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Obama en West Point

Más de lo mismo, sin el menor cambio

Fuentes: Rebelión

En su reciente discurso de graduación ante la academia militar de West Point el presidente Barack Obama ratificó la validez de algunos tópicos que anidan en los cimientos mismos de la ideología imperialista norteamericana. Según este discurso, cuyas raíces llegan hasta los propios comienzos de la república, Estados Unidos es un país excepcional, indispensable e […]

En su reciente discurso de graduación ante la academia militar de West Point el presidente Barack Obama ratificó la validez de algunos tópicos que anidan en los cimientos mismos de la ideología imperialista norteamericana. Según este discurso, cuyas raíces llegan hasta los propios comienzos de la república, Estados Unidos es un país excepcional, indispensable e irreemplazable. Está llamado a liderar el mundo, porque si abdica de esa responsabilidad nadie podrá suplantarlo y el resultado será el caos. El burdo maniqueísmo de esta concepción afirma que o hay un orden comandado y modelado por Washington o, en caso contrario, el mundo se sumerge en el horror de un violento y generalizado desorden hobessiano, desencadenando una feroz lucha de todos contra todos. Subyace a esta formulación la idea de que hay un «Destino Manifiesto», presuntamente resuelto por Dios, que le otorga a Estados Unidos una misión única e indivisible en el mantenimiento de la libertad, la justicia, la democracia, los derechos humanos y la paz en todo el planeta. Esta idea mesiánica fue muy apropiada porque sirvió para justificar el despojo de las tierras de los pueblos originarios de América del Norte, la guerra con México y la anexión de Texas y, posteriormente, el inicio de la expansión extracontinental del imperio comenzando por el Caribe con la anexión de Cuba y Puerto Rico, siguiendo con Filipinas en el Pacífico y, después de la Segunda Guerra Mundial, extendiendo los confines del informal imperio norteamericano a lo largo y a lo ancho de todo el globo.

Esta beatífica visión reafirmada por enésima vez por el actual ocupante de la Casa Blanca no resiste el menor análisis. No creemos necesario desarrollar aquí un argumento que se encuentra en la obra de innumerables críticos de la política exterior de Estados Unidos, desde Mark Twain a Noam Chomsky, Gore Vidal y Howard Zinn. Hace ya unos años uno de los más prominentes pensadores del imperio, ya fallecido, Samuel P. Huntington, se preguntaba qué otro país, salvo el caso excepcional de Estados Unidos, podía hacer cosas tales como «presionar a otros países para adoptar valores y prácticas norteamericanas en temas tales como derechos humanos y democracia; impedir que terceros países adquieran capacidades militares susceptibles de interferir con la superioridad militar norteamericana; hacer que la legislación norteamericana sea aplicada en otras sociedades; calificar a terceros países en función de su adhesión a los estándares norteamericanos en materia de derechos humanos, drogas, terrorismo, proliferación nuclear y de misiles y, ahora, libertad religiosa; aplicar sanciones contra los países que no conformen a los estándares norteamericanos en estas materias; promover los intereses empresariales norteamericanos bajo los eslóganes del comercio libre y mercados abiertos y modelar las políticas del FMI y el Banco Mundial para servir a esos mismos intereses […]; forzar a otros países a adoptar políticas sociales y económicas que beneficien a los intereses económicos norteamericanos; promover la venta de armas norteamericanas e impedir que otros países hagan lo mismo […]; categorizar a ciertos países como ‘Estados parias’ o delincuentes y excluirlos de las instituciones globales porque rehúsan a postrarse ante los deseos norteamericanos». (Ver su «The lonely superpower», en Foreign Affairs, Vol. 78, Nº 2, marzo-abril de 1999, pág. 48)

Como puede comprobarse, el listado de cosas que Washington hace en relación a terceros países es impresionante y por ello la respuesta a la retórica pregunta de Huntington tenía, y tiene, una única posible contestación: nadie. Nadie más puede hacer eso. Por eso este autor y antes que él una larga lista de gobernantes, políticos y mandarines imperiales de Estados Unidos adhieren a la noción del excepcionalismo norteamericano o, como lo recordara la secretaria de Estado de Bill Clinton, Madeleine Albright, como «el país indispensable». Y es cierto, es un país indispensable, como ahora lo ratificó Obama, aunque no para lo que ellos piensan y pregonan -promover la libertad, los derechos humanos, la democracia- sino exactamente para lo contrario, para sostener la estructura imperialista del actual (des)orden mundial. El mensaje que el inverosímil Premio Nobel de la Paz transmitió a los cadetes en su ceremonia de graduación de West Point omitía toda referencia al siniestro papel que Estados Unidos ha venido desempeñando en la arena internacional para subraya, en cambio, la visión autocomplaciente que se necesita para cometer toda clase de crímenes y tropelías y poder conservar una cierta tranquilidad de conciencia.

Sería largo y no es esta la ocasión para emprender una meticulosa refutación del discurso del «excepcionalismo» norteamericano. Además, como decíamos más arriba, hay numerosos estudiosos que ya lo han hecho dentro mismo de Estados Unidos a los cuales agregaré, al final de esta nota, una breve lista de autores latinoamericanos que también trataron este tema. Por ahora me limitaré tan sólo a aportar algunas imágenes que desnudan con conmovedora elocuencia las falacias del discurso imperial. ¡Vamos a las imágenes!

Japón 1945 recibe una lección de democracia: dos ciudades (Hiroshima y Nagasaki), sin guarniciones militares e indefensas son reducidas a cenizas y escombros. Número estimado de víctimas: 250.000. El mayor ataque terrorista jamás registrado en la historia de la humanidad.

Vietnam, 1964-1975: once años de bombardeos. Víctimas estimadas: 3.000.000

Bombardeo indiscriminado con napalm en aldeas campesinas.


Ejecución sumaria de personas «sospechosas» de ser miembros del Vietcong

Bombardeo a mansalva, para destruir el país y su gente. Sobre Vietnam se descargaron 4 veces más bombas que durante toda la Segunda Guerra Mundial, un total de unas 10 millones (contando las aéreas y las de artillería) y 55.000 toneladas de agentes defoliantes (tanto napalm como Agente Naranja) lo que destruyó la quinta parte de las regiones selváticas al paso que muchas zonas de cultivo quedaron contaminadas o llenas de cráteres y bombas sin estallar y el agua se contaminó con residuos químicos de todo tipo.

Irán: golpe de estado contra Mohammad Mosaddegh. La CIA reconoció en material desclasificado que urdió el golpe de 1953, junto con el MI6 británico, para acabar con un gobierno que afectaba los intereses de las compañías petroleras.


Guatemala, 1954: golpe de estado contra Jacobo Arbenz. Número estimado de víctimas de la violencia política desatado desde entonces: 300.000


Repudio a Arbenz en Esquipulas, acusando de «comunista»


¡Imperdonable! Arbenz promovió la reforma agraria y afectó los intereses de la United Fruit

Cuba: 55 años de bloqueo, agresiones y sabotajes. ¡No hay un caso semejante en la historia de la humanidad!

Indonesia: el Plan Yakarta, una de las mayores masacres de la historia, según la propia CIA. Cacería indiscriminada y asesinato de comunistas, y golpe contra Sukarno. Número mínimo estimado de víctimas: 500.000. En la foto, Ronald Reagan recibe a Suharto, uno de los mayores criminales de la historia.

Fusilamiento de campesinos acusados de comunistas

Indonesia: parientes de las víctimas buscando muestras para encontrar el ADN entre los cráneos de los fusilados

Chile: conspiración y golpe de estado contra el gobierno de Salvador Allende


Bombardeo e incendio del palacio presidencial «La Moneda»

Plan Cóndor: coordinación para la represión en el Cono Sur, bajo la dirección del gobierno de Estados Unidos y el especial protagonismo de Henry Kissinger.


Kissinger junto a su admiradora y precandidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Hillary Clinton.


Aquí, con Jorge Rafael Videla, el dictador argentino.


Con Augusto Pinochet, el dictador chileno.

Fuerte lazos con la cúpula golpista brasileña, vía su amigo Antonio Azeredo Da Silveira


«Kissinger trae consigo perspectiva histórica y una amplia experiencia» (Sandy Berger, ex asesor en temas de seguridad nacional del presidente progresista Bill Clinton)

¿Y el TIAR y la «solidaridad hemisférica»? Estados Unidos ofreció el apoyo logístico y satelital que le permitió al Reino Unido hundir el crucero General Belgrano, que se encontraba fuera de la zona de exclusión de las Islas Malvinas. Murieron en ese ataque 323 jóvenes marineros argentinos.

Esta mesiánica nación, exaltada en el discurso de Obama, ha perpetrado una interminable lista de asesinatos políticos. Aquí apenas unos pocos:

Patrice Lumumba: asesinado en el Congo en 1961. La ejecución fue explícitamente ordenada por la CIA mediante una «Acción Ejecutiva». El agente de la CIA en el Congo era el espía Frank Carlucci, quien luego sería Vice Director de la CIA y Secretario de Defensa de Ronald Reagan. Jamás se hallaron los restos de Lumumba, que se sospecha fueron dinamitados.


El «guerrillero heroico»en Bolivia, 1967: herido en combate, apresado y cobardemente asesinado. La operación contó con el asesoramiento de los Rangers del Ejército de EEUU.


El brutal linchamiento de Gadaffi, cuya noticia provocó la carcajada de Hillary Clinton, por entonces Secretaria de Estado de Obama. Puede verse en YouTube. (https://www.youtube.com/watch?v=Fgcd1ghag5Y )

Dos sospechosos accidentes aéreos en 1981, que terminaron con la vida de dos presidentes considerados poco amigables con los EEUU

Restos del avión accidentado en el que perdió la vida el presidente panameño Omar Torrijos


Restos del avión en el que perdió la vida el presidente ecuatoriano Jaime Roldós (Ver sobre esto el libro de John Perkins: Confesiones de un gangster económico)

Estados Unidos invadió la República Dominicana en 1965. Para impedir la creación de una «segunda Cuba» y la fundación de una democracia luego de la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo la Casa Blanca despachó 42.000 marines y soldados a la Isla. Vale aclarar que la de Trujillo ha sido considerada por muchos estudiosos como la más brutal de todas las tiranías que Washington promovió en Centro América y el Caribe, entre las que sobresalen las de Machado y Batista en Cuba, la de los Somozas en Nicaragua, Hernández Martínez en El Salvador, Carías Andino en Honduras, Ubico y Castillo Armas en Guatemala, Gómez y Pérez Jiménez en Venezuela, Laureano Gómez y Pinilla en Colombia, y Duvalier en Haití.


Clase práctica de consenso democrático entre el invasor y un dominicano

Llevando la democracia al mundo: en Ucrania, apoyando a los golpistas neonazis


Victoria Nuland, Secretaria de Estado Adjunta para Asuntos Euroasiáticos distribuyendo alimentos a los sediciosos de la Plaza Maidan en Kiev. (Por supuesto, esto no debe interpretarse mañosamente como una intervención de Estados Unidos en asuntos de terceros países … )


Desfile de la «oposición democrática» aliada a la OTAN y EEUU en Kiev


Pacíficos militantes democráticos ucranianos preparándose para tomar el poder por asalto con el beneplácito de Estados Unidos.

Llevando la democracia a Siria: esto pasó en Aleppo, ciudad que era un patrimonio histórico de la humanidad

Barrio residencial, antes y después de la llegada de los portadores de la democracia y los derechos humanos a Siria.


Otra vista de Aleppo


Mercenario de la OTAN-EEUU ejecutando soldados sirios

En Venezuela: sabotajes, violencia y guarimbas para acabar con la Revolución Bolivariana, a cualquier precio. Si en Ucrania el plan «salió bien» ¿por qué no intentarlo en Venezuela?


Dos ejemplos de como actúa la «oposición democrática pacífica» en la República Bolivariana de Venezuela

La «lucha contra el terrorismo» por los Estados Unidos


Los cinco luchadores antiterroristas cubanos: ¡a la cárcel, acusados de terroristas!



Luis Posada Carriles y Orlando Bosch: terroristas y asesinos, ambos en libertad gozando la protección de Washington en Estados Unidos. (Bosch murió en 2011, a los 85 años, y el Miami Herald en su nota cronológica lo describió como un «prominente militante del exilio cubano.») Posada, como tantos otros, continúa amparado por las autoridades norteamericanas.

Defensa de las libertades públicas en el país «irreemplazable y excepcional».


Julian Assange y Edward Snowden: perseguidos y asilados por decir la verdad y revelar la siniestra conspiración orquestada por las agencias de seguridad de EEUU. Pese a ello la Casa Blanca cree que puede dar lecciones de libertad de prensa y expresión al resto del mundo.

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Materiales de consulta, para seguir profundizando en el tema

En primer lugar, se sugiere consultar la monumental obra de Gregorio Selser, Cronología de las intervenciones extranjeras en América Latina (1776-1945) (México DF: UNAM/UOM/UAM-Azcapotzalco, 1985)

Ver asimismo (ordenadas por estricto orden alfabético) :

Atilio A. Boron, América Latina en la Geopolítica del Imperialismo (Buenos Aires: Ediciones Luxemburg, 2012)

Atilio A. Boron y Andrea Vlahusic, El lado oscuro del imperio. La violación de los derechos humanos por Estados Unidos (Buenos Aires: Ediciones Luxemburg, 2009)

Stella Calloni , Operación Cóndor: pacto criminal (La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 2006)

Patricia Galeana, Cronología iberoamericana 1803-1992 (México DF: Fondo de Cultura Económica, 1993).

Eduardo Galeano, Las venas abiertas de América Latina (Siglo XXI: México, 1971)

José Luiz Méndez Méndez, Bajo las alas del Cóndor (Buenos Aires: Cartago, 2007)

Marcos Roitman, Tiempos de oscuridad. Historia de los golpes de Estado en América Latina (Madrid: AKAL, 2013)

John Saxe-Fernández, Terror e Imperio (México, DF: Arena Abierta, 2006)

Luis Suárez Salazar, Madre América. Un siglo de terror en América Latina (La Habana: Ocean Sur, 2005)

Fuente original: http://www.atilioboron.com.ar/2014/06/obama-en-west-point-mas-de-lo-mismo-sin.html

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.