Parece que las relaciones entre Marruecos y España no caen nunca en la monotonía. Ahora que los incidentes en el puesto fronterizo de la ciudad de Melilla estaban llegando a su punto y final tras el encuentro entre el ministro del Interior español, Alfredo Pérez Rubalcaba, y su homólogo marroquí Taieb Cheraqoui, una nueva crisis […]
Parece que las relaciones entre Marruecos y España no caen nunca en la monotonía. Ahora que los incidentes en el puesto fronterizo de la ciudad de Melilla estaban llegando a su punto y final tras el encuentro entre el ministro del Interior español, Alfredo Pérez Rubalcaba, y su homólogo marroquí Taieb Cheraqoui, una nueva crisis se abre después del rechazo, manu militari, por parte de Marruecos de un grupo de 14 activistas españoles vivido el sábado en la ciudad de El Aaiún, en el antiguo Sahara Occidental.
En respuesta a la solicitud del Gobierno español, que pidió explicaciones respecto a estos incidentes, Rabat ha precisado que los activistas españoles tomaron parte en «una manifestación ilegal y no autorizada durante la cual se produjeron enfrentamientos entre los manifestantes españoles y ciudadanos marroquíes». Asimismo, ha añadido que «la intervención de la policía tuvo como único objetivo poner fin a esos enfrentamientos».
El ministro de Comunicación y portavoz del Gobierno, Khalid Naciri, ha acusado a «los partidos españoles enemigos de Marruecos de querer socavar los resultados de la visita de Pérez Rubalcaba a Marruecos, durante la cual proporcionó explicaciones a sus interlocutores marroquíes respecto a los malos tratos de la Guardia Civil española a ciudadanos marroquíes en el puesto fronterizo de Melilla», manifestó.
Por su parte, el partido nacionalista Istiqlal, principal partido del Gobierno marroquí, ha calificado esta manifestación de activistas españoles de «acto de provocación» y ha recordado que los dos ministros de Asuntos Exteriores de ambos países, Tayeb Fassi Fihri y Miguel Ángel Moratinos, habían puesto el acento sobre la necesidad del respeto a las leyes en vigor durante una entrevista telefónica. Asimismo, los jefes y notables de las tribus saharauis han firmado una petición en la que acusan a los 14 activistas de ser los únicos responsables de esta nueva tensión entre Rabat y Madrid.
La versión oficial de los sucesos del sábado pasado la sitúa también como una «provocación», según recoge la prensa marroquí. El relato que hacen los periódicos es que once activistas españoles se agruparon en una avenida de El Aaiún sobre las 18.30 horas, para «exhibir pancartas haciendo apología del separatismo. Entonces se produjo un enfrentamiento con ciudadanos marroquíes, que les reprocharon este comportamiento provocador por parte de extranjeros. Antes de que las fuerzas del orden intervinieran para contener la ira de la gente y llevarlos a comisaría para interrogarlos, dos de ellos fueron trasladados al hospital para atender unas contusiones que no revestían gravedad».
Las relaciones entre los dos reinos vecinos de Marruecos y España, señala un editorialista, «no deben ser secuestradas por grupúsculos pseudorevolucionarios e izquierdistas… sobre todo en un momento en que la unidad del Frente Polisario está a punto de desvanecerse para mostrar la triste realidad, la de una banda de criminales que trafica con los terroristas de AQMI, el movimiento jihadista más sanguinario que existe en la actualidad en la región del Sahel y que acaba de liberar a dos cooperantes españoles con el discreto apoyo de Marruecos».
El autor recuerda, en este sentido, que España es el primer cliente de Marruecos y recibe el 22% de sus exportaciones, así como su segundo proveedor, con el 14% de las importaciones. El volumen de intercambios comerciales entre los dos países sobrepasa los 5.000 millones de euros, es decir, el 25% del volumen de los intercambios entre Marruecos y la Unión Europea.
Fuente: http://www.guinguinbali.com/index.php?lang=es&mod=news&task=view_news&cat=3&id=814