A estas alturas del Conflicto Saharaui, nadie cree que exista ningún argumento para seguir negando al pueblo saharaui su autodeterminación reconocida internacionalmente. Sólo existen criterios económicos, y no de soberanía, para seguir expoliando los recursos naturales del pueblo saharaui (población en su mayoría fuera de su territorio) por parte del estado ocupante marroquí. Aun así, […]
A estas alturas del Conflicto Saharaui, nadie cree que exista ningún argumento para seguir negando al pueblo saharaui su autodeterminación reconocida internacionalmente.
Sólo existen criterios económicos, y no de soberanía, para seguir expoliando los recursos naturales del pueblo saharaui (población en su mayoría fuera de su territorio) por parte del estado ocupante marroquí. Aun así, se sigue bloqueando la aplicación del derecho internacional en el caso saharaui. Está demostrado que las conversaciones entre las partes implicadas son más de lo mismo, es decir, que la parte ocupante marroquí siga «ganando tiempo» para cansar a la ciudadanía.
Llega el momento de volver a contribuir al debate con nuestros trabajos.
La posición de bloqueo que mantienen cuatro países, entra en conflicto con lo que todos los estados miembros de NN.UU votaron, incluidos también estos países, en la resolución de este año todos se mostraron favorables al interes de Naciones Unidas acerca de un referéndum de autodeterminación. Esta situación de «negación de lo evidente» confunde a la ciudadanía que sólo oye hablar del Sahara cuando los medios de difusión deciden publicar «algo» y se hacen eco de las terribles consecuencias que tiene hoy en día expresar públicamente su derecho a la autodeterminación, que no a la independencia.
A pesar de esto, se nos intenta vender un «Marruecos democrático» que solucionaría en gran parte la crisis permanente que vive la sociedad marroquí, agudizada por la estrategia de hacer de «las falsas provincias del sur» causa nacional marroquí, con el handicap que supone para el futuro del estado alauita. Pero la superación de esa crisis la han de conseguir los propios marroquíes con independencia del derecho del pueblo ocupado saharaui, así como desmontar esa falsa monarquía, interesada, ante todo, en mantener sus privilegios religiosos y seguir embaucando a sus súbditos.
Ya han sido tres las rondas de negociaciones realizadas entre las partes, y no han servido para nada. Además, el organismo convocante aplaza los siguientes encuentros por temor al fracaso. Ante la pasividad de NNUU de no hacer efectivas sus propias resoluciones de manera expedita, este aplazamiento ha sido solicitado, sobre todo, por la parte saharaui, porque ante un posible fracaso del nuevo encuentro, no quedaría nada que hablar. Con esta actitud se favorece el fracaso y da visos de legalidad a otra posible solución, que también está recogida en la legislación de las propias NNUU, sólo que nadie desea esta segunda opción, porque significa dolor y muerte.
La incoherencia política que demuestran algunos cargos gubernamentales en sus periódicas referencias al pueblo saharaui y sus derechos, hacen desconfiar a una gran parte de la ciudadanía y refuerza el reconocimiento y apoyo a este pueblo vecino y hermano. Los ciudadanos desearían ver un compromiso serio y no de fachada con este territorio colonizado por el pueblo español: no se puede hacer cómplice a los pueblos de lo que hicieron sus gobiernos y, en el caso Sahara, la huida cobarde y el abandono de obligaciones para con los ciudadanos saharaui, se les vendió por fosfato y pescado y, además, se niega un problema que el mismo estado español creo. (Acuerdo tripartito ilegal)
Las múltiples resoluciones de la Asamblea General de NNUU tampoco han servido para nada, pues Marruecos no reconoce su obligación de obedecerlas, aprovechando ese doble rasero con el que se suelen aplicar las resoluciones y acuerdos de las NNUU. Destacar la demostración del pueblo saharaui de su capacidad de resistir y contener a su ejército, frente a la hambruna residente en los campos refugiados, para seguir trabajando la paz.
Hay un intento por parte de España, Francia, EEUU y Marruecos (y en nuestra tierra con cómplices, cada vez menos ilustres, que han vendido sus argumentos autonómicos al reino de Marruecos) de confundir a los ciudadanos, introduciendo la benevolencia de la autonomía mediante conferencias pagadas de forma muy generosa y estancias aún más generosas, para demostrar al resto de países que Marruecos controla la situación. En realidad, a día de hoy es quien menos la controla diplomáticamente, yendo a remolque del que pudiera aprovechar unas condiciones políticas o económicas privilegiadas futuras. Por ejemplo, Francia: Central nuclear; España: Ceuta y Melilla; EEUU: su futuro energético y la paranoia de su seguridad interior mediante el control exterior. Estos países bloquean el derecho a la autodeterminación, reconociéndolo sus ex-embajadores y enviados especiales al conflicto…. véase Baker, que manifestó claramente su apoyo al derecho a la autodeterminación sin martingalas del pueblo saharaui. Dichas artimañas han surtido efecto por la buena voluntad de los representantes del pueblo saharaui, el Frente Polisario, que ha sabido trasladar a su pueblo que la paciencia es buena estrategia, pero esa paciencia también se le puede acabar al frente y pasar a conseguir por sus medios, lo que cuatro países les niegan.
Pero en época de elecciones hay que votar y es urgente solicitar a los partidos políticos un compromiso serio y creíble de apoyo a la autodeterminación del pueblo saharaui y su posterior acción. Sólo se apoya tibiamente un derecho…. no va mas allá… el resto es trabajo saharaui… si nos vuelven a embaucar ya no es culpa de los otros, es culpa nuestra. Por eso apelamos a la militancia responsable a exigir a sus directivas un mayor compromiso político con este pueblo abandonado por el gobierno español.
No podemos acabar sin felicitar al pueblo saharaui y a sus dirigentes por su 32 aniversario de existencia como país, al menos para 83 países, y como representante único del pueblo saharaui ante las NNUU.
*Manuel de paz Sánchez (ULL), Agustín Millares Cantero (ULPGC), Larosi Haidar (UGR), Carlos Ruiz Miguel (USC), y Sergio Ramírez Galindo (ULPGC) miembros del Grupo Interuniversitario opinión