisión de la Unión Africana, a la Liga Árabe y a la Organización de la Cooperación Islámica (OCI), denunciando a Rabat por emplear armamento avanzado para impedir la libre circulación de vehículos por un “territorio sobre el que no tiene derechos”, asegurando que el ataque lleva “riesgos inminentes para la seguridad en el Sáhara Occidental y toda la región” además de confirmar que “Argelia es capaz de defender a sus ciudadanos y sus intereses en todas las circunstancias”.

Mientras, Marruecos solo ha contestado “que no se dejará arrastrar a una guerra”, más allá de que en la acción demuestra la dirección inversa. Mientras los medios marroquíes, bajo un control absoluto por parte del Estado, iniciaron una campaña contra Argelia.

El pasado sábado 6 en recordación del 46 aniversario del inicio de la Marcha Verde, una impostada toma por parte de Marruecos de los territorios saharauis aprovechando que el dictador Franco agonizaba y ya tenía la complacencia del borbón prófugo y el Departamento de Estado (el orden en realidad es inverso) el monarca Mohamed VI ha dejado claro que para Marruecos el Sáhara es “innegociable”,  al tiempo que amenazó con suspender relaciones comerciales con quienes no reconozcan la “marroquinidad” del Sáhara.

La actual situación entre ambas naciones se encuentra muy lejos de ser resuelta y dados los antecedentes, la posibilidad de una guerra parece estar a la vuelta de la esquina.

Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.